Enlace Judío – Andrzej Sitkowski tenía 15 años cuando su madre le informó que un vecino le había pedido esconder a una niña judía de los nazis en su casa.

“Fue una breve conversación, y entonces, sí, decidimos traer a Hadassah y llegó a nuestra casa en 1943”, relata Sitkowski, recordando aquellos años difíciles de la Segunda Guerra Mundial cuando vivía con su madre viuda, Helena, y su hermana pequeña, Magda, en las afueras de la capital polaca, Varsovia, bajo la ocupación alemana.

“Por supuesto, teníamos miedo, pero el miedo era parte de la vida cotidiana en esos años”, dijo Sitkowski a The Associated Press en su casa del pueblo bávaro de Durach, donde radica desde hace 10 años con su esposa alemana.

Casi ocho décadas después del rescate de Hadassah Kosak, Sitkowski, de 93 años sigue en contacto con ella, quien ahora tiene 84 años. Después de la guerra, Hadassah emigró a Israel y luego se trasladó a Nueva York, donde enseñó historia.

En 1995, Andrzej y su madre fueron nombrados “Justos entre las Naciones” por Yad Vashem, en reconocimiento a sus esfuerzos para ayudar a salvar la vida de Hadassah, su hermana Marion y su madre Bronislawa, quienes más tarde también vivieron con la familia Sitkowski.

Con motivo del 77 aniversario de la liberación del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz el 27 de enero de 1945, Yad Vashem y la Conferencia sobre Reclamaciones Materiales Judías contra Alemania se han unido para destacar las historias de “Justos Rescatadores” como los Sitkowski, que lo arriesgaron todo para salvar a judíos de los nazis y sus secuaces.

Como parte de una campaña en las redes sociales llamada #Don’tBeABystander (No seas un espectador), la Conferencia de Reclamaciones y Yad Vashem publicaron varios vídeos y lanzaron un sitio web sobre las personas que salvaron a judíos durante el Holocausto, recogió The Times of Israel.

“Una de las cosas más sorprendentes es que no sólo rescataron a la persona que estaba escondida, sino a todos sus hijos, nietos y bisnietos: todo un árbol genealógico”, dijo Greg Schneider, vicepresidente ejecutivo de la Conferencia de Reclamaciones.

“En la tradición judía se dice que si salvas a una persona es como si salvaras al mundo entero”, dijo Schneider a la AP.

En los últimos 60 años, Yad Vashem ha reconocido a unas 28,000 personas de unos 50 países como “Justos Rescatadores”. La organización sigue recibiendo cientos de solicitudes cada año para honrar a otros, la mayoría a título póstumo. La mayoría de los rescatadores ayudó a sus padres de niños o adolescentes.

“Creemos que unos 200 de ellos siguen vivos y la mayoría radica en Europa”, dijo Dani Dayan, presidente de Yad Vashem. “Ante el aumento del antisemitismo en los cinco continentes, debemos destacar de nuevo la estatura moral de estas personas y sus acciones”.

En Polonia, hogar de la mayor comunidad judía de Europa antes del Holocausto, los ocupantes nazis castigaban a quienes ayudaban a los judíos ejecutando no solo a los ayudantes, sino a toda su familia.

Sin embargo, cuando se le pregunta a Sitkowski por qué él y su madre decidieron ayudar a los judíos a pesar de los enormes riesgos, se encoge de hombros y dice que simplemente era su deber como seres humanos.

“Cuando mi madre me contó lo que el vecino pedía no hubo largas deliberaciones. La aprobación era de alguna manera obvia”, recuerda Sitkowski.

“Fue simplemente una decisión impulsiva de un Mensch (una persona especialmente buena)”, dice.

“Hadassah era una niña preciosa, muy inteligente, con cabello oscuro y ojos negros: le tuve mucho cariño”.

Incluso hoy, sigue habiendo un fuerte vínculo entre ellos. Antes se visitaban y ahora hablan por teléfono e intercambian cartas.

En sus conversaciones, sus recuerdos a menudo se remontan a aquellos meses de clandestinidad cuando Sitkowski compartía sus escasas raciones de comida con Hadassah, le enseñaba a leer y escribir y hacía creer a sus vecinos y conocidos que no era judía, sino una niña polaca cristiana cuya madre había sido llevada a Alemania para realizar trabajos forzados.

En realidad, la madre de Hadassah se escondía como criada con otra familia y su hermana Marion se escondía en un convento católico. Pero cuando esos escondites dejaron de ser seguros, ambas se unieron a Hadassah en la casa de los Sitkowski.

Sin embargo, en septiembre de 1944, los nazis quemaron la casa de los Sitkowski y muchas otras viviendas en la misma calle y luego expulsaron a todas las personas que vivían allí. Finalmente los Sitkowski y los Kosak tuvieron que separarse y sobrevivieron los últimos meses de la guerra en diferentes lugares de Polonia hasta que el ejército soviético liberó Polonia en enero de 1945.

Hadassah Kosak emigró a Israel y después se mudó a Estados Unidos. Su madre y su hermana llegaron ea Reino Unido donde Marion se casó con Ralph Milibrand y nacieron sus dos hijos Ed y Dvid, dos políticos conocidos del Partido Laborista británico.

La decisión de Andrzej y su madre de ofrecer un refugio “fue un verdadero acto de humanidad”, dijo Hadassah Kosak. “Gracias a su valentía, y con gran riesgo para ellos mismos, sobrevivimos a los horrores nazis”.

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