Enlace Judío – La cuarta escalada de lucha contra la organización islamista que se apoderó de Gaza en 2005, podría cesar provisoriamente con una tregua que es difícil saber cuanto tiempo se sostendrá.

Una vez más, la presión internacional de EE. UU., Rusia y la ONU le impide a Israel terminar de cumplir los objetivos militares en forma total que se impuso luego de la provocación misilística de la organización pro-iraní.

Hay muchas formas de explicar como comenzó esta escalada (las anteriores fueron en 2009, 2012, 2014 y algunos incidentes “menores“ durante el 2018 y 2019).

Algunos dirán que fue por las famosas 7 casas que un tribunal israelí ordenó desalojar en Jerusalén Este y cuya última palabra resta por decir a la Corte Suprema de Justicia de Israel; otros dirán que el Hamás no soporta el festejo de Yom Yerushalaim que proclama la unicidad de la capital hebrea y otros dirán que coincidió con el Ramadán, un mes tradicionalmente complicado por el fervor extremista religioso de muchos musulmanes.

Algunos mal intencionados dirán que es culpa de la policía israelí que entró a la mezquita del Monte del Templo pero sin explicar por qué lo hizo (tiraban bombas molotov contra la policía desde allí). Tampoco dejo de lado agresiones de judíos de ultraderecha a árabes ni las agresiones previas de árabes a judíos en la zona. Pero en verdad, en todo caso, estos pueden haber sido factores que encendieron la mecha. El combustible ya estaba de antes.

Un resumen escueto de las causas de fondo que generalizaron el conflicto no debería obviar lo  siguiente:

—Irán impulsa el conflicto como respuesta a los golpes contundentes que Israel le ha dado en los últimos tiempos tanto a objetivos nucleares como a las guerrillas aliadas.

—Fisurar la relación ya agrietada entre árabes-israelíes y judíos israelíes.

—Expandir el conflicto de Gaza a Jerusalén y los territorios donde el Hamás tiene menos peso.

—Impulsar a Hezbolá a abrir un nuevo frente.

—La debilidad política de Biden que reemplazo a las certezas de Trump generó una nueva legitimación de la causa palestina.

—Graves internas palestinas. Se postergaron elecciones en mayo 2021 por posible triunfo del Hamás ante la corrupción de la Autoridad Nacional Palestina.

—Quebrar el impulso de los procesos de paz que nacieron con los Acuerdos de Abraham.

—Influir en la formación del futuro gobierno israelí que no se esta pudiendo conformar por la necesidad de contar con los votos de un partido árabe-israelí. Llevar el conflicto a la guerra, impediría la presencia de árabes en el gobierno de Israel.

Es interesante también tener en cuenta que a diferencia de escaladas anteriores con el Hamás, esta tiene —o tuvo— matices diferentes. Las organizaciones terroristas lograron disparar sobre Israel aproximadamente 4,000 misiles, casi 1/3 más que en la última guerra que duró 51 días.

Hamás ha estado muy bien preparado y dotado de misiles de mayor precisión y poder de fuego a pesar de que el sistema Cúpula de Hierro tuvo una intervención que salvó decenas o centenas de vidas. También hay que destacar que Israel ha decidió no ingresar a la Franja en forma terrestre a diferencia de los conflictos anteriores.

Israel responde a las agresiones sobre sus ciudades con una opinión pública mundial de su lado. Termina el conflicto con el viejo apotegma de que Israel es Goliat y Hamás es David. Ello sucede porque Israel defiende una causa justa —su población— y el Hamás se presenta defendiendo una causa emocional. Lo emotivo siempre despierta más empatía que lo justo.

Se empieza una guerra pero nunca se sabe como se sale de ella. Esta no parece ser la última entre Israel y las milicias islamistas que juran su destrucción.

 

*El autor es director de Comunidades Plus y corresponsal en Argentina de Enlace Judío


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