Enlace Judío – Israel suspendió hoy las pruebas de anticuerpos contra COVID-19 para niños, limitándola únicamente a áreas con altas tasas de contagio, informó Haaretz.

Mientras tanto, el número de pacientes graves se ha estabilizado con 692 casos. Entre la población vacunada la cifra ha disminuido, mientras que entre los no vacunados sigue aumentando, representando ahora más de la mitad de los casos graves.

El número de israelíes no vacunados que han recibido la primera dosis se ha triplicado en el mes de agosto: 11,000 se vacunaron el martes. Sin embargo, alrededor de un millón de israelíes mayores de 12 años aún no se han vacunado.

Según los datos del Ministerio de Salud publicados este miércoles, el número de nuevos casos sigue siendo relativamente alto, con 9,891 diagnosticados el día anterior.

Las pruebas de anticuerpos se reanudarán mañana en zonas en las que se encontró que al menos el 12% de los niños produjeron anticuerpos contra COVID-19.

La campaña se inició partiendo de la base que muchos niños se contagiaron en el último año y medio pero no mostraron síntomas y, por lo tanto, nunca fueron diagnosticados.

Su objetivo es identificar a los niños que cumplen los requisitos para recibir un pase verde, lo que les permite evitar la cuarentena en caso estar expuestos y reducir los días de clase perdidos. Mientras que los mayores de 12 años se benefician de limitaciones menos estrictas si han sido vacunados, los menores no pueden ser inoculados y, sin prueba de anticuerpos, deben someterse a una prueba de COVID-19 antes de entrar a eventos y algunos lugares públicos.

La campaña de pruebas de anticuerpos no ha sido un fracaso hasta ahora, dijo Ash el miércoles. “Había varias estimaciones sobre la tasa de positividad, algunos suponían que encontraríamos más casos positivos, que tendría un impacto significativo y que permitiría a los niños asistir a la escuela. Sin embargo, en las zonas de bajo contagio, no tiene sentido seguir haciendo pruebas”, dijo.

Durante el primer día de pruebas se produjeron fallos técnicos que llevaron a largas esperas. La aplicación para teléfonos móviles a través de la cual el público debía inscribirse no funcionó correctamente y el sistema de computación que debía almacenar los datos y generar los resultados colapsó. Por lo tanto, los miles de soldados del Mando del Frente Doméstico que fueron desplegaron para realizar las pruebas tuvieron que registrar la información a mano. Ante las largas colas y retrasos, algunos padres desistieron y sus niños no fueron sometidos a las pruebas.

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