Enlace Judío México e Israel- ¿Sonó el despertador?

Llegó el día, un domingo normal, común y corriente para todos. O casi para todos. Enrique Rivera se levantó, se bañó y se fue a la sinagoga. Trataba de estar concentrado, pero lo cierto es que había muchas muestras de cariño y todos hacían referencia a Nitzavim. Al libro que meses atrás había visto la luz.

ARIE LEV BEN ABRAHAM

Con cierta tristeza recibió la noticia de que el Rabino Rittner no podría acompañarlo en el Presidium. No obstante, pronto se enfocó en quienes si estarían con él: el Rab Leonel Levy, el escritor José Gordón y el Maestro Marcos Jalif. Aunado a ello, las voces y presencia de Ari Litvak y Giselle Arditti, constituirían un presente más para la audiencia, tanto presencial como por Facebook.

Al terminar la tefilá, enfiló hacia su casa. Iba acompañado de tantos pensamientos y sensaciones, que no sintió la caminata. ¿Quién vendría? ¿Qué les quería decir? ¿Qué le gustaría que los asistentes se llevarán esa noche?

El tiempo le jugaba bromas, a veces acelerándose, a veces yendo despacio.

Llegó con tiempo a Bet El, el Sr. Victor le ayudó a colocar los libros, mientras que Ariela y Daniela, las hijas de Enrique preparaban algunas cosas para la venta de los mismos. Al poco tiempo, dieron las 19:00 hrs. Ya los micrófonos habían sido colocados por Ariel en la mesa del presídium que Armando y su equipo había armado.

Enrique, aunque sereno, experimentaba una gran emoción: había estado en el templo muchas veces, había apoyado en diversas tareas y muchas ocasiones había fotografiado o entrevistado personajes. Y hoy, la vida, el haber perseguido un sueño escurridizo y gente generosa que lo había apoyado, le permitían estar, codo a codo (con sana distancia, claro) junto a tres personalidades, tres intelectuales y personas ligadas al judaísmo y a Israel.

El Dr. Yahir dio la bienvenida y mágicamente redujo los extensos currículos de los panelistas. Enrique notó que no tuvo que hacer mucho esfuerzo cuando hizo referencia al de él, pero eso era lo menos importante.

Tras dicha lectura, Enrique se apropio del micrófono para saludar a Ari y Giselle, y entonces, ella trabajó aires de la Tierra que emana leche y miel, con notas cargadas de nostalgia al interpretar: Ein Li Ertez Ajeret, No tengo otra Tierra.

Al finalizar su interpretación, fue el rabino Levy quien tomó la palabra.

Enrique lo miraba y también miraba al público, reconocía a casi todos los asistentes. De pronto la figura de May, la directora de Enlace Judío, ocupó su campo visual. No pudo dejar de sonreír, tantos años de trabajo conjunto en este medio.

El rabino Levy tejió una historia con sus propias experiencias y con la lectura del libro de Enrique.

Subrayó, en su relato, como un taxista en Eilat, al entablar una conversación, le hablaba de las maravillas de Sudamérica. El Rabino Principal de Bet El comentó que entonces el le preguntó: ¿por qué si te gusta tanto América del Sur, estás en Israel?
A lo que el hombre el contesto: Es que ¡Israel es shelanu! (Israel es nuestro).

Hacia el final de su intervención el rabino le dejó una pregunta y una inquietud a Enrique: ¿Dónde está la segunda parte?

Tocó el turno, entonces, del escritor y maestro José Gordon. Él hizo referencia al papel de Enrique como periodista y fotógrafo y cómo eso lo ha convertido, dentro de la Comunidad en un testigo de muchos acontecimientos. Pero, luego, se refirió a Nitzavim, y comentó de la tarea básica que hizo Enrique Rivera al ir a esa “casa simbólica que es Israel” a hacer las preguntas, preguntas que resaltó Gordon, deberían de empezar desde la propia casa.

Gordon plantea una pregunta en extremo actual: “¿Cómo nos abrimos hacia otras posturas?

Tras leer algunos pasajes del libro, Pepe Gordon expresó su confianza y esperanza, en que, a través de las preguntas, el Pueblo de Israel romperá sus barreras conceptuales.

Tras esta intervención, el Jazán Ari interpretó Al Kol Ele, con un sentimiento tal que dejó un ambiente renovado. A esta canción tan emblemática le siguió la intervención del Maestro Marcos Jalif.

Él resaltó el hecho de haber conocido los textos en una etapa muy temprana y precisó que el trabajo de Enrique logró captar una amplia panorámica del espectro social de Israel. Así mismo, señaló el valor de Enrique para ir a Israel y hacer las preguntas que pueblan su libro.

Enrique lo escuchaba y prestaba atención al trabajo de Silvia, quien tomaba apuntes y fotografías para las redes sociales y medios de Bet El.

Luego de la intervención de Jalife, le tocó a Enrique hacer uso de la palabra.Comentó brevemente sobre los inicios de la obra y culminó su intervención con un relato acaecido en una de las residencias estudiantiles, donde un estudiante judío se encuentra con uno palestino en la noche vieja. El relato da cuenta del dialogo y la esperanza que se genera entre ellos.

Tras su intervención vino una sesión de preguntas y respuestas. Mientras esperaba entre pregunta y pregunta, Enrique agradecía que, si acaso era un sueño, aún no sonara la alarma del despertador…