Enlace Judío- Siglo IV AEC: el imperio que desde hace siglos parecía invencible comienza a sufrir una crisis económica, política y social. Los pueblos invasores del exterior llevan años acechando las fronteras, hasta que inevitablemente cumplen su misión. Se trata de los bárbaros, que poco a poco penetran en territorio romano, y al hacerlo, no muestran la más mínima piedad, destruyen todo a su paso terminando con una hermosa arquitectura y una gran riqueza cultural.

El emperador Romano Teodosio I había logrado mantener al imperio de pie, pero desde su muerte en el año 395, se quedaron a cargo sus dos hijos: Honorio en el Occidente y Arcadio en el Oriente. Después de ellos, distintos emperadores intentan de un modo desesperado mantener el control, pero en el año 476 D.E.C, el lado occidental del imperio finalmente colapsa.

En un intento por recuperarse, la sociedad comenzó a organizarse.

Los nuevos reyes lograron un sistema económico a su favor, pues para mantenerse en el poder, cedieron tierras a las clases altas de la sociedad. Estas clases eran llamadas comúnmente nobleza y, a cambio de estas tierras, los reyes recibían apoyo para ejercer una monarquía tranquila y continua.

En la parte inferior de la pirámide de la sociedad se encontraban los campesinos, confinados desde su nacimiento a vivir siempre en el mismo estrato social, llevando una vida de trabajo y de carencia, que ya formaban parte de una rutina normal. Los campesinos recibían de sus señores feudales alimento y protección. De este modo, el círculo económico se cerraba, algunos con riquezas exorbitantes y otros acostumbrados a la pobreza y al hambre.

Los judíos

Los judíos no formaban parte de la nobleza, tampoco eran campesinos, ellos más bien se encontraban en un estatus independiente como minoría protegida del rey, lo que les otorgaba el privilegio de poder practicar su religión pero también los obligaba a cumplir con las actividades económicas que el rey les ordenaba.

Otorgar préstamos con intereses y cobrar los impuestos de la monarquía eran de las pocas actividades que para los judíos estaban permitidas, lo que provocaba en el resto de la población hostilidad y odio.

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