Enlace Judío – Estados Unidos se contrajo 0.6% a tasa anualizada en el trimestre abril a junio, por lo que entró en recesión técnica, luego de una caída de 1.6% en el primer trimestre. Por otra parte, en septiembre la actividad de las empresas se contrajo por tercer mes consecutivo, aunque el ritmo de descenso se redujo ya que la mejoría de las cadenas de suministro mundiales alivió las presiones inflacionarias de las empresas.

Así, la economía de Estados Unidos sigue dando muestras de desaceleración y la probabilidad de recesión aumenta a un estimado del 50.0%. A pesar de dos trimestres consecutivos con retroceso económico, los repliegues no califican como específica recesión –pero si técnica- debido a la fortaleza del mercado laboral y del consumo.

No obstante, para los próximos meses el consumo privado, que representa el +/- 70.0% del PIB, seguirá conteniéndose. A pesar de que la situación patrimonial de las familias es fuerte, los apoyos otorgados durante la pandemia a los ingresos medios y bajos desaparecen, lo que se combina con más altas tasas de interés y una elevada inflación que daña su poder adquisitivo.

En México la actividad económica mexicana no mostró cambio en agosto y la industrial retrocedió. Además, México sigue registrando aumentos en la inflación, pues a tasa anual en la primera quincena de septiembre se ubicó en 8.76%, en tanto la tasa de interés ha llegado a niveles muy altos: 9.25%, lo cual no se registraba desde el año 2005.

Preocupa el contexto en el que está la economía de Alemania, porque el Índice de Precios al Consumidor llegó al 10.0% anual en septiembre (la más alta en más de 25 años), reflejo de los elevados precios de la energía (43.9% mayores si se comparan con septiembre del 2021). A eso se le va a sumar un invierno incierto y posiblemente sin suficiente abastecimiento de gas y combustibles, debido al cierre de abastecimiento por parte de Rusia.

Por eso se ha reducido a casi a la mitad la previsión de crecimiento para este año en la mayor economía de Europa, y se considera que sea de -0.4% en el 2023, cuando antes se estimaba crecer un 3.1%. 

Aún no termina este año y la OCDE ya está haciendo ajustes para el 2023. Recortó las previsiones a 2.2% para el 2023; el ajuste a la baja lo vincula a desaceleraciones en Canadá, Alemania y la Zona Euro, pero mantiene un 3.0% para este año. Para Estados Unidos, reajusta el crecimiento de 1.5% para este año y de 0.5% en el 2023.

Así la OCDE anticipa meses difíciles y de bajo crecimiento global, porque la recuperación es más lenta y la inflación no cede.


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