“… Tener sexo es un deber sagrado, con una abundancia de placer
que la pareja comparte con Dios.
La actividad sexual y su placer no son pecados.
El pecado es el egoísmo, la insensibilidad y la falta de amor”
Rab Moshe ben Nahman, Nahmánides

Iggeret ha-Kodesh, La Carta Sagrada es un texto hebreo del siglo XIII cuya autoría se desconoce pero que tradicionalmente se atribuyó a Moshe ben Nahman, más conocido como Ramban, Nahmánides y en documentos cristianos como Bonastruc de Porta quien fue la mayor autoridad rabínica de su época.

Además de ejercer la medicina, fue el máximo representante de la corriente espiritualista y mística judía. Fue discípulo de importantes cabalistas y gran admirador de Maimónides, aunque discrepara de algunas de sus ideas.

La Carta Sagrada, en primera instancia, es un tratado sexual, una guía para la relación conyugal. Al mismo tiempo, es una obra cabalística que describe la relación de Dios con su pueblo.

La relación entre marido y mujer es sagrada en el judaísmo. Un aspecto importante de esa relación es la unión sexual

La tradición judía considera que la intimidad sexual va más allá del mandamiento de “fructificad y multiplicaos”. Incluso a una pareja estéril se le ordena hacer el amor.

La Carta Sagrada se les daba tradicionalmente a los jóvenes judíos antes del matrimonio para prepararlos para los misterios del amor: explicaba qué hacer, cómo y por qué.

Estos, generalmente eran alumnos de yeshivá, adolescentes tardíos que habían pasado la mayor parte de sus vidas estudiando, por lo que no habían tenido casi ningún contacto con mujeres que no fueran sus madres y sus hermanas y, en consecuencia, eran ignorantes de los procedimientos amorosos y sexuales, tal vez asustados por las expectativas que la vida matrimonial les presentaba.

El que la Carta Sagrada se haya atribuido – erróneamente – a Nahmanides le hizo un gran favor a este documento, ya que, sin ello, el texto hubiera permanecido escondido y quizá hasta hubiera desaparecido. Otra razón por la que este texto se hizo tan conocido fue que se incluía, en su totalidad, en otros trabajos, como una manual acerca de las relaciones sexuales listo para usar.

Era una solución sencilla, muy práctica y, sobre todo, kosher. Fue hasta 1976 que un rabino de Chicago, Seymour Cohen tradujo al inglés lo que se llamó el Kama Sutra del judaísmo.

Esta peculiar “Carta” contiene una introducción y cinco “caminos” o capítulos. El primer “camino” explora lo que es llamado “La Naturaleza de la Unión”. Este es un capítulo muy denso y complicado, el más “cabalístico” de toda la obra. Este capítulo enfatiza la santidad del acto sexual si se hace correctamente.

Comienza por atacar duramente una conocida idea de uno de los más prominentes sabios judíos de todos los tiempos, Maimónides, quien dijo “El sentido del tacto es una vergüenza para nosotros”.

El autor de la Iggeret sostiene que las relaciones sexuales practicadas de la manera apropiada son sagradas y limpias.

Los capítulos o “caminos” 2 y 3 tratan del tiempo correcto para la unión y de las comidas adecuadas que se deben de consumir antes de hacerlo.

Se aconseja al lector no realizar el acto sexual excesivamente y que el tiempo apropiado para hacerlo, para aquellos que estudian la Torá esel viernes, en la segunda mitad de la noche, no inmediatamente después de haber consumido una cantidad moderada de alimentos permitidos.

El cuarto camino explica que uno debe tener la intención correcta al realizar esa actividad única. Esta sección contiene un lenguaje complicado, difícil de entender, cargado de claves, pero el resumen es simplemente, que uno no debe tener pensamientos que no sean limpios durante la unión.

El lector, (obviamente del sexo masculino) debe asegurarse de que su mujer esté contenta, ya que esto asegurará que ella también tenga pensamientos correctos y sagrados. Si ambos piensan en “Los Justos y los Puros”, el niño, fruto de esa relación, adquirirá las buenas cualidades de esa gente santa.

Las primeras cinco secciones, la Introducción y los cuatro “Caminos” proporcionan información relativa a la preparación previa al coito, no al acto mismo.

Solo es en la última sección, el Quinto Camino, “Acerca de la Calidad de la Unión” que puede realmente considerarse como una guía práctica para el acto sexual propiamente dicho. De hecho, este último capitulo aparece en dos famosas películas de Hollywood: Yentl y Un extraño entre nosotros.

En el Cuarto Camino, la Iggeret dice:

Por lo tanto, al participar en el acto sexual, debes comenzar hablando con ella de una manera que atraerá su corazón hacia ti, calmará su espíritu. Hazla feliz. Así sus mentes estarán unidas una a otra como una, y tu intención se unirá a la de ella. Háblale para que tus palabras provoquen deseo, amor, voluntad y pasión. Un esposo debe hablarle a su esposa con las palabras apropiadas, algunas de amor, algunas de pasión erótica y algunas, de miedo al cielo …  …Cuando te controles y estés listo para la unión sexual, asegúrate de que las intenciones de tu esposa se combinen con las tuyas. Y cuando te aferres a ella no te apresures a despertar, para que su espíritu se calme.

Entra a ella con amor y voluntad, deja que venga la inseminación (la de ella) primero, para que su semilla sea la sustancia y tu semilla como el diseño, como en el verso donde se dice, “Cuando una mujer tiene una emisión, ella da a luz a un hijo varón”.

Esto está de acuerdo con las ideas medievales acerca de la concepción. En las obras del médico Galeno se dice que la mujer también tiene “semen”, una secreción necesaria para la concepción. Esto hoy, es un tema de actualidad, el de la Eyaculación Femenina.

También se decía que el esperma se originaba en el cerebro, en el centro del pensamiento y de esto, deriva la afirmación de la Iggeret de que el realizar el acto sexual con la actitud y los pensamientos correctos conduce al mejoramiento del feto y la procreación de mejores individuos.

Se observa la indicación de que el hombre debe proporcionar placer a la mujer y esperar a satisfacerse hasta después de que ella haya sido feliz, es decir, haya alcanzado el orgasmo.

Estos son algunos de los conceptos que, con base en los conocimientos médicos de la época, prescribe la Iggeret para una relación sexual placentera y santificada:
  • Se debe esperar a realizar la unión para el momento sagrado, “Onah” que es cuando la gota de semen está madura. Esto es cuando el cuerpo del hombre está preparado y sus intenciones se centran en el cumplimiento de su deber.
  • Hay un ciclo de tiempo asociado con la nutrición del cuerpo en el que la gota blanca de sangre, el fluido creado en el cuerpo es ya fuerte y saludable y está lleno de potencia creativa
  • El tiempo correcto tiene que ver con las horas del día y con patrones ordenados de vigilia y de sueño, de trabajo y de descanso, de vida social y vida privado, con la pareja, para que las condiciones externas, las circunstancias sociales y el ser físico de la pareja estén en armonía. Entonces, el acto sexual es correcto y adecuado.
  • Así como un animal es lo que come, la nutrición determina la naturaleza de la persona por nacer. Por lo tanto, si los alimentos son los correctos, si se cocinan en un ambiente limpio, si son apetitosos y se consumen con moderación, de forma cómoda y amigable, preparan a la pareja para hacer el amor, equilibran sus humores (temperamentos)y los fortalecen para el acto.

En resumen, el judaísmo no considera el sexo como una acto impuro ni indebido, sino todo lo contrario, lo considera como un mandamiento divino y no solamente dirigido a la procreación sino a la obtención de placer y gozo, siempre y cuando esto sea mutuo, de común acuerdo y tomando en cuenta de manera primordial, la satisfacción de la mujer.

Al no ser algo pecaminoso, libera de culpa y de estigma a la búsqueda y obtención del placer físico y recomienda hacerlo de una manera abierta y sana.

Si el texto se reescribiera con un lenguaje moderno, estaría a la altura de cualquier manual sexual contemporáneo serio.

… cuerpo (y sexo) sano, en mente sana


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