Enlace Judío – Científicos de la Universidad de Oxford detectaron cambios cerebrales en pacientes con COVID-19, en áreas relacionadas con el olfato y la memoria, meses después de su recuperación, informó Haaretz.

Los investigadores observaron un deterioro cognitivo más rápido en pacientes COVID-19 que en el grupo de control, en base a análisis de escáneres cerebrales y pruebas cognitivas.

“Los hallazgos pueden revelar los efectos perjudiciales de COVID-19 y mejorar nuestra comprensión de cómo se propaga la enfermedad a través del sistema nervioso central”, escribieron los autores.

Señalan que los efectos se observan incluso en personas que no han sido hospitalizadas por COVID. Sin embargo, afirman que es necesario investigar más a fondo si el impacto puede revertirse parcialmente o si persiste a largo plazo.

A lo largo de los dos años de la pandemia, el coronavirus se ha relacionado con varios fenómenos neurológicos, tanto durante la fase aguda de la enfermedad como mucho tiempo después.

La enfermedad afecta al sistema nervioso central y al cerebro, provocando la pérdida del sentido del gusto y del olfato, falta de concentración, fatiga, dolores de cabeza, falta de sueño y malestar emocional. Algunos síntomas pasan rápidamente, mientras que otros pueden durar semanas o meses. Pero actualmente no hay certeza sobre efectos a largo plazo.

“Aunque las pruebas sugieren que COVID-19 puede causar anormalidades relacionadas con el cerebro, la mayoría de los estudios se han enfocado en pacientes graves y se han limitado a datos posteriores a la infección”, escribieron los investigadores. “Los efectos del SARS-CoV-2 en el cerebro en casos leves y más comunes siguen siendo desconocidos, pero la investigación de estos casos podría revelar posibles mecanismos que contribuyan a la enfermedad o al daño cerebral”.

El estudio, publicado en la revista Nature, compara escáneres cerebrales y pruebas cognitivas de 785 personas de 51 a 81 años antes y después de la enfermedad.

Los investigadores detectaron efectos a largo plazo incluyendo “una reducción de la materia gris en regiones que controlan la emoción y la memoria, y daños es áreas asociadas al olfato.

Los autores también realizaron un análisis en personas que desarrollaron neumonía no relacionada con COVID-19 para demostrar que los cambios son específicos del coronavirus y no se deben a los efectos genéricos de una enfermedad respiratoria.

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