Enlace Judío México e Israel – Cuando Adolfo Hitler subió al poder en 1933, la familia Frank que vivía en Alemania, decidió emigrar a Holanda. Sin embargo, en mayo de 1940 los nazis invadieron Holanda y dos años después inició la deportación de los judíos hacia campos de trabajo y de exterminio.

Otto Frank, el padre de Ana y de Margot decidió resguardar a su familia en el ático de un edificio de oficinas.

En aquellos días de cautiverio Ana, de 13 años de edad, plasmaba todos sus sentimientos y miedos en un pequeño diario.

Transcurrieron dos años en cautiverio hasta que el 4 de agosto de 1944, debido a la información de un delator, la Gestapo descubrió el escondite de la familia Frank, arrestándolos y enviándolos primero al campo provisional de Westerbork y de ahí a Auschwitz.

En diciembre de 1944 Ana y su hermana Margot fueron enviadas al campo de Bergen-Belsen, donde murieron de tifus en marzo de 1945, un mes antes de que el campo fuera liberado.

Otto Frank fue el único de la familia que sobrevivió a la guerra, él publicó el diario de su hija Ana, convirtiéndose este texto en un icono de los testimonios sobre el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial.

A continuación se presenta parte de su obra:

13 de enero de 1943

“El terror reina en la ciudad. Noche y día, transportes incesantes de esa pobre gente, provista tan sólo de una bolsa al hombro y de un poco de dinero. Estos últimos bienes les son quitados en el trayecto, según dicen.

Se separa a las familias, agrupando a hombres, mujeres y niños. Los niños al volver de la escuela, ya no encuentran a sus padres, las mujeres, al volver del mercado, hallan sus puertas selladas y notan que sus familias han desaparecido.

También les toca a los cristianos holandeses: sus hijos son enviados obligatoriamente a Alemania. Todo el mundo tiene miedo.

Centenares de aviones vuelan sobre Holanda para bombardear. Nadie está a salvo y aunque los aliados ganen la guerra, todavía no se ve el final.

Podría seguir durante horas hablando de la miseria acarreada por la guerra, pero eso me desalienta más y más.

No nos queda más que aguantar y esperar el término de estas desgracias. Judíos y cristianos esperan, el mundo entero espera, y muchos esperan la muerte”.

Ana Frank


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