Enlace Judío – Después de escuchar ante la ONU las palabras del premier israelí, Naftali Bennet, advirtiendo como en su momento lo hiciera Netanyahu sobre la peligrosidad de Irán para Israel y la región, solo queda pensar en lo mucho que se ha agravado la situación y qué cerca está Irán de la nuclearización con fines militares. Me deja tranquilo el tono de Bennet acerca de la respuesta israelí a la ya presente amenaza iraní. Israel ha perdido por lo menos 10 años en neutralizar un problema que no debió dejarse crecer. Un Irán nuclearizado es un hongo venenoso con el que no hay posibilidad de convivir.

No hay disputa sobre el diagnóstico de la situación. El actual ministro de Defensa, Benny Gantz, el ex ministro de Defensa Ehud Barak, ex asesores de Netanyahu, comentaristas militares, periodistas, especialistas, todos coinciden en que Irán está muy cerca de producir el material fisionable necesario para una bomba nuclear. Todo el mundo está de acuerdo en que ya ahora, o como mucho en unas pocas semanas, Irán podrá llegar a esa situación y en cualquier caso depende solo de su voluntad cruzar el peligroso umbral.

Este es el momento en que Israel hizo todo lo posible para que Irán no llegue a alcanzarlo. Si bien es importante dejar en claro que Irán no tendrá una bomba nuclear activa mañana, por lo que sabemos, alcanzará esa capacidad en unos pocos meses, como muy pronto. De una forma u otra, el progreso o la detención depende únicamente de una decisión iraní. La comunidad internacional, incluido Israel y especialmente EE. UU., no tiene influencia sobre los ayatolás. La amenaza esta latente.

En vista de esta amenaza, que es una de las más peligrosas desde el establecimiento del Estado, Israel ya no puede adherirse a la política de ganar tiempo en vanos esfuerzos diplomáticos o acciones aisladas destinadas a demorar lo inevitable. Ni los ataques a centrifugadoras de uranio, ni la eliminación en  varios años de varios de sus ingenieros nucleares, han neutralizado las ambiciones de Irán. Mucho menos, las sanciones de EE. UU. Y mucho menos aún, la vacilante política opaca de Biden para Medio Oriente.

La última década y media ha estado marcada por debates en el sistema israelí sobre la cuestión de la política correcta hacia Irán. Ahora las batallas del pasado no son importantes. La historia determinará quién tenía razón y quién no. Primero, es imperativo asegurarse de que la historia continúe. Esto no es una exageración sino una convicción. Irán, como Estado umbral, no solo puede matar a decenas de miles de israelíes con una bomba, sino que fundamentalmente colapsaría la libertad de acción del sistema de defensa.

Si antes de la capacidad del umbral iraní Israel consideraba cuidadosamente sus pasos debido a las amenazas de cohetes desde la Franja de Gaza, entonces, con tal capacidad, Israel está en un peligro mucho mayor. Esta es una de las principales razones por las que todos los interesados ​​han acordado a lo largo de los años que Israel debe evitar que Irán no solo  tenga la bomba nuclear sino también su capacidad para producirla.

Entonces la línea roja, que parecía tan lejana, ya está aquí. Para evitar este terrible acontecimiento, es imperativo dejar de lado los debates pasados; dejar de lado todas las cuentas políticas, olvidar las disputas de los últimos años, movilizar todas las fuerzas israelíes para detener a Irán y hacerlo de inmediato. Israel debe llevar un masivo ataque preventivo contra Irán cualquiera sean las condiciones posteriores a dicho ataque (ataque de Hezbolá a Israel).  Ahora si ya no hay más tiempo. Llegó la hora de enfrentar al monstruo con o sin apoyo internacional.

 

*El autor es director de Comunidades Plus y corresponsal en Argentina de Enlace Judío


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