Enlace Judío México e Israel – Médico y pedagogo destacado en la Polonia previa a la Segunda Guerra Mundial, a Janusz Korczak se le recuerda por ese terrible episodio en el que casi 200 niños judíos huérfanos fueron enviados al campo de concentración de Treblinka para ser asesinados. A Korczak se le había dado la opción de huir, pero se rehusó. Como director del orfanatorio donde vivían esos niños, y siendo un verdadero padre para ellos, decidió ir a su propia muerte con tal de no abandonarlos en ningún momento.

Ese momento de heroísmo y dedicación es uno de los más emblemáticos de la luz del alma judía, que brilló en medio de esos tiempos oscuros.

Pero Korczak —en realidad, Goldszmit; lo de Korczak era un seudónimo literario— fue muy importante en otros aspectos. Como pedagogo, su experiencia a lo largo de 30 años al frente de un orfanatorio, que él mismo fundó, aportaron una gran cantidad de datos que luego fueron aprovechados por una nueva generación de pedagogos —Piaget incluido— que le dieron forma a la pedagogía moderna.

Y es que Korczak fue revolucionario en su modo de tratar a los niños y en sus técnicas de enseñanza, sobre todo de las habilidades sociales.

Irving Gatell nos cuenta su vida y obra, así como su singular relación con su identidad judía, y nos deja ver a un ser humano todavía más grande de lo que parece. Un intelecto privilegiado, un corazón de oro, y un alma profundamente judía.


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