Enlace Judío México e Israel – Álex Tacher, joven mexicano que vive temporalmente en Tel Aviv, se encontraba a pocos metros del sitio en el que al menos un hombre abrió fuego contra los comensales de un bar, en la transitada calle de Dizengoff. Conversamos con él, en exclusiva.

“Es la peor experiencia que he vivido, sin duda. Es un sentimiento horrible”, dice Álex Tacher desde un cuarto en penumbra, vía Zoom, para Enlace Judío. El joven, quien trabaja a unos metros del sitio en que esta noche un hombre abrió fuego indiscriminadamente en la populosa calle de Dizengoff, en Tel Aviv, narró en una entrevista cómo él y sus compañeros vivieron el tiroteo.

“Nosotros ya estábamos por cerrar (…) y en eso empiezo a escuchar muchísimo ruido. Me asomo a la ventana y veo una avalancha de gente correr, y mi intuición me hace… además de agarrar palo y cuchillo, me aventé al piso, me raspé la rodilla y empezamos a escuchar unos balazos y muchísimo ruido“.

Las detonaciones, que según la información con que se cuenta hasta el momento, dejaron al menos dos muertos y varios heridos graves, fueron producidas por el arma de fuego detonada por un solo atacante, a cuya cacería se han sumado mil efectivos, entre policías y militares, incluidos los cuerpos de élite de las FDI.

“Por la cabeza no sabes ni lo que te pasa. Estábamos un compañero más de mi trabajo y yo, somos de la misma edad, 19, 20 años. Estaban como cinco niñas afuera que, igual, todas son latinas, y rápido se metieron, cerramos y (estábamos) súper agitados, no entendíamos nada”.

Tacher y sus compañeros cerraron el local en donde trabajan y apagaron la luz. Al conceder la entrevista, pocas horas después del incidente, su rostro es indistinguible entre la negrura del espacio. Apenas el brillo de la pantalla, reflejado en sus lentes, permite distinguirlo de las sombras.

“Salieron caballos, motos, helicópteros… no, una locura”, narra el joven, quien no ha escuchado sino los múltiples rumores sobre diversos atacantes detenidos en el lugar, que contradicen otras versiones, según las cuales, un único tirador habría realizado la masacre.

El joven mexicano debió permanecer encerrado en el establecimiento llamado Oak Berry, atento a los mensajes del exterior. “He estado hablando mucho con los de mi programa, con los que vine a Israel, y muy bien, muy atentos con nosotros. Nos están avisando todo”.

Según el joven, a la turbación inicial siguió un ruideral de sirenas, seguido, horas después, por un silencio total. “Mi primera reacción fue querer regresarme a México“, dice Tacher. La señal es difusa, el audio impide que la comunicación fluya y el joven debe excusarse. “No queda más que esperar”, dice, y agrega que debe procurar el bienestar de las chicas, clientes del negocio donde trabaja, que permanecen encerradas junto con él y su compañero de trabajo, a la espera de que las autoridades anuncien que la calle de Dizengoff y el resto de Tel Aviv pueden volver a la normalidad.

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