Enlace Judío – El primer ministro de Israel, Naftali Bennett presentó hoy un plan para combatir la delincuencia en el sector árabe del país e inauguró un departamento para gestionar el tema en la estación de policía de Kiryat Ata cerca de Haifa, informó The Jerusalem Post.
El mandatario subrayó que el nuevo gobierno está “decidido a actuar y luchar incansable, persistente y consistentemente, contra la delincuencia y la violencia en la sociedad árabe”.
El nuevo plan incluirá una serie de medidas para aumentar la presencia policial en las localidades árabes y en las carreteras cercanas, incluyendo la incorporación de 1,100 puestos a la Policía de Israel y nuevas comisarías. La iniciativa proporcionará una aplicación de medidas contra las organizaciones criminales y la implementación de tecnologías avanzadas para apoyar los esfuerzos de aplicación y prevención.
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El ministro de Seguridad Pública, Omer Bar-Lev, añadió que el plan incluirá legislación y el desmantelamiento de las familias de delincuentes en colaboración con los líderes árabes-israelíes.
Bennett anunció que la policía concluyó la Operación Golpe de Espada, en la que se incautaron armas ilegales y decenas de sospechosos fueron detenidos en más de 200 localidades de todo el país, incluidas Ar’ara, Rahat y Kfar Kana.
El anuncio del plan se produce tras el asesinato de cinco ciudadanos árabes en una semana.
“Al final de una de las semanas más dolorosas y sangrientas en la sociedad árabe, en la que cinco ciudadanos fueron asesinados en circunstancias relacionadas con la violencia y el crimen, el lanzamiento de la División de Prevención del Crimen con la participación del primer ministro, el ministro de Seguridad Pública y altos funcionarios de la policía es muy simbólico”, señaló la organización Iniciativas Abraham. “Es de esperar que la creación del departamento produzca un cambio en la lucha contra la delincuencia, pero solo la prueba de los resultados es importante”.
La organización subrayó que “la solución a la violencia no vendrá solo de la policía y de la aplicación de la ley, sino que también hay que avanzar en el tratamiento de las causas profundas del fenómeno de la violencia y la delincuencia, tal y como hemos exigido en repetidas ocasiones y en consonancia con el informe del director general publicado hace aproximadamente un año”.
Señaló que el presupuesto de 1,000 millones de shekels destinado a los aspectos civiles de la erradicación de la violencia es un paso en la dirección correcta, pero no será suficiente para abordar el problema profundamente.
El informe sobre el Índice de Seguridad Personal publicado por Iniciativas Abraham el año pasado recalca la necesidad de una reforma en todas las ramas del gobierno para combatir la creciente violencia e inseguridad en las comunidades árabes-israelíes.
El codirector general de Iniciativas Abraham, Amnon Be’eri-Sulitzeanu, sostuvo que “la violencia y la delincuencia son el resultado, la manifestación de abandono y discriminación sistemática, así como del subdesarrollo de la comunidad árabe y de los ciudadanos árabes en Israel durante varias décadas”.
“La raíz del problema se encuentra en la educación, la vivienda, el empleo y la falta de instalaciones recreativas, deportivas y culturales”, enfatizó.
Aunque la vigilancia y la aplicación de la ley son importantes y también es necesario mejorarlas, “la vigilancia es solo una tirita” y los problemas se atienden solo cuando se agravan, dijo. “Para prevenir y cambiar las causas de fondo, el gobierno de Israel debe desarrollar y ejecutar un plan a largo plazo que incluya a casi todas las dependencias y organismos gubernamentales”.
Según la organización, 69 individuos árabes han muerto en incidentes violentos desde principios de año, entre ellos 57 ciudadanos y 12 no ciudadanos, 10 eran mujeres y 34 tenían menos de 30 años. Seis han muerto a manos de la policía.
Un total de 113 ciudadanos árabes-israelíes fueron asesinados y cientos resultaron heridos en 2020, según los grupos de defensa. En comparación, 89 murieron en 2019.
En los últimos dos años, miles de israelíes han denunciado el fracaso del gobierno y la policía para hacer frente a la violencia en las comunidades árabes.
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