Enlace Judío México e Israel – El 1ero de agosto de 1936 los juegos se inauguraron en Berlín, la antorcha olímpica se encendió y Hitler dio el discurso inaugural ante 100 mil espectadores que lo escucharon con fervor.

3 mil 963 atletas se prepararon y las competencias iniciaron, la delegación alemana era la más numerosa de todas, sus 348 atletas representaban con orgullo esa raza aria que tanto Hitler quería preservar.

Para aplacar posibles críticas negativas, las autoridades alemanas permitieron que Helene Mayer, deportista judía, representara a Alemania en las competencias de esgrima, Helene lo hizo y dio para su país una medalla de plata, al momento de recibir su presea Helene hizo el saludo nazi a pesar de que desde 1935 había sido deportada por ser judía a los Estados Unidos.

Pero sin duda, el atleta que más llamó la atención fue el atleta norteamericano Jesse Owens, Owens era afroamericano y su raza molestaba bastante al autoritario mandatario, pero lo que molestó a Hitler aún más fueron las 4 medallas de oro que el atleta logró ganar. Tal parecía que la raza aria no era tan superior como Hitler la consideraba.

Las olimpiadas se llevaron a cabo de un modo tan bien organizado que se ganaron el halago de toda la prensa internacional, lo que dio a pensar que ese mandatario llamado Adolfo Hitler no era tan negativo para el país como muchos creían.

El 16 de agosto de 1936 las olimpiadas de Berlín terminaron, la gente regresó a sus hogares y los periodistas terminaron sus dos semanas de extenuantes jornadas laborales.

El terror de Hitler estaba por continuar, tres años más tarde el mundo comprobaría que aquella Alemania no era en lo absoluto amigable, el más oscuro capítulo de la historia estaba por iniciar.

 

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