Enlace Judío – Antes de la Segunda Guerra Mundial, Cracovia había sido un influyente centro cultural para los judíos durante alrededor de 500 años. Conversamos con Paulina Kapuśnlak Gula, guía de turismo, durante un recorrido por lo que fue el Gueto de Cracovia.

Casi 70 mil judíos vivían en Cracovia a la llegada de los alemanes, que representaban el 25 por ciento de la población de la ciudad polaca. Con la ocupación de la Alemania nazi, los judíos fueron expulsados hasta marzo de 1943. Antes de la creación del gueto, 3,000 habitantes judíos vivían en 15 calles y 320 viviendas del distrito de Podgórze. Con el establecimiento del Gueto de Cracovia en 1941, casi 30 mil personas fueron hacinadas en la misma zona.

“Para albergar a tanta gente en un espacio tan pequeño los alemanes contaron así: una ventana, 4 personas, de manera que alrededor de 20 personas compartían a menudo la misma habitación bajo terribles condiciones sanitarias, que causaron enfermedades como tifus y otras epidemias. Cada gueto en Europa tenía la misma situación”, señala Kapuśnlak.

El gueto estaba rodeado de muros en forma de lápidas redondas según la tradición judía. “El mensaje de los alemanes era: están vivos, pero casi muertos”.

Los judíos fueron forzados a construir el muro en marzo de 1941, el cual fue desmontado dos años después con la liquidación del gueto.

La deportación masiva del gueto en marzo de 1943 se realizó durante dos días únicamente. Los judíos que trabajaban fueron trasladados al campo de trabajo de Plaszow, conocido por la película La Lista de Schindler. El resto fue trasladado al campo de exterminio Belzec al este de Polonia. Alrededor de 60 mil judíos de la ciudad murieron en Belzec, indica Kapuśnlak.

Alrededor de 4 mil judíos de Cracovia perecieron en Auschwitz-Birkenau. De casi 70 mil judíos antes de la guerra, 65 mil fueron asesinados. Menos del 10 por ciento sobrevivió. Alrededor de 4 mil sobrevivieron la guerra, 1,200 gracias a Oskar Schindler.

Kapuśnlak señala que los nazis eligieron a una de las sinagogas como establo para guardar sus caballos.

Frente a la Plaza de los Héroes del Gueto, antes llamada Plaza de la Concordia, nuestra guía comenta que el Monumento de las Sillas, un homenaje de Roman Polanski, representa los bienes que los judíos se vieron obligados a abandonar antes de su deportación.

“La gente se concentró en esta plaza esperando la deportación con todas sus pertenencias. Se les prometía que serían trasladados al este del país para establecerse e iniciar una nueva vida. Finalmente, los judíos no lograron llevar consigo todo lo que habían traído a la plaza. Tomaban lo que podían en una maleta y marchaban hacia la estación de trenes. Después de la deportación la plaza estaba llena de todos los bienes que habían quedado”, dice.

Las víctimas tenían que pasar horas sentadas en el suelo de esta plaza, bajo el sol candente sin agua ni comida.

Kapuśnlak menciona a Tadeusz Pankiewicz, farmacéutico polaco propietario de la farmacia “Bajo el Águila” (“Apteka pod Orlem“) que se encontraba en la misma plaza. Cuando la farmacia quedó dentro del área designada como gueto, se le permitió continuar con el negocio por miedo a las enfermedades. En agradecimiento por su heroísmo al rescatar a varios judíos del gueto y proporcionar medicamentos, asistencia sanitaria, alimento, dinero, información y armas para la resistencia del gueto, se le concedió el título de Justo entre las Naciones.

Posteriormente publicó un libro sobre la vida en el gueto titulado La farmacia del Gueto de Cracovia.

El antiguo ayuntamiento de Cracovia se convirtió en una yeshivá que funcionó hasta 1939. Hoy en día es el Museo Etnográfico de Cracovia. La comunidad judía local tuvo que renunciar a la yeshivá por falta de estudiantes y devolver el edificio al gobierno, explica Kapuśnlak.

Actualmente, la pequeña comunidad judía cuenta con 200 miembros, en su mayoría seculares.

Entre las 7 sinagogas que existían antes del Holocausto, una era reformista y otra fue construida para los judíos pobres de la ciudad. En la actualidad, solo dos ofrecen servicios. Una funge como museo judío y otra fue transformada en una librería. El resto de las sinagogas cobran la entrada para su renovación.

Además, la ciudad cuenta con 3 restaurantes estilo Kosher, ubicados en el barrio judío, donde antes de la guerra vivía también la clase alta de la comunidad. Hoy en día, los restaurantes llevan nombres judíos y atraen a los comensales con música en idish.

Para finalizar, Kapuśnlak subraya que Cracovia no solo se vio afectada por la Alemania nazi y el Holocausto, sino que su población sufrió también la ocupación soviética. Con un suspiro, comenta que en su opinión el énfasis sobre el Holocausto es excesivo.

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