Enlace Judío – En 1933, tras ganar las elecciones libres, y convertirse en canciller de Alemania, Adolf Hitler confirió a Núremberg el rol de sede de las conferencias del partido nazi. Ahí se aprobaron las famosas leyes raciales anti-judías de 1935. La elección de Núremberg como ciudad fetiche de los nazis se debió a la veneración de Hitler por la ópera de Wagner Los maestros cantores de Núremberg.

PEDRO BELTRÁN GÁMIR, PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN EUROPEA DE ABOGADOS

La obertura de la ópera fue la música elegida por Hitler para que sonara mientras los judíos eran gaseados en Auschwitz y otros campos de concentración. Los maestros cantores fue la última ópera que escuchó Hitler antes de invadir Polonia e iniciar la Segunda Guerra Mundial. Fue en Bayreuth en vivo en el Festival Wagner un mes antes de que estallara la guerra. Le acompañaba Winifred Wagner, la esposa del fallecido hijo de Wagner, Sigfried Wagner. Hitler, para los nietos de Wagner, Wieland y Wolfgang, era el tío Adolf. Tuvo una relación estrecha y paternal con ambos.

Hitler relata en su libro autográfico Mi Lucha que escuchar Lohengrin con doce años de edad le cambió la vida. Desde entonces, hasta su suicidio, fue un fanático wagneriano. Fue precisamente Winifred, la esposa del hijo de Wagner, quien le ayudó para escribir Mi lucha suministrándole en la cárcel el papel y material necesario. Winifred se enamoró de Hitler, estando casada con el hijo de Wagner, el primer día que le vio y seguía enamorada de él 30 años después de su muerte como se refleja en una entrevista televisiva de 1975.

Núremberg está a solo 80 kilómetros de Bayreuth, el templo sagrado wagneriano. A Hitler le apasionaba el tema de la historia medieval de la ópera de Wagner que retrata a Hans Sachs, un poeta zapatero, personaje histórico real, y la cofradía de artistas con los que trabajaba. La ópera termina con alabanzas a lo alemán y al sagrado arte alemán y ensalza la superioridad de Alemania sobre los demás pueblos.

Desde la llegada de los nazis al poder todos los congresos del partido se celebraron en Núremberg y todos los años el Teatro de la Opera de Núremberg ofrecía durante los congresos Los maestros cantores de Núremberg con los mejores cantantes y músicos de Alemania. Las funciones eran supervisadas por Hitler personalmente.

Tras declarar Hitler la fundación del Tercer Reich en 1933 se representó como principal acto de celebración Los maestros cantores en la Staatsoper de Berlín, el teatro que desde 1991 dirige el israelí Daniel Barenboim, el mejor interprete vivo de Wagner. Paradojas de la historia, un ciudadano de Israel, el Estado que tanto contribuyo Hitler a crear, dirige la ópera de Berlín y es el mejor wagneriano del momento.

Los maestros cantores regresaron triunfalmente a su ciudad en 1935. La música de la ópera dominaba la película propagandística nazi El triunfo de la voluntad de Leni Riefensthal en la que aparecían imágenes del congreso nazi de 1934 con más de 700,000 militantes nazis como “extras”. El tema de la película es el regreso de Alemania a la categoría de potencia mundial con Hitler como mesías que devolverá la gloria a la nación.

Fue entonces cuando se publicaron las leyes de Núremberg, una serie de normas de carácter racista y antisemita aprobadas en dicha ciudad en el congreso anual del partido nazi el 15 de septiembre de 1935. Estas leyes fueron redactadas por el jurista y político Wilhelm Frick como ministro del Interior del Reich. El objetivo era impedir que los judíos se relacionaran con los alemanes. Fueron el comienzo de la discriminación y persecución de los judíos en Alemania.

Las leyes más significativas fueron  la “Ley de ciudadanía del Reich” y la “Ley para la protección de la sangre y el honor alemanes”, ambas del 15 de septiembre de 1935. El objetivo fundamental era preservar la aricidad del pueblo alemán y expulsar a los judíos. La ley prohibía los matrimonios entre alemanes y judíos e incluso las relaciones sexuales.

Dado que Hitler creía que las relaciones sexuales siempre eran iniciadas por los hombres, solo éstos podían ser procesados por incumplir las prohibiciones sexuales que establecían estas leyes. Tanto judíos como individuos “de sangre alemana” podían ser castigados con penas de hasta quince años de prisión por cometer ese nuevo delito denominado Rassenschande (que puede traducirse como “corrupción racial”).

Entre las actividades que se prohibían a los judíos estaba la de ser abogados. Otras curiosas prohibiciones para los judíos eran las de tocar en una orquesta sinfónica o tener perros. Curiosamente Hitler era un gran admirador de la música y siempre tuvo perros.

Para que la policía pudiera identificarlos fácilmente, se estableció que todos los judíos varones que no tuvieran un nombre propiamente judío pasasen a llamarse “Israel“, y las mujeres, “Sara”. De esta forma si alguien se llamaba Robert pero era judío se le cambiaba el nombre a Israel.

Los nazis clasificaron como judíos a miles de personas que se habían convertido del judaísmo a otra religión, entre ellos monjas y sacerdotes católicos y pastores protestantes cuyos abuelos habían sido judíos.

En los juicios a los criminales nazis, el autor de las leyes Wilhelm Frick fue condenado y ejecutado. Cuando los aliados decidieron celebrar los juicios a los criminales nazis la ubicación fue obvia, Núremberg. La culpa la tuvo una de las mejores óperas de la historia, Los maestros cantores de Núremberg de Wagner.

 


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