Enlace Judío- 8 de Diciembre de 1596, día de la Purísima Concepción. El olor a piel quemada inunda la ciudad de México. El humo del fuego constante enrarece el ambiente, el Auto de fe es perpetrado por los inquisidores. La familia Carvajal es sacrificada en la hoguera. Se esparcen sus cenizas en las grietas de la ciudad.

El jueves 9 de junio,  se llevó a cabo lo que considero el acontecimiento literario del año. La presentación de la novela Olvidarás el fuego de Gabriela Riveros, en el auditorio del Museo  Memoria y Tolerancia.

Los astros se confabularon para permitirnos escuchar al Dr. Baltazar Brito, a las escritoras Silvia Cherem y Tamara Trottner quienes lograron hacernos comprender la importancia de la novela de Gabriela Riveros en este momento y en este país. Nos hicieron volver a las circunstancias del Siglo XVI donde se ubica la historia y como si fuera magia, a pesar del paso del tiempo, estuvimos en el mismo escenario, en el mismo lugar donde se llevaron a cabo los dolorosos acontecimientos hace más de 400 años.

Gabriela Riveros con un trabajo de antropología muy minucioso comenzó a cavar

Revisó cada piedra, cada palabra, cada inscripción que la llevara hacia lo más hondo, a penetrar hacia adentro de sí misma. Cavó en los documentos ancestrales, en los papers de los investigadores actuales, cavó en los archivos, en las entrevistas, cavó sin descanso hasta que logró abrir un túnel del tiempo y adentrarse, adentrarnos, en otros paisajes, en otros momentos: nos llevó rumbo al México fundacional, el de los indígenas y los conquistadores, el túnel del tiempo que la hizo encontrarse frente a Luis de Carvajal y de la Cueva, quien funda, bajo las órdenes de Felipe II el Nuevo Reino de León, el que lo perpetuará en estas tierras a través de su apellido materno: de León.

Gabriela logra mirar de frente a la familia, nos hace escucharla a través de las voces de los hijos, todos judaizantes. Ahí están las vivencias en tierras inhóspitas de Isabel y de David, sus hermanos, la lucha por recuperar su identidad judía, por permanecer con vida en un entorno que los amenaza sin tregua.

En medio de los vestigios del Siglo XVI, encuentra la traición, el deseo de poder, la autoridad revestida de una falsa identidad y la denuncia que persigue, corroe, despoja, asesina y quema hasta que no quede huella de que ahí estuvieron, de que existieron.

Sin embargo, la historia se recupera mediante la palabra, la que nombra y da lugar a aquéllos que no pudieron ser borrados de nuestro recuerdo. A través de los diminutos diarios de Luis de Carvajal el mozo, Gabriela cobija con su compasión, la vida de estos personajes, víctimas del fanatismo y los intereses de su tiempo. Acompaña a Luis de Carvajal el mozo, a asumir su judaísmo como su verdad absoluta y su sentido de vida. Se llama a sí mismo Joseph Lumbroso. Estudia, se acerca a los libros sagrados porque está ávido de la palabra divina. Se convierte en un erudito, conoce y escribe sobre los profetas, sobre el amor a Adonai, sobre su propia transformación en un ser cada vez más perfecto, más completo. Se convierte de facto en el rabino de la comunidad clandestina. 

Sin embargo, llega el tiempo de las denuncias, de las cárceles; de la resilencia a la tortura. Momentos dentro de la novela que parecen increíbles, impensables; no es posible imaginar lo que están sintiendo los actores de esta tragedia. ¿Cómo es el dolor ante las vueltas del potro? ¿Se puede concebir el sufrimiento mientras los huesos se destrozan, las articulaciones se dislocan, la piel se separa de los miembros? El potro aprieta y la lengua se suelta. Es inhumano soportar el dolor y denuncian los hijos a los padres, las madres a los hermanos, los hermanos a los amigos. Es el auto de fe más importante acaecido en la Nueva España. 

Joseph agradece a Adonai su paso por la vida, por su familia, por las épocas de bonanza, por el aprendizaje. Es con todas las letras un kidush Hashem un hombre que, a pesar de su terrible circunstancia ha santificado el nombre de Dios y muere con Él en sus labios y en su corazón.

Es la tragedia de una familia judía que permanecerá en estas tierras únicamente en nombre. Los que recupera Gabriela, sus propios nombres, los de sus antepasados,  los mismos que ahora se repiten en  sus hijos. Una historia que sin saberlo, les hablará de sus propias raíces, de su propia vida, que los lanzará al futuro con otra mirada, como ya lo ha hecho con todos los que hemos leído su novela.

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