Enlace Judío México- En los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, Japón había perdido una gran cantidad del territorio del que se había logrado apoderar a lo largo de la guerra, tantas derrotas militares obligaron al General Tojo a dimitir de su puesto de Primer Ministro en septiembre de 1944, pero antes de retirarse incitó a los japoneses a continuar peleando.

Sin embargo, a la población nipona en nada le importaban los mensajes patrióticos ni motivacionales, ya que lo único que imperaba era esa dolorosa hambre, pues en Japón todo escaseaba, y mientras el alto mando anhelaba nuevos suministros de petróleo para continuar luchando, el pueblo sólo fantaseaba con un poco de pan o de arroz, cualquier alimento que pudiera calmar esa hambre continua y constante.
Los bombardeos habían sido terribles en las ciudades japonesas, la población pagaba, con creces, todas las invasiones y genocidios que el imperio nipón había cometido sobre el pueblo chino, no obstante, el mayor error de Japón fue haber atacado a los Estados Unidos, pues el ataque a Pearl Harbor era pequeño frente a los bombardeos que ejecutaba la aviación estadounidense, el Presidente Harry Truman habló en televisión para pedirle al Imperio de Japón una definitiva rendición.
En el gobierno japonés la presión no podía ser mayor, todos lo deseaban pero nadie se atrevía a rendirse, los kamikazes continuaban con sus misiones suicidas pero muchos de ellos confesaban en secreto sus deseos por seguir viviendo, es comprensible y hasta sensato, querer vivir es uno de los instintos más humanos.

Bomba nuclear

En julio de 1945, Winston Churchill, Iosef Stalin y Harry Truman se reunieron para discutir la guerra que aún continuaba. La gran noticia de la reunión era que Estados Unidos ya contaba con una bomba nuclear para someter a Japón, así que las peticiones de Truman para que los japoneses se rindieran, se repetían una y otra vez.
Pero el gobierno japonés no tenía la más mínima intención de dejarse vencer y continuaban su lucha. Esto, provocaba que el Presidente Truman convenciera a su gobierno de que sólo los bombardeos nucleares someterían a Japón, así que la decisión se tomó, la fecha se estableció, el lugar se precisó y dos bombas nucleares comenzaron su viaje hasta el otro lado del mundo para ejecutar el terrible ataque, la bomba más inolvidable en la historia de la humanidad.

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