Enlace Judío – La Navidad es una festividad religiosa en la que los cristianos conmemoran el nacimiento de Jesucristo. Se celebra el 25 de diciembre de cada año. El término Navidad procede del latín nativitas, que significa nacimiento.

La Navidad fue establecida en el día 25 de diciembre como día de solemnidad por la Iglesia católica en el año 350 por el papa Julio. En la Biblia, sin embargo, no es mencionado el día exacto del nacimiento de Jesús. De allí que la celebración de la Navidad en principio no formara parte de las tradiciones cristianas.

La razón de fijar el 25 de diciembre como fecha de festejo del nacimiento de Jesucristo se vincula a la necesidad de la Iglesia de sustituir las fiestas de las saturnales, tradicional en la Antigua Roma, que coincidía con el solsticio de invierno y que era celebrada por los llamados paganos y así facilitar la aceptación del cristianismo.

En la víspera de la Navidad el 24 de diciembre, los cristianos celebran la Nochebuena que se lleva a cabo con una “Misa de Gallo” que tiene una duración aproximada de dos horas. En muchos hogares se realiza una cena abundante entre familiares y amigos cercanos. Una costumbre de la Nochebuena es el intercambio de regalos que representa la entrega de los presentes por parte de los tres reyes magos en el nacimiento de Jesús. Recuerdo que cuando era adolescente fui invitado por mis vecinos a la cena de Nochebuena, fui sorprendido por un pequeño regalo que me hicieron y que me alegró mucho.

Las posadas son fiestas populares que básicamente se llevan a cabo en México nueve días antes de la Navidad. Consisten en la representación del camino de San José y la Virgen María buscando donde hospedarse antes del nacimiento del Niño Jesús. Las posadas son procesiones en las que cantan villancicos y se encienden velas, y acaban en la casa de unos participantes. En mi niñez viví en el corazón de lo que hoy se denomina Centro Histórico de la Ciudad de México y participé en varias procesiones con mi velita prendida, la alegría popular era contagiosa, empero, yo estaba consciente de mi judaísmo. En el presente las posadas tradicionales están en extinción, generalmente reuniones sin el contenido religioso tradicional.

En este contexto de la Navidad transcribo parte del artículo del politólogo Juan Ignacio Zavala en su columna de El Financiero del 24 de diciembre pasado en el que menciona que por ser el día de la cena navideña dejaremos a un lado nuestra vida pública, tan llena de anécdotas y disparates, para no cargar más los ánimos en días en los que se supone todo es abrazo y felicidad. 

Así que repetiré unas reflexiones que ya he puesto en este espacio respecto a la época decembrina. Estas fechas no son del todo parejas, hay quienes disfrutan y a quienes les causa desazón, tristeza ineludible, nostalgia de mejores tiempos o de amores idos. Las cenas, las posadas, los falsos abrazos, los arbolitos, las luces, los intercambios de regalos, el pavo que no deja uno de comer hasta ya entrado enero, y la tortura de los villancicos son ingredientes inevitables de lo que llamamos Navidad.

El filósofo y pensador francés André Lomte-Sponville dice en un artículo relativo a estas fiestas: “Me horrorizan la Navidad, el Año Nuevo y todo ese ceremonial de las fiestas. Estos festejos de fecha fija tienen algo de exasperante y de angustioso, todo a la vez” (El placer de vivir, Editorial Paidós). Es probable que Sponville se refiera a la exasperación causada por la friolera comercial que avasalla en estos días con todo. No hay nada que detenga la publicidad impuesta. 

 


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