Enlace Judío – Shtisel es el apellido de la familia ultra religiosa que vive en Mea Shearim. La serie cuenta la historia cotidiana de una familia ultra religiosa que vive en un mundo aparte, diferente al modus vivendi del resto de los israelíes.

Esta serie que se exhibió últimamente en Netflix cuenta con detalle la vida de esta gente que se viste y se comporta de una forma diferente al resto de la población israelí.

Parece que ellos siguen viviendo en los shtetl de Europa de antes de la Segunda Guerra Mundial. No participan en el mundo que los rodea ni comulgan con su idiosincrasia; la política del país no les concierne y viven aislados en su mundo.

¿Por qué ha impactado tanto la serie Shtisel en el mundo laico?

Esta serie no solamente ha impactado en la población judía mundial sino en todos aquellos que pudieron verla en las pantallas de su televisor.

Para ellos, ver la televisión está prohibido, sin embargo, la madre de Shulem, que esta recluida en un asilo de ancianos, si la ve y se muestra entusiasta con los acontecimientos que cuenta la televisora.

Cuando su hijo Shulem, un rabino sexagenario, revisa su libro de rezo, encuentra un papel donde están mencionados los nombres, no solo de sus hijos, sino de los personajes de la televisión.

Me sorprendió que la madre de Shulem sea aficionada a ver los programas de televisión porque esto es algo prohibido para los ultraortodoxos. Las transgresiones de la familia Shtisel son varias.

Akiva es el personaje principal de la serie, él es un joven soltero cuya familia está desesperada con que se case y forme un hogar. Akiva conoce a varias mujeres que le presenta la casamentera (aquella que se dedica al encuentro de parejas de jóvenes para unirse en matrimonio).

Se le presentan varias jovencitas, sin embargo, él prefiere a una viuda de mayor edad que él. Por fin encuentra en una prima, la hija del hermano de su padre, al amor de su vida, se casa y tienen una hija.

La serie se reanuda después de varios años. En Israel se exhibió la primera parte en 2013 y termina en la época actual. Vemos de nuevo a Akiva con una hija de meses y viudo. Su esposa ha muerto.

Akiva está desesperado por la falta de la mujer que ha amado y de la hija que tuvieron juntos, quiere seguir viviendo con su hija, pero la sociedad donde vive se lo impide y llega a tal punto en que el gobierno le quita a su hija por haberla descuidado en una borrachera.

De repente Akiva regresa a la casa de su padre sin ninguna ilusión, quiere, a como dé lugar, recuperar a su hija, entonces trama un plan con una mujer que le vende sus cuadros para que se case con ella falsamente y así recobrar a su hija.

Lo logra, pero la mujer encuentra en Akiva un hombre que al principio quiere ayudar para resolver su situación, pero de pronto se enamora de él.

La serie termina con un final feliz. La sobrina de Akiva logra tener una hija sana y salva a pesar de tener una ínfima esperanza de sobrevivir y su tío, padre de la primera esposa de

Akiva, se casa con la mujer a quien ama.

¿A caso la familia Shtisel vive en un mundo completamente aislado?

En la vida de un Israel sionista ven a los religiosos vestidos de negro con sombrero y Payot como seres extraños a los que no les tienen simpatía y comprensión porque ve en ellos el motivo de que el pueblo judío haya sido discriminado en los países en los que ha vivido que los califican como seres extraños.

En la vida real, el autor de la serie no reconoció a un compañero y amigo íntimo al encontrarlo en un autobús vestido de la manera de los ultraortodoxos con sombrero, vestimenta negra, barba y Payot. Fue ignorado completamente. Y esto es como ven los sionistas (laicos) a los jaredíes (ultraortodoxos).

Desde luego, esta serie fue vista y le intereso a los laicos porque, partiendo de la premisa de que los judíos religiosos no ven televisión porque lo tiene prohibido, fue vista y aclamada en todo el mundo no judío, hasta Hong Kong.

“Shtisel consigue hablar de personas que se enfrentan al dolor de un duelo, al sufrimiento por un amor imposible, al temor del qué dirán, a la angustia de una crisis matrimonial, al pánico de quedarse solos. Sentimientos que, en definitiva, nos atraviesan a todos los seres humanos; vivan donde vivan y sin importar qué religión practiquen. Por eso Shtisel se volvió tan popular, porque nos zambulle en temas universales”.

Los laicos consideran a los ultraortodoxos como una lacra de la sociedad donde viven porque no aportan nada al estado de Israel, no participan en la política ni en el servicio militar obligatorio; no defienden al país y no sufren las consecuencias de una guerra constante con la enemistad de los países árabes que rodean al estado de Israel; que no viven en la realidad de ese mundo y no son víctimas de los ataques terroristas de los componentes de la organización Hamás que no cesan de lanza cohetes mortíferos contra las ciudades fronterizas y ahora contra las ciudades principales como Haifa y Tel Aviv.

En el lado opuesto, vemos que la población israelí, lejos de ser el pueblo que es “luz en entre las naciones”, ahora también han formado una mafia en Israel que ha tenido ramificaciones en el mundo.

Hay que resaltar lo que sucedió hace unos días en Tulum donde un ex del servicio de seguridad interna israelí (Shin Bet) de nombre Yehudá Cohen, fue ultimado a tiros en el estado mexicano de Quintana Roo.

De acuerdo con la policía municipal, tres hombres irrumpieron el departamento del occiso en el complejo turístico “Aldea Zama”, una exclusiva zona residencia de Tulum y atacaron a las dos personas que se encontraban en el lugar.

 


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