Enlace Judío –  “Me encontraba completamente esclavizado”, cuenta Udi Margalit, “las dosis eran cada vez más y más grandes, porque todavía tenía dolor. Y como el dolor aún no disminuía, decidieron darme dosis aún más altas, algo que hacen con frecuencia. Estaba caminando drogado. No distinguía entre el día y la noche. Estaba perdiendo mis habilidades cognitivas y muchas otras cosas. Perdí el sentido del gusto y mi boca siempre estaba seca, pero tenía antojo de comida dulce. Necesitaba nueve cucharaditas de edulcorante para hacer mi té lo suficientemente dulce. Y no me daba cuenta de que tenía un problema”.

Historias como las de Margalit se están haciendo cada vez más frecuentes en Israel, que enfrenta una creciente crisis de adicciones entre sus ciudadanos. Según un reporte publicado la semana pasada por el Centro Israelí para las Adicciones, una de cada siete personas en el país sufre de dependencia adictiva pero la mayoría no recibe tratamiento. 

Los números son alucinantes: 15% de los israelíes sufren de algún tipo de adicción (para contrastar, esa figura representa a casi el doble de personas ultraortodoxas en proporción a la población del país). Entre las adicciones más comunes, se encuentra el alcohol con un 71% de las personas adictas reportando tenerla, la marihuana con un 27% y medicinas para el déficit de atención con 9%. Además, 11.2% de los encuestados respondieron sufrir algún tipo de adicción conductual como ludopatía, pornografía o juegos computacionales.

Mientras cada vez un número mayor de israelíes lucha contra sus adicciones, representando pérdidas de calidad de vida personales y daños estimados en 7 mil millones de Shekels a la economía del país, una pelea burocrática entre el Ministerio de Salud y los cuatro proveedores privados de salud a los que cada israelí tiene que estar inscrito han dejado a miles de ciudadanos sin atención.

Nitzan Horowitz, quien funge como Ministro de Salud, dijo estar sorprendido por la ausencia de tratamiento médico vital para aquellos que sufren de adicciones: “Había asumido que se estaba abordando y que había servicios de algún tipo. Me quedé asombrado al descubrir que no era así” declaró Horowitz el mes pasado.

Entre papeles y acuerdos, miles de vidas son ignoradas. Una simple división administrativa que separa los servicios de salud mental con aquellos referentes a la adicción deja a quienes luchan con dichos trastornos sin la ayuda que requieren. 

De acuerdo con el psiquiatra Dr. Shauli Lev-Ran, quien se desempeña como presidente de medicina contra la adicción en el Centro Médico de Sheba, Israel debe de prestar particular atención a su crisis de adicciones debido a su singular situación: ser un país en el que el servicio militar es obligatorio y jóvenes se exponen a grandes traumas a una edad temprana.

“Muchos soldados se enfrentan a situaciones muy difíciles durante su servicio. No me refiero solo al estrés postraumático, sino al estilo de vida del ejército en su conjunto” dijo Lev-Ran al ser cuestionado sobre patrones de adicción en Israel.

El alcoholismo, la epidemia de opioides y el abuso de drogas ilegales en Israel son problemas que necesitan ser atendidos inmediatamente. Una combinación de políticas públicas, acuerdos urgentes con los proveedores privados de salud y un foco especial en las adicciones podrían ayudar extensivamente a uno de los problemas de salud pública más importantes en el país hoy en día.


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