Enlace Judío México e Israel – Kidush poético, el poeta hebreo canta a la madre judía.

Yaron Avitov, escritor, poeta, documentalista de cine, crítico literario y viajero, ha publicado libros tanto en hebreo como en español, entre ellos la novela “Homeless”, que un crítico la comparó con Kafka, el gran escritor judio-checo, autor de la “Metamorfosis”.

Yaron Avitov, ha recibido varios premios en su carrera, como el premio “Investigación en Ciencias Sociales”, premio del primer ministro a la literatura, “Misgav Yerusalaim” de la universidad hebrea de Jerusalén, nombrado embajador de la literatura hebrea en América Latina, premio “Municipalidad de Haifa”, Israel y cet.

En español ha escrito, entre otros “El Libro de la Paz”, “Jerusalén Celestial, Jerusalén Terrenal”, “La flauta de Jaim toca en el cielo”. Como documentalista, ha dirigido y realizado el guión de “América Ladina”, “El último rincón”, ha participado además en Ferias de Libro y festivales de Cine en varios países.

A pesar de este impresionante currículum, Yaron es un hombre sencillo y tranquilo que parece llevar la vida con una filosofía milenaria que posiblemente le viene de sus ancestros. Su último libro publicado hasta ahora, es de poesía y lleva por título “La mujer que más amé”.

Para algunos de ustedes, de inmediato, vendrá a la mente el nombre de aquella mujer que más ha amado Yaron: su Madre, la hija de emigrantes judíos de origen tiberiano (de Tiberíades), quien a su vez se casó con un hijo de migrantes provenientes del norte de África. Yaron Avitov, rinde en este libro un bello y sentido homenaje a la que fue su madre judía como este:

Kidush*

Comencé a vivir y comencé a morir
Después de la muerte de mi Madre.
Desde entonces, cuento los días con lágrimas.
Mi madre lloró mucho por mí.
Ahora yo conservo sus lágrimas
En la copa de vino para Kidush.

*Bendición de Shabat.

Se trata de poemas de una emoción contenida, que se traduce en imágenes que nos remiten a un pasado de amor y de infancia, en donde, no solamente la madre, figura central del libro, sino también su padre, los abuelos paternos y maternos, la familia judía en general, desempeñan el papel de unas losas a la manera de un mosaico, que poco a poco van revelando el yo poético del autor, volcado a las reminiscencias familiares.

La mujer que más amé

La mujer que más amé
Y con quien más me enojé
Fue mi madre.
Y después de ella
Amé y me enfadé
Con otras mujeres
Pero nunca pude amar
Y enojarme con ellas
Como amé y me enojé
Con mi madre.
Y después de su muerte,
La amo y me enfado con ella,
Aún más

La sutil ironía, y un humor de indudable estirpe hebrea, salen a flote en algunos de los poemas de este libro, como si el autor no quisiera tomarse demasiado en serio la tristeza y la nostalgia, ofreciéndose una salida mediante el recurso de un suave humor que lo impregna todo, volviendo menos dura su rememoración de los seres queridos que ya no están.

Se diría que, “La mujer que más amé”, es una especie de autobiografía poética de Yaron Avitov, con la diferencia esencial que él no aparece, sino a través del prisma de la memoria, rescatando hechos y situaciones de su madre, el padre, la abuela Yaut, que fue lavandera, el abuelo Yitzak, que fue zapatero; su abuela Simja, verdulera, y el abuelo Pinjas, que fue tapicero. Con este conjunto de personajes, el poeta entreteje sus hermosos textos con una magistral sencillez, que por momentos nos recuerda a la gran literatura Jasídica, o los salmos bíblicos.

Velas del Sábado

Aun cuando olvido
Los rasgos de su rostro,
Recuerdo su voz
Llamándome por mi nombre.
Y es la voz de la reina del sábado
 Al sonar la sirena
Que se eleva por sobre las casas
De los barrios religiosos
Y hace estremecer las velas encendidas
En la blancura de las gotas de cera
De mis recuerdos

La madre siempre se halla presente, aunque no se la nombre en el poemario del autor israelí, que confiesa: “Hace muchos años que hago el amor en español. Ya olvidé el hebreo, como lengua del cuerpo”.

Los poemas de Yaron Avitov que componen este libro, nos ofrecen el singular paisaje interior del poeta, que como sus antepasados errantes lleva consigo los recuerdos familiares, las imágenes íntimas de un hogar sencillo, piadoso y de una riqueza cultural y humana que suelen verse en aquellas familias israelíes que finalmente han recalado en la denominada “Tierra prometida”, para iniciar una nueva vida, libre de persecuciones.

Yaron, sin embargo, ha preferido continuar camino por el mundo y ha recalado en Ecuador, al que ama como un ecuatoriano más, aunque sin perder el bagaje de su identidad, y su memoria vuelta en este libro extraordinaria poesía.

Finalmente cito el poema titulado:

“Paisajes de la pandemia”.

El mes pasado, compre dos pares de zapatos,
Pero dado que irrumpió el Covid,
No salgo de mi casa.
Los zapatos depositados en la entrada
Me miran con tristeza,
Como un perro encerrado largo tiempo
Que mira a sus amos
Cuando quiere salir a orinar.

Indudablemente, solo Yaron Avitov, israelí aclimatado en Sudamérica, pudiera describir el COVID con tal sencillez y melancolía que impregnan el citado texto. Felicitamos a su autor. En hora buena.

 

* Eliécer Cárdenas Espinoza (Cañar, Ecuador, 1950), escritor y periodista, es uno de los escritores más conocidos en Ecuador. Autor de novelas como, “Polvo y Ceniza”, Premio Nacional de Novela, Casa de la Cultura Ecuatoriana, varias ediciones en español y traducciones totales o parciales en algunos idiomas. Autor de obras de teatro como, “Morir en Vilcabamba”, Premio Nacional de Teatro PUCE.

En 1992, fue invitado por el Estado de Israel para participar en un Encuentro Internacional de Literatura. Actualmente ejerce el periodismo, es miembro del Colectivo Cultural “Casa Tomada”.

**Los lectores que quieran adquirir la obra de Yaron Avitov, pueden comunicarse directamente al email: [email protected]


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