Enlace Judío- En una visita a México, Jorge Diener, director ejecutivo de Haddasah Internacional, relató cómo el hospital israelí Hadassah actuó durante los primeros meses de guerra en Ucrania. Una travesía que inició desde la primera semana con historias de todo tipo: desde un hombre que atravesó todo el país con una pierna, hasta una madre y su hija que fueron rescatadas por los médicos y voluntarios del hospital.

Entrevista completa con Jorge Diener.

Tras el comienzo de la guerra de Ucrania millones de personas intentaron huir del país, dejando todo atrás. Una de ellas fue una madre que con su hija de 14 años llegó a la frontera con Polonia. Al estar ahí le pidió de favor a un voluntario que se llevara a su hija, ya que tenía un cáncer que la mataría en tres meses, y temía que si iba sola, algún grupo de trata la secuestraría. Sin embargo, el voluntario la convenció para que ambas salieran.

“Llegó al centro con mucho dolor. El doctor que las recibió fue un médico pediatra e investigador. Así me enteré del caso de esta madre que debía estar con su hija hasta el final”, recordó Jorge Diener, director ejecutivo de Haddasah Internacional. “En ese momento contacté a todos los conocía en Polonia. Y en dos horas llegué a la ex presidente de Polonia, quien tiene una fundación que ayuda a la gente para a buscar alojamiento.

“Fue así como encontramos a una familia de Gdańsk, Polonia, que podía recibir a ambas y que, al final, adoptarían a la hija. Pero, antes de salir, nuestro médico le dijo que creía que aún tenía oportunidades de sobrevivir. Y al día de hoy, tras dos meses, la madre ya está en tratamiento y la hija está con ella junto a la familia que la adoptó“, dijo Diener.

 

El inicio de una travesía

Tras la invasión, que comenzó el 24 de febrero, el director ejecutivo de Haddasah Internacional se encontraba en México. A pesar de lo que los medios de comunicación señalaban que se trataría de un conflicto de 48 horas, como su esposa es de Ucrania, él sabía que era el inicio de algo más importante. Fue por ello que decidió regresar inmediatamente a Europa para iniciar los preparativos de apoyo.

“A la semana de que empezó la invasión a Ucrania yo estaba en la frontera con Polonia, junto a un equipo de tres médicos del hospital Haddasah, que fuimos a una misión relámpago de tres días a ver cómo podíamos ayudar con los recursos que teníamos“, dijo el director.

Los doctores de Israel son especialistas en el área de traumatología y medicina de guerra, debido al conocimiento adquirido por la época de los actos terroristas, por lo que “nuestros médicos tienen una experiencia que es única para el mundo”, aseguró. Sin embargo, no pudieron movilizarlos, porque se encontraban lejos. Por lo que tuvo que ir nuevamente a la frontera para saber cómo ayudar de otra forma.

Médicos de Haddasah trbajaron con doctores de Polonia. (Cortesía)

“Las imágenes que recibimos fueron terribles: miles de refugiados cruzando en medio del frío, de la nieve, en su mayoría mujeres, con niños”, explicó el director. “Los jóvenes y esposos se quedaron en el frente de Ucrania peleando por su casa (algunos porque no pudieron salir, pero la mayoría para defender)”.

 

Las escenas de Ucrania

Eran miles de mujeres, abuelas, niños, arrastrando en la nieve las maletas pequeñas que usan los niños para ir al kínder, y lo que llevaban era todo lo que pudieron llevarse de las casas que dejaron atrás destruidas. Esa imagen de miles huyendo (como tercera generación de sobrevivientes del Holocausto) me hicieron sentir que estas imágenes eran familiares, solo que las otras eran en blanco y negro y estas a color.

Los refugiados llegan al cruce fronterizo de Medyka tras huir de Ucrania, en Polonia (Foto AP/Visar Kryeziu)

“Pensé que esto no iba a pasar nunca más, algo que, no es lo mismo que el Holocausto, tiene las magnitudes similares.

De acuerdo con Diener, a lo largo de los tres meses que Haddasah ha estado en Polonia, se han atendido a más de 30 mil refugiados; es decir, 250 pacientes cada día. El equipo se ha conformado por más de 100 médicos y enfermeros de diferentes países, lo que consideró como  un “Haddasah sin fronteras”, en referencia a otros proyectas de la misma índole internacionales.

 

“Tenemos un equipo de expertos de Israel trabajando juntos con médicos polacos, de Argentina, México, Chile y Suiza. Esto simboliza la misión más básica de Haddasah; creemos que somos más que un hospital“, opinó. “Con nuestra red internacional logramos y promovemos puentes de paz a través de la salud. Y la atención que le damos a los refugiados le ha permitido a los niños, sus madres, y abuelos poder rehabilitarse”.

Una niña es consultada por personal de Haddasah. (Cortesía)

Con el paso de los días, los casos que llegaban se complicaban. Pasaban de ser casos de faltas de medicamentos a pacientes con lesiones graves. Según cuenta el director general de Haddasah, comenzaban a llegar pacientes que habían estado dos mesese encerrados en un sótano sin haber tratado sus heridas.

“Ni siquiera (estaban) en un refugio como tenemos en Israel, sino en un sótano; sin paredes y expuestos a los bombardeos que había afuera”, describió. “(Se encontraban) encerrados en esos sótanos por un mes entero, con 70 o 100 personas en solo un lugar sin poder salir“.

 

Otro caso simbólico

Pacientes tratados por personal de Haddasah. (Cortesía)

Otro de los casos fue el de un hombre de 60 años, el cual lo herieron en una pierna durante uno de los bombardeos en Járkov. Diener relató que debido al constante atque y destrucción de hospitales no lo pudieron curar en el momento, y así estuvo durante un mes en el sótano. Encerrado con 70 personas eventualmente se quedaron sin agua y sin alimentos, y en un momento cuando los ataques disminuyeron huyó con la pierna herida.

En su travesía logró atravesar de oriente a occidente con la ayuda de una pierna, un tren y un autobús que lo llevó hasta la frontera con Polonia. Cuando llegó, le dolía mucho el otro miembro. Le dieron comida y una cama y preguntó: “me cuesta caminar mucho con una pierna; ¿me la pueden revisar?”

Cuando le levantaron el pantalón tenía la pierna completamente negra de la rodilla para abajo. “Como una piedra”. Una gangrena cuya única solución que tenía era que se le amputaran. “Pudimos atenderlo y darle el abrazo para que pudiera recuperarse”, concluyó. “Cuando uno salva una vida, salva a toda la humanidad”.

 

 

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