Enlace Judío – El primer ministro Naftali Bennett presidió hoy su última reunión de gabinete, ante la prevista disolución de la Knéset este lunes y nuevas elecciones en octubre, informó The Times of Israel.

El mandatario elogió a la diversa coalición por sus logros, que, según declaró, son fruto de su capacidad para trabajar unidos en nombre del pueblo.

Asimismo, pidió a los ministros completar sus labores antes de ir a elecciones.

“Aprovechen cada día, cada hora y cada minuto que queda para despejar la mesa. Seguimos siendo responsables de los ciudadanos”, dijo.

La decisión de Bennett y el ministro de Asuntos Exteriores, Yair Lapid de presentar el proyecto de ley para la disolución de la Knéset pone fin a la coalición de ocho partidos ideológicamente dispares que dejaron de lado sus diferencias para remplazar al exprimer ministro Benjamín Netanyahu, actual líder de la oposición, que ahora tiene una oportunidad de volver a dirigir el país. Las próximas elecciones, las quintas que celebra el país en cuatro años, profundizan una crisis política sin precedentes en Israel.

Durante la reunión semanal del gabinete, Bennett destacó los logros de su gobierno y agradeció a sus socios de la coalición.

“Fue un gobierno excelente que se apoyó, sí, en una coalición complicada. Y aquí, en esta sala, hay un grupo de personas que lograron dejar de lado los desacuerdos ideológicos, elevarse y trabajar por el Estado de Israel“, dijo.

“Por primera vez en años, la cosecha en las comunidades adyacentes a la Franja de Gaza ha finalizado de forma tranquila y satisfactoria, sin globos incendiarios, incendios ni cohetes de Hamás“, dijo Bennett, en referencia a los ataques desde Gaza que perturbaron la vida cotidiana en las comunidades fronterizas en años anteriores.

Mencionando otros logros, dijo que cientos de miles de personas volvieron a trabajar luego de que más de un millón de israelíes perdieron sus empleos durante la pandemia de COVID-19.

“Juntos hemos llevado a Israel del colapso económico al crecimiento; juntos hemos reducido el astronómico déficit a cero”, enfatizó.

Como parte del acuerdo de coalición, Bennett cederá el cargo de primer ministro a Lapid una vez que se disuelva el parlamento, durante el gobierno interino. Las elecciones están previstas para finales de octubre y las encuestas indican que el partido Likud de Netanyahu obtendrá la mayor cantidad de escaños, pero ninguno de los dos bloques reúnen la mayoría de votos para formar una coalición.

Si bien el gobierno de Bennett ayudó a estabilizar la economía y logró sobrevivir la pandemia de coronavirus, se vio acosado por desacuerdos sobre los mismos temas que pretendía evitar.

En un discurso a la nación, el mandatario aclaró la semana pasada que la principal razón de poner fin a su gobierno y llevar a Israel a nuevas elecciones fue la incapacidad de la coalición de aprobar en la Knéset la renovación de una norma que otorga a las autoridades jurisdicción legal sobre los israelíes que viven en Judea y Samaria (Cisjordania), que ha sido aprobada cada cinco años desde 1967.

El propio partido de Bennett, Yamina, fue perseguido por desertores, legisladores que dijeron que el primer ministro, un exlíder del Consejo Yesha, la organización coordinadora que representa a las comunidades en Judea y Samaria, se desvió hacia el centro en su intento de mantener la coalición intacta.

Tras dos deserciones de Yamina, la última del diputado Nir Orbach, Bennett y Lapid decidieron presentar la propuesta para disolver la Knéset e ir a elecciones.

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