Enlace Judío México e Israel – Chuetas es como se autodenomina un grupo de descendientes de judíos mallorquines conversos que han conservado conciencia colectiva de su origen, por ser portadores de uno de los 15 apellidos que los identifican y que, hasta hace pocas décadas, los estigmatizaban.

Este grupo ha practicado durante cinco siglos una estricta endogamia que suma hoy en día unos 20 mil descendientes, localizados únicamente en la isla de Mallorca, en el archipièlgo de Baleares (España).

Esta denominación, se documenta por primera vez en torno a los procesos inquisitoriales iniciados en 1688, como expresión usada por los propios procesados, y cuya etimología es discutida, aunque una de las hipótesis más aceptadas es que proviene del catalán juetó, diminutivo de judío (jueu).

También se les ha denominado “del carrer del Segell” (de la calle del Segell), por la calle homónima de la cual tomó nombre el barrio donde vivían concentrados, y también “del carrer”, por reducción de la expresión anterior.

En tiempos modernos se ha querido relacionar con la calle de la Argenteria que actualmente es la calle chueta por excelencia, donde, hasta hace poco, se concentraba la mayoría de los residentes en la ciudad capital de la isla, Palma,  que toma el nombre de uno de los oficios más característicos del grupo, la platería.

A pesar de su origen autodenominativo, a partir de los mencionados procesos inquisitoriales, pasó a ser una palabra ofensiva.

Los apellidos considerados chuetas son Aguiló, Bonnín, Cortès, Fortesa/Forteza, Fuster, Martí, Miró, Picó, Pinya/Piña, Pomar, Segura, Tarongí, Valentí, Valleriola y Valls, aunque los registros de conversos documentan más de 330 apellidos entre los acusados y condenados de judaizar.

Algo que llama la atención es que en Mallorca también abundan apellidos de procedencia claramente judía, pero que no son considerados descendientes de hebreos, ni chuetas (por ejemplo: Abraham, Amar, Bofill, Bonet, Daviu, Duran, Homar, Jordà, Maimó, Salom, Vidal, etc.). La historia de aislamiento social de los chuetas también ha sido corroborada a través de análisis genéticos.

La historia antigua de este grupo no difiere mucho de la de otros habitantes judíos de la Península, cuya estancia de siglos se vería trastocada a partir de 1391, con el asalto a las juderías, y la conversión de los restos de la comunidad judía de Mallorca, en 1435.

En 1488 llegaron a Mallorca los primeros inquisidores del nuevo tribunal instituido por los Reyes Católicos, cuyo objetivo central fue la represión del criptojudaísmo, con ajusticiamientos públicos. A pesar de ello, persistió un pequeño grupo de conversos con una parte significativa de sus miembros practicando clandestinamente el judaísmo.

Alrededor de 1640, los descendientes de conversos gozaron de un fuerte ascenso económico y comercial, creando compañías mercantiles complejas, incluyendo el comercio exterior que les permitió establecer contactos con comunidades judías extranjeras, especialmente de Livorno, Roma, Marsella y Ámsterdam, mediante las cuales los conversos lograron acceder a literatura judaica.

Ello posiblemente despertó envidias y denuncias a la Inquisición que desembocaron en 1691 en un largo proceso durante tres años, que acabó condenando a ochenta y ocho personas: 45 asesinadas por estrangulación (garrote vil), 5 quemadas en efigie (por haber ya fallecido), 3 calcinados sus huesos y 37 asesinadas, entre ellas tres quemados vivos, en presencia de unas treinta mil personas que asistieron a los autos de fe.

Muchos de sus descendientes se han reconvertido al judaísmo en la última generación.

* El autor es Director de Radio Sefarad


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