Enlace Judío México e Israel – Hoy se conmemora el día internacional del Holocausto. En honor a este día queremos contar la historia de cinco personas que arriesgaron su vida por salvar judíos durante el Holocausto. Son lo que hemos llamado “justos entre las naciones,” gente que no se dejo convencer por el discurso nazi y actuó heroicamente, con actos pequeños en el tiempo tan difícil que fue el Holocausto. A veces son los actos pequeños los que más ayudan.

Irena Sendler. Salvó a 2,500 niños del gueto de Varsovia

Holocausto SendlerFrente a cualquier tragedia política, histórica o individual hay quienes tienen la fuerza de enfrentarla y hay quienes no pueden sino voltear a un lado. Irena Sendler era de las primeras, era de aquellas personas cuya integridad y empatía es tan alta que están incluso dispuestas a dar la vida por salvar la del vecino. Ella trabajaba en el Departamento de Bienestar Social en Polonia cuando Hitler invadió el país. Junto con varios colegas falsificó miles de documentos para ayudar a judíos polacos.

Cuando los nazis crearon el gueto de Varsovia, donde encerraron a medio millón de judíos en condiciones deplorables, Sendler se unió a la Resistencia de forma clandestina y junto con el grupo Zegota pasaba víveres y comida, fingiendo buscar casos de tifoidea. Sin embargo, no paró ahí empezó a rescatar bebés y niños judíos; los colocaba en orfanatos y casas cristianas para que los nazis no pudieran matarlos, ni perseguirlos. Además guardó un registro escondido sobre cada uno de los bebés y sus padres con la esperanza de algún día poder reunir nuevamente a las familias.

Desgraciadamente fue descubierta por los nazis y torturada brutalmente, sin embargo, nunca reveló la identidad de sus compañeros ni de los bebés a los que había salvado. El grupo Zegota pudo rescatarla, salvarla e incluso después de la tortura se integró nuevamente a las filas. Con su valentía salvó a más de 2,500 niños judíos.

Carl y Gertrud Lutz. Dieron pasaportes y papeles a más de 60,000 judíos

A quien salva vidas con armas, quien lo hace con escondites y quien logra hacerlo con papeles y firmas. Carl Lutz y su esposa Gertrud eran de estos últimos. Como diplomáticos de Suiza en Hungría lograron salvar la vida de más de 60,000 judíos otorgándoles papeles de todo tipo como pasaportes y cartas de protección de parte del gobierno suizo para facilitar y asegurar la llegada de estos judíos a Israel. Tenía contacto con la Agencia Judía, pues antes de haber sido enviado a Hungría como vice consul suizo había estado en Palestina seis años con el mismo cargo. Era una persona que entendía la situación que los judíos vivían en el mundo durante esa época y estaba determinado a actuar para ayudarlos. Murió en 1975 tras haberse retirado de la diplomacia.

Gustav Schröder. Capitán del barco St Louis

Todos sabemos que la vida humana tiene un valor intrínseco y no depende de la etnia, nacionalidad o religión del individuo. Sin embargo, los regímenes totalitarios alteran la verdad de esta premisa y empujan a las sociedades a ver las diferencias con otros lentes. En tiempos así un hombre que no se deja engañar por la moralidad pervertida de la época y asume su responsabilidad ética, es un hombre que con poco cambia la historia de muchos. Gustav Schröder era de ellos; era el capitán del barco St Louis, el cual había zarpado de Alemania en 1939 con numerosas cantidades de familias judías que se dirigían al continente americano.

Schröder conociendo las dificultades que esta gente sufría hizo todo por aminorar su dolor. Les permitió realizar los rezos de Shabat viernes en la noche y durante ese tiempo quitaba el cuadro de Hitler que en teoría debería haber permanecido colgado en el comedor principal.

Cuando el barco hizo tierra en la Havana y el gobierno cubano se rehusó a recibir a los inmigrantes judíos Schröder se negó a regresar a Alemania con los tripulantes judíos, no pensaba abandonar a esas familias a su suerte. Intentaron entrar a Estados Unidos haciendo puerto en Florida, pero el gobierno estadounidense también se negó a recibirlos. Por lo cual tuvieron que volver a Europa, sin embargo lograron negociar con las autoridades belgas, francesas e inglesas su llegada. Con sólo ese acto Schöder salvó la vida de alrededor de 900 judíos.

Johan van Hultz. Maestro de escuela que creó una red para salvar niños

Cuando uno se enfrenta a un gobierno totalitario como el nazismo, los gestos pequeños es lo que termina por hacer una gran Resistencia; en todos los regímenes siempre hay gente que está dispuesta a salvar la vida de una persona aunque ponga en riesgo la suya propia. A veces las formas que encuentran son las más sencillas. Tal es el caso de Johan Van Hultz un maestro y director de escuela, quien salvó a más de 600 niños judíos.

En 1940 cuando Alemania invadió Holanda, van Hultz, quien era director de la Escuela Normal de Ámsterdam, ayudó a los profesores que se negaron a firmar el firmamento de lealtad a los nazis que se exigía entre estudiantes holandeses; convirtiendo el recinto en un lugar de refugio y resistencia anti nazi. Algunos años más tarde en 1942 y 1943, usaría la escuela para proteger a otro tipo de población.

Resulta ser que la escuela estaba enfrente de un centro de deportaciones a judíos y a lado de una guardería. Cuando llegaban las familias al centro van Hultz ayudaba a los padres a pasar por el jardín a los niños y esconderlos entre el resto de los niños en la guardería; se había arreglado también con el hombre que llevaba los registros para que borrara los nombres de los infantes.

Más adelante una red de colaboradores esconderían a los niños entre sacos y cestas de comida para llevarlos al campo y que pudieran vivir escondidos durante la guerra. El truco duró hasta 1943 que la directora de la guardería, Henriëtte Pimentel, fue deportada a Auschwitz.

Doctores del hospital Fatebenefratelli. Crearon una enfermedad para salvar vidas

Síndrome KUna de las mejores herramientas y grandes virtudes del hombre es su creatividad y la habilidad de crear estructuras complejas para explicar su realidad o crear una nueva. Ésta brillo especialmente en octubre de 1943 en el hospital de Fatebenefratelli, Roma, Italia.

Los doctores Vittorio Sacerdoti, Giovanni Borromeo, and Adriano Ossicini se inventaron una enfermedad nueva para esconder a los judíos de los oficiales nazis; le llamaron Síndrome K. Era algo así como una mezcla de tuberculosis y cáncer contagiosa que aparentaba ser muy peligrosa y a la cual los oficiales nazis no quisieron ni acercarse nunca. En realidad “Síndrome K” era la clave de que el paciente era judío y no estaba enfermo, la mejor manera de mantenerlo fuera de la vista. Durante poco más de año y medio la estrategia funcionó con éxito salvando la vida de al rededor de 100 judíos. Sin embargo, en mayo de 1944 los médicos fueron delatados y el hospital sufrió una redada, las 5 personas que fueron capturadas en el balcón finalmente sobrevivieron porque Roma fue liberada a los pocos días.