Enlace Judío México e Israel / Rab Yirmiyahu Ullman – Nuestros Sabios enseñaron: “El amor que depende de otro factor, cuando el factor deja de existir, también lo hace el amor. Pero cuando el amor no depende de otro factor, nunca deja de existir”. El “amor” que no es más que un enamoramiento basado en factores fugaces como la buena apariencia, la riqueza o la fama está condenado al fracaso, mientras que el amor que crece con el tiempo como resultado de la entrega mutua y la apreciación de los rasgos interiores del otro perdura.

La idea de “enamorarse”, pues, es ajena al judaísmo. Más bien, una pareja judía se eleva y crece en el amor. Esto es evidente en el verso “Isaac llevó [a Rebeca] a la tienda de su madre Sara, ella se convirtió en su esposa, y él la amó”. ¿No debería Isaac haber amado a Rebeca antes de casarse con ella? La respuesta es que no podía hacerlo. Sólo después de ver que su rectitud y belleza interior continuaban en el contexto y el compromiso de la vida matrimonial, a pesar de sus dificultades, pudo amarla de verdad. Lo mismo puede decirse del amor de ella hacia él. Entonces se “elevaron” juntos en el amor.

La palabra hebrea para amor es Ajava, cuya raíz es Jav, que significa dar. Sólo a través de la entrega mutua puede una pareja alcanzar el verdadero amor. Además, la gematria (equivalente numérico) de Ajava es 13, al igual que la de Ejad (uno). De aquí se desprende que una pareja logra la unidad sólo a través del amor y la entrega; si cada uno sólo toma del otro, nunca se unirán sino que siempre permanecerán separados. De hecho, el mandamiento “Ama a tu prójimo como a ti mismo” también se aplica a las relaciones entre marido y mujer. Los rabinos talmúdicos enseñaban: “Uno debe amar a su mujer como a sí mismo, y honrarla y respetarla más que a sí mismo”. Una vez, la esposa del rabino Aryeh Levin sintió un dolor en el pie. Fueron juntos al médico y éste le preguntó: “¿Qué puedo hacer por usted?”. El rabino Levin respondió con toda sinceridad: “Doctor, la pierna de mi mujer nos duele”.

Fuente: Ohr Somayaj