Enlace Judío – El fracaso de Benjamín Netanyahu en el diseño de una coalición gubernamental bajo su liderazgo después de 4 torneos electorales abre camino al ascenso de una nueva generación de políticos en Israel.
JOSEPH HODARA
Figuras como Naftali Bennett, Yair Lapid, Ayelet Shaked y Gideon Saar frisan los 50 años de edad en contraste con Bibi y no pocos de sus íntimos adeptos que se acercan a los 70.
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Algunos de ellos conocen de cerca —directa u oblicuamente— las últimas innovaciones de la cibernética y albergan superior sensibilidad a la índole de los cambios estructurales que hoy se verifican en el mundo.
En este último tema se distingue el caso de Nir Barkat, activista del Likud, quien durante diez años (2008-2018) fue alcalde de Jerusalén y es considerado el político de mayor fortuna del país derivada de aventuras tecnológicas y financieras, fortuna que habría acumulado antes de asumir sus funciones.
En estos términos le sigue Naftali Bennet quien conforme al actual juego político podría convertirse en el primer ministro del país. Cabe agregar que a alguna distancia de ellos y en cuanto a ingreso personal se encuentran Ehud Barak y el propio Netanyahu por razones desiguales.
Cabe agregar que también entre los líderes de la creciente minoría árabe del país —esta ya supera el 20% de la población— se percibe un cambio generacional además de ideológico. Es el caso de Mansour Abbas quien frisa los 47 años.
Con sus actuales 4 escaños en la Knesset, Abbas se ha convertido en el factor determinante de cualquier coalición gubernamental.
En contraste, ligeros son los cambios en la élite ortodoxa donde aún domina el respeto formal a rabinos y políticos de superior edad.
No pocos de ellos dependen del respaldo económico de terceros. Circunstancias que podrían acentuar las distancias ideológicas y personales que hoy se conocen.
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