Enlace Judío México e Israel – Y seguimos con el marxismo, aunque en su otra posibilidad: el humor del que está considerado el humorista más importante del siglo XX. Estadounidense, hijo de judíos llegados de Alemania (aunque su padre —sastre desastroso— era alsaciano y se consideraba francés), Groucho fue el cuarto de seis hijos cuya vida giró, de un modo u otro, alrededor de la comedia.

Junto con sus hermanos mayores Chico y Harpo, y uno de sus hermanos menores, Zeppo, Groucho fue parte de un grupo de cómicos que comenzó en el vodevil, brincó a Broadway, y de allí a Hollywood. Su hermano Gummo—menor— sólo participó en una película, y luego centró su trabajo como promotor del grupo; el hermano mayor, Manfred, nunca compartió escenarios con los demás.

Sarcástico, irónico, ácido, irreverente, incluso insultante, Groucho marcó toda una época de la comedia en los Estados Unidos, y fue acaso el más grande exponente del absurdo en el cine.

Su humor no es fácil de digerir. Por una parte, es un humor fraguado a mediados del siglo XX, un entorno muy distinto al actual. Pero también es un humor demasiado refinado, y al mismo tiempo absolutamente anárquico.

Lo mismo requiere de un buen bagaje cultural para captar sus juegos de palabras, que una absoluta flexibilidad de criterio para seguirle el paso.

Irving Gatell nos cuenta la vida y obra de este genial comediante, autor de frases célebres como esa de “estos son mis principios; sino le gustan, tengo otros”.

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