Enlace Judío- En Jerusalén, en Israel, al amor y el deseo cobran otra dimensión, otra s sensaciones… Bien lo sabe Joseph Hodara, cuya poesía podría haberse inspirado en textos sagrados.
En Jerusalén …….
Te camino como limpio cuerpo
Por calles lejanas y nuevas.
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Eres una crónica de noches,
De virajes que suman
Un rincón
Una piedra.
Te camino
Yo y los otros.
Te respiro
Como mujer soñada.
Recorro
Tu cuerpo ondulante.
Adivino
Tus lágrimas.
Y escucho a las torres
Que cantan.
En mi rincón
Ahora sé:
Estoy solo
Solo en una multitud helada
Estoy vacío.
Casi muerto
En un cementerio festivo.
La alborada está lejos.
Dice llegar y no llega.
Mis horas pasan y pesan.
Y ahora lo sé:
Soy escoria.
Cuando la noche
Enciende
Las ventanas tiemblan.
Susurros, voces,
¿recuerdas?
Cuando la noche
Toma nuestros cuerpos
La luna emerge
Desde dentro.
Entonces inventamos
El mundo
El mundo que es
Nuestro.
Mi alma camina
Contigo
Por el polvo reptante
Del camino.
Me lleva-ignoro.
¿Acaso a tus ojos
A tu ombligo?
Sé que erizas
Mis cabellos dormidos.
Y mi alma camina
Contigo
Ignorando
El destino.
Mi alma camina
Contigo
Por el polvo
Reptante
Del camino.
Me lleva- no sé:
¿Acaso a tus ojos
A tu ombligo?
Sólo sé que erizas
Mis cabellos dormidos.
Y mi alma camina
Contigo
Cuando apenas adivina
El destino.
La Jerusalén de arriba y la Jerusalén de abajo
José Luis Najenson
Sobre Jerusalén, la más deseada
de todas las ciudades, en la cumbre
donde algún día ha de cesar el tiempo,
hay otra ciudad gemela, idéntica
palmo a palmo, misterio por misterio,
pero oculta tras nieblas invisibles
y estrellas de otros cielos.
Jerusalén celeste, la del aire,
velada a los ojos de los réprobos,
quién te ha visto una vez, soñará siempre
tus murallas de luz enjalbegadas
por la luna tardía y el Lucero
engastados en la Torre de David
donde se acalla el viento.
Jerusalén etérea, del silencio
sumida en el ensalmo de la tarde
cuando ésta se derrama por los techos
de la ciudad terrena, donde anidan
el dolor y su escudo, la esperanza;
tu réplica de piedra, que te espera
contando los milenios.
Jerusalén de arriba, tan lejana
y tan cercana por el raudo fuego
de la oración de abajo. ¿Qué secreto
oculto en las esferas ilumina,
cual una plegaria de plegarias,
el otro fuego que a su vez emana
desde tus propios rezos?
Jerusalén ceñida por el eco
de todas las batallas sublunares
en la cima del aire, y en la sima
del resplandor que llega hasta el incierto
oscuro ombligo de este mundo. ¿Cuándo,
subirá el Mesías de una a otra,
para bajar de nuevo?
La cúpula del Templo es una aurora
retenida en el cielo.
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