Enlace Judío.- A la Mesa del Parlamento de las Islas Baleares, el Grupo Parlamentario Popular presentó la iniciativa “Reconocimiento de los descendientes de los judíos en Mallorca”.

El autor de la iniciativa es el diputado Juan Manuel LAFUENTE I MIR y la misma consiste en una proposición no de ley,  basada en los Artículos 181 y siguientes del Reglamento del Parlamento de las Islas Baleares.

La iniciativa se presentará a debate en la Comisión de Asuntos Sociales, Derechos Humanos y  Deportes.

Contenido de la iniciativa:

La historia de los judíos en Mallorca data del siglo V, con la carta del Obispo Severo. Los judíos son considerados de los mallorquines más antiguos.

Pero la historia y la memoria de los judíos mallorquines arranca en 1391, cuando el 2 de agosto el Call de Ciudad de Mallorca fue asaltado y en el asalto murieron 300 judíos en una ciudad de 50.000 habitantes.

Cabe resaltar la conversión forzada de los judíos que no habían sido asesinados ni huido (1435), que fueron muchos. A partir de aquí ya sólo se puede hablar de conversos y, entre ellos, judaizantes y no judaizantes.

Unas 300 familias criptojudías se fueron asimilando hasta quedar un pequeño reducto, en gran parte convertidas en víctimas de los autos de fe de 1691-93.

Quedaron estigmatizados 15 apellidos, aunque eran muchos más. Son los chuetas, una comunidad despreciada y marginada hasta mitad del siglo XX y, aún ahora, siguen siendo víctimas de ciertas discriminaciones.

No podían desempeñar oficios militares, ser administradores públicos, montar a caballo y otras normas. En algunas iglesias de la Part Forana se les hacía sentar apartados de los demás fieles. La endogamia y la focalización por parte del poder preservó el gueto y favoreció la discriminación.

Eran un mundo aparte, los parias de la sociedad mallorquina, pese a su empuje comercial, empresarial y artístico. Muchos llevaban una doble vida: católicos de puertas afuera pero con raíces judías de puertas adentro.

En muchos pueblos había un “hombre bueno” chueta al que a veces llamaban “el rabino” y que actuaba de mediador en los conflictos.

Conservaban como podían las tradiciones de sus mayores, no todas de carácter religioso.

Muchos emigraron por no poder soportar tanta mezquindad. Estamos hablando de un proceso histórico que duró más de 5 siglos. No se pueden buscar los restos de todos ellos, pero quedan muchos chuetas vivos, lo que los convierte en una parte importante de la historia y la memoria de Mallorca.

Durante la Guerra Civil y años posteriores circuló una lista de los 15 apellidos chuetas que fueron objeto de acoso y discriminación. El obispo Miralles se enfrentó con los instigadores de esta campaña y con el poder establecido. Muy importante también fue la lucha de algún chueta ilustrado que desde la propia Administración actuó para apoyar a su gente. La figura de Gabriel Cortés -que en la década de los 40 escribió un libro sobre el tema, “Los judíos mallorquines y sus descendientes cristianos”, que no vería la luz hasta muchos años después- podría haber sido también de capital importancia para presionar a los partidarios de las persecuciones y discriminación de los chuetas.

En una frase que lo resume todo se puede decir que en Mallorca los chuetas entre 1391 y finales del XIX, fueron perseguidos y discriminados y esta situación no ha sido públicamente reconocida.

Actualmente quedan en Mallorca unas 20.000 personas pertenecientes a este colectivo que, después de siglos de marginación, se enfrentan ahora al peor enemigo: el olvido, la asimilación que no quisieron sus antepasados.

Desde la década de los 90 se ha producido un movimiento entre los chuetas de acercamiento a su identidad. Son los que ahora reclaman ser incluidos en las normas que reconocen discriminaciones, olvidos y marginaciones de carácter histórico.

En los últimos 15 años se ha avanzado mucho. Algunos chuetas han vuelto a la fe judaica y en la junta directiva de la Comunidad Judía de Baleares existen miembros chuetas.

En 2011, una autoridad rabínica competente dictaminó que los descendientes de judíos conversos de Mallorca son Benei Israel, es decir, miembros del Pueblo Judío, un concepto general que abarca mucho más que el aspecto religioso, pero no es este el lugar para abordarlo.

En 2015, a petición de una entidad israelí, el Gobierno de las Islas Baleares organizó un tímido acto
de desagravio en el que el presidente Antich aceptó la propuesta de que la historia de los chuetas formara parte de la enseñanza oficial en las escuelas de las Islas. Nada más se ha sabido del tema.

Existe una larga historia de muertes, deportados, maltratados, marginados, etc, que ahora mismo sólo tiene una connotación cultural o religiosa para sentirse parte activa -hasta donde quieran- de la minoría que son.

Quieren cultivar la memoria del pasado, recuperar su parte de la historia todavía escondida – que es mucha- y enaltecer la pujanza de su identidad. La orfebrería, la cocina, la literatura y el arte de Mallorca no pueden entenderse sin la aportación de los chuetas, así como la defensa de nuestra lengua en el movimiento conocido como “La Reinaixença” (El Renacimiento). Participan en encuentros nacionales e internacionales sefardíes, pero no tienen una mínima estructura civil que les apoye o les ofrezca oportunidades. Algunos han recorrido medio mundo contando la desdichada historia de los judíos de Mallorca pero lo han hecho siempre por su cuenta o amparados en el patrocinio de entidades ajenas a
la isla.

A todos los efectos, el único representante del Pueblo Judío en Baleares es la Comunidad Religiosa, que pertenece como miembro de pleno Derecho a la Federación de Comunidades Judías de España.

Consideramos que esta comunidad debe participar también en el mundo civil como judíos que son y carecen de la conexión con las autoridades de las Islas más allá de actos puntuales.

Consideramos que la historia de este amplio colectivo, quizás en peligro de extinción, también es historia y memoria de esta tierra. También habría que estudiar la posibilidad de darles amparo normativo.

La Proposición no de Ley presentada por el Grupo Parlamentario Popular consta de lo siguiente:

  1. El Parlamento de las Islas Baleares reconoce públicamente que históricamente se ha producido una grave injusticia de marginación y discriminación con los descendientes de origen judío.
  2. El Parlamento de las Islas Baleares reconoce las importantes aportaciones a la economía, a la cultura, el arte, y en el conjunto de la sociedad que han aportado las generaciones de descendientes de origen judío.
  3. El Parlamento de las Islas Balears, insta al Gobierno de las Islas Baleares, para que:
  4. a) Promueva la ejecución de estudios históricos que permitan conocer, divulgar y conservar el legado de la contribución de los descendientes de origen judío al conjunto de nuestra comunidad.

b) Estudie la posibilidad de que este colectivo sea reconocido y amparado en una norma con rango de ley.

c) Elaborar material didáctico para que pueda estudiarse la historia de este colectivo en los centros de enseñanza de las Islas. En este sentido se deberá crear y constituir una comisión de expertos que introduzcan en los planes de estudio de la Conselleria de Educación el conocimiento de la presencia de los judíos mallorquines y sus descendientes en todos los ámbitos.

d) Establecer el día 5 de mayo -aniversario del Auto de Fe de 1691- como día dedicado a la memoria de todos los descendientes de judíos conversos de Mallorca, con la celebración de actos institucionales de memoria y desagravio.

La firman Juan Manuel LAFUENTE Y MIR  y Antonio COSTA Y COSTA, portavoz este último del Grupo Parlamenterio Popular.

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