Inflación creciente, principal riesgo con el panorama económico mundial

En la Revista del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) del 12 de julio del 2021 se publica un artículo de Mario A. Correa Martínez, señala que al iniciar la segunda mitad de 2021, las perspectivas de la actividad económica han mejorado sustancialmente para un buen número de países, con EE. UU. como la gran locomotora impulsando a los demás. Sin embargo, la amenaza de la inflación está despertando.

En este contexto, los pronósticos del PIB para este año superan el 6% y que en buena medida se explica por el “efecto de comparación”. En este ámbito, luego de las dramáticas caídas en la producción generadas por el confinamiento para evitar la propagación del COVID-19 en 2020, al reabrirse las actividades económicas se produjo un rebote natural en las cifras de la misma.

Para las expectativas económicas de EE. UU. y las principales economías del mundo también se han alimentado de una combinación inédita de políticas fuertemente expansionistas, con los bancos centrales más grandes del mundo inyectando cantidades asombrosas de liquidez para comprar activos financieros y mantener tasas de interés cero o incluso negativas, y con los gobiernos federales gastando como si el mañana no existiera, recurriendo al endeudamiento de forma extraordinaria.

Con estas políticas se han pretendido generar empleos, impulsar gasto en consumo de los hogares y en inversión de las empresas, y poner en movimiento a sus economías, con la expectativa de que el impulso sea suficiente para que el crecimiento económico pueda mantenerse por varios años. Para que ello sea posible es crucial que la inflación se mantenga controlada.

En el caso de EE. UU., la Reserva Federal ha expresado su deseo de permitir por algún tiempo una inflación ligeramente por arriba de la meta permanente de 2%. En este sentido, los economistas se están enfocando en tratar de determinar qué tan grave es el repunte de la inflación, especialmente si es un fenómeno de corta duración, ya que las implicaciones de un alza demasiado prolongada podían ser muy negativa.

Si los bancos centrales, especialmente la Reserva Federal tiene que comenzar a ajustar su política monetaria hacia posturas menos expansivas subiendo las tasas de interés de referencia mucho antes de lo previsto, lo que puede propiciar ajustes abruptos en los mercados financieros internacionales. Adicionalmente, los gobiernos del mundo enfrentarían costos mayores y muy posiblemente tendrían problemas para mantener los enormes déficits en que han incurrido, teniendo que revertir también la política fiscal e incluso elevar los impuestos, así la perspectiva económica es compleja e incierta.

El asesinato del Presidente de Haití 

Jovenel Moïse, presidente de Haití fue asesinado a tiros en su residencia el 7 de julio pasado cuando un grupo de hombres armados irrumpió en la misma, situada en Puerto Príncipe, la capital del país, el más pobre del hemisferio. El 28 de noviembre del 2016 cuando se confirmó que había ganado las elecciones hizo un llamado a la juventud, a todos los haitianos que viven en el exterior y a todos los profesionistas del país “para que se comprometan a mi lado para poner al país de pie, porque Haití está de rodillas”.

Moïse nacido en 1968 en Troudo Nord, en el noroeste de Haití se crió en el seno de una familia modesta en la que la madre trabajaba como costurera y comerciante y su padre era un pequeño y modesto agricultor y mecánico. Moïse ingresó a la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Quisqueya, en la capital haitiana; sin embargo, comenzó un proyecto agrícola para producir bananas orgánicas, a través del cual se convirtió en un próspero empresario.

Moïse creó en 2012 la empresa Agritrans en la primera zona franca agrícola del país con una plantación de alrededor de mil hectáreas. Sus productos se exportaban a distintos países europeos, principalmente a Alemania. Era un personaje desconocido, en la primavera del 2015, cuando el expresidente lo nominó como candidato a la presidencia del partido de centro derecha Tèt Kale, que él mismo había fundado en 2012. Su origen rural fue una de sus cartas durante la campaña electoral, su segunda bandera fue el éxito que había logrado en algunas de sus iniciativas empresariales. Cuando asumió la presidencia de Haití, era la primera vez que ocupaba un cargo público en su vida.

El tiempo de Moïse en la presidencia fue difícil. Se enfrentó a acusaciones de corrupción y tuvo que lidiar con olas de protestas antigubernamentales que a menudo eran violentas. A principio de este año, enfrentó a una nueva ola de protestas que sacudieron a la capital del país y otras ciudades. La gente exigía su renuncia.

El 7 de febrero de 2019, el día que los oponentes de Moïse consideraban que su mandato se debería de haber terminado, informó que se frustró un “golpe de estado para derrocar a su gobierno y asesinarlo”. Después de octubre de 2019, suspendió por 2 años las elecciones parlamentarias. En enero de 2020 disolvió el parlamento y empezó a gobernar por decreto.

Las elecciones para un nuevo parlamento deberían realizarse en octubre 2021, es decir, un mes después de las presidenciales de septiembre de este año, a las que Moïse no podía presentarse. No obstante, ese mismo día, el ahora fallecido presidente había convocado a un referendo para una nueva Constitución, aunque él decía que era para “modernizar la carta magna”, sus críticos sospechan que quería eliminar el artículo que impedía su reelección (¿suena familiar para México?).

En este contexto el jefe de la Policía, León Charles, dijo que las fuerzas de seguridad mataron a 4 mercenarios durante un tiroteo con los sospechosos de asesinar a Moïse. Asimismo, donde los atacantes fueron detenidos, se capturó a 20 de los 28 supuestos implicados en el magnicidio, los 18 detenidos son colombianos y 2 estadounidenses de origen haitiano. Otros 3 colombianos fueron abatidos en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.

Los colombianos detenidos eran militares retirados que hablan inglés y poseen entrenamiento en armas sofisticadas, inteligencia y operaciones internacionales y que fueron parte de unidades contra guerrilleras, muchos de ellas financiadas por EE. UU. Es de destacar que el gobierno interino de Haití ya solicitó a EE. UU. y a la ONU envíen tropas para proteger la infraestructura física del país.

Aunque no hay claridad en la motivación detrás del magnicidio existen evidencias de que Moïse confrontaba a “varios oligarcas en el país”. Por la magnitud y costo de la operación se piensa que el magnicidio fue financiado por la oposición con apoyo de EE. UU. y quizá el crimen organizado que opera en Haití.

Por lo demás, la policía haitiana incautó municiones, dólares, rifles de asalto, machetes, radios de comunicación de doble vía, cortadores de pernos, martillos, chalecos antibalas y numerosos teléfonos celulares.

Las autoridades haitianas dijeron que la solicitud de tropas a EE. UU. y la ONU es necesaria por temor de que “el grupo que financió a los mercenarios quiera crear el caos en el país”. El Departamento de Estado de EE. UU. y el Pentágono confirmaron la recepción de la solicitud, aunque no aclararon si valoran el envío de tropas. No obstante, la Casa Blanca informó que enviarán agentes del FBI y del Departamento de Seguridad Nacional para colaborar con las autoridades de Haití en “lo que fuera necesario”. La inestabilidad social que se ha generado en el Caribe podría afectar a Centro América, incluso a México. 

Manifestaciones en Cuba

El pasado 11 de julio miles de cubanos salieron a las calles en inusuales protestas en varias ciudades de la isla para quejarse de la falta de libertad y de la situación económica que está empeorando. Expresaron “ya no tenemos miedo, ya no tenemos nada que perder”.

Contramanifestantes favorables al gobierno y la policía se enfrentaron a las multitudes. Hubo cientos de personas arrestadas.

La gente que se lanzó a las calles en decenas de poblados y ciudades. Lo hicieron al grito de “libertad y abajo la dictadura”. Ante la magnitud de las manifestaciones, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel se presentó ante la televisión nacional para convocar a sus seguidores a salir a las calles a “enfrentar a los revoltosos”. Díaz-Canel dijo “la orden de combate está dada: a la calle los revolucionarios”, quien atribuyó la actual crisis que vive la isla al embargo de EE. UU. y a las medidas adoptadas por el gobierno de Trump.

Las protestas se iniciaron en la ciudad de San Antonio de los Baños, en el suroeste de la Habana y se extendieron por todo el país. En este entorno diferentes videos muestran a decenas de seguidores del gobierno con pancartas de Fidel Castro, banderas cubanas y del movimiento 26-7 (creado por Castro en su juventud) gritando consignas a favor del mandatario cubano y contra EE. UU.

Las protestas registradas en Cuba se atribuyen al hartazgo acumulado de la población que se ha acrecentado en los últimos meses en medio de una de las mayores crisis económicas y de salud que ha vivido Cuba desde el llamado “periodo especial” (la crisis a inicios de los 90 tras el desplome de la Unión Soviética).

El gobierno de Cuba que mantuvo la pandemia bajo relativo control en los primeros meses del 2020, registró en las últimas semanas un rebrote que la ha llevado a colocarse entre los lugares con más casos registrados por cantidad de población en América Latina. Solo el sábado 10 de julio se informó oficialmente de 6,750 casos y 31 muertes, aunque los diferentes grupos opositores denunciaron que las cifras no reflejan la situación real y muchos fallecimientos por COVID-19 son atribuidos por otras causas. Por lo demás, se registran múltiples fallecimientos de personas que murieron en sus casas sin recibir atención o en los hospitales por carencia de medicamentos.

En este contexto, empezaron a multiplicarse en redes sociales mensajes bajo las etiquetas #SOSCuba y #SOSMatanzas para pedir ayuda internacional y una “intervención humanitaria” ante la crítica situación con el coronavirus en la isla.

En su mensaje de el domingo 11 de julio pasado, el presidente cubano consideró que la situación actual en Cuba era la misma que habían vivido otros países y que Cuba había llegado tarde porque habían logrado mantener controlado el virus antes (vaya respuesta Lopez Gatelliana). Destacó, además, que Cuba había producido sus propias vacunas contra el coronavirus (aunque la administración de las dosis todavía es limitada en la mayoría de las provincias), otra afirmación Lopez Gatelliana.

Con el turismo prácticamente paralizado —uno de los motores de la economía cubana—,  el coronavirus ha tenido un profundo impacto en la vida económica y social de la isla a lo que se ha unido un creciente proceso de inflación, apagones y escasez de comida, medicamentos y productos básicos.

Al inicio de 2021, el gobierno propuso un nuevo paquete de reformas económicas que a la vez que aumentaron los salarios, dispararon los precios. Se estima que estos últimos podrían incrementarse entre 500% y 900% en los próximos meses.  

Ante la falta de liquidez de divisas, el gobierno promovió desde el año pasado la creación de las llamadas tiendas en monedas libremente convertibles, en las que comenzaron a vender algunos alimentos y productos de primera necesidad que se pagan en divisas en las que no reciben sus salarios la mayoría de los ciudadanos.

Los medicamentos básicos han comenzado a escasear tanto en las farmacias como en los hospitales. Adicionalmente se han registrado brotes de sarna y otras enfermedades infecciosas. El socialismo instrumentado en Cuba desde 1958 ha provocado recurrentes crisis humanitarias; la actual ha llegado a un nivel inimaginable.

 


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