Enlace Judío – La película de animación de 1942 Bambi ha cautivado a generaciones y ha cimentado su condición de clásico del cine. Sin embargo, la historia tiene un origen más oscuro, que se remonta al antisemitismo en Austria en los años 20.

Una nueva traducción busca mostrar el texto original como una parábola que presagió el destino de los judíos en el Holocausto, informó The Guardian, de acuerdo con The Times of Israel.

Partiendo de la versión un tanto saneada con la que el público está familiarizado, el nuevo texto tiene como objetivo dejar en claro los matices políticos y sociales que tiene la versión original.

La nueva edición en inglés será publicada por Princeton University Press y lanzada en los EE. UU. el 18 de enero de 2022, traducida por Jack Zipes, profesor emérito de literatura alemana y comparada de la Universidad de Minnesota, e ilustrada por Alenka Sottler.

Felix Salten, nieto de un rabino nacido en Austria-Hungría en 1869, publico en 1922 la icónica y conmovedora historia del cervatillo que los cazadores dejaron en duelo tras matar a su madre, bajo el título de Bambi: Una vida en el bosque.

Salten fue producto del florecimiento cultural en la capital del imperio austrohúngaro a principios del siglo XX, un escritor prolífico que se movió en los mismos círculos que Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis.

Pero debajo de las trampas de prestigio y privilegio que se le otorgaron a Salten, una oscura corriente subterránea de antisemitismo se extendía por Austria, una tendencia que recogió y que inspiró su escritura mientras preparaba este trabajo.

“El lado más oscuro de Bambi siempre ha estado ahí”, dijo Zipes a The Guardian. “Pero lo que le sucede a Bambi al final de la novela ha sido ocultado, hasta cierto punto, porque la corporación Disney se hizo cargo del libro y lo convirtió en una película patética, casi estúpida, sobre un príncipe y una familia burguesa”.

El libro original, dijo Zipes, trataba de “la sobrevivencia en tu propia casa”, ya que los cazadores invaden el bosque y “matan a cualquier animal que quieran”.

“Todos los animales han sido perseguidos. Y creo que lo que sacude al lector es que también hay algunos animales que son traidores, que ayudan a los cazadores a matar”, dijo. “Bambi no sobrevive bien, al final. Está solo, totalmente solo… Es una historia trágica sobre la soledad y la soledad de los judíos y otros grupos minoritarios”.

“Creo que [Salten] pronosticó el Holocausto”, continuó. “Había sufrido mucho cuando era niño por el antisemitismo y en ese momento, en Austria y Alemania, se culpaba a los judíos por la pérdida de la Primera Guerra Mundial. Esta novela es un llamado a decir: no, esto no debería suceder”.

En su publicación en 1923, el libro no gozó de un éxito inmediato entre el público lector.

Sin embargo, en la década de 1930, Salten, él mismo un cazador, vendió los derechos cinematográficos del texto por 1,000 dólares a un productor estadounidense, que a su vez los vendió a Disney.

En cuanto al libro en sí, “Felix Salten cambió de editor y a partir de entonces tuvo mucho más éxito”, dijo Ursula Storch, curadora de una exposición sobre Salten y otros artistas olvidados en Viena en el Museo de Viena.

“Por supuesto, se hizo aún más famoso con la adaptación cinematográfica de 1942”, dijo Storch a la AFP a principios de este año.

Pero para entonces, Bambi, junto con el resto del trabajo de Salten, había sido prohibido por ser judío, primero en Alemania y luego en Austria después de la anexión del país por Hitler en 1938.

Storch dijo que si bien el propio Salten nunca ofreció un comentario sobre el significado del libro, es una poderosa evocación del lado oscuro de la naturaleza humana y la relación entre los humanos y el medio ambiente.

“Es un libro que está profundamente arraigado en su época y es mucho más que una simple historia infantil sobre la pérdida de la madre”, dijo el filósofo Maxime Rovere, autor del prefacio de una edición francesa anterior del libro.

Dada “la impresión de miedo, la forma en que los animales deben escapar constantemente”, Rovere dijo que es “imposible no establecer el vínculo con la experiencia personal [de Salten]”, viviendo como él en una era de creciente antisemitismo.

En marzo de 1939, Salten huyó a Suiza, llevándose una biblioteca de miles de volúmenes.

Dos años después, los nazis lo despojaron de su nacionalidad y terminó muriendo en Zúrich en 1945, solo y desesperado, sin un lugar seguro al que llamar hogar, al igual que Bambi.

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