Enlace Judío México e Israel – La campaña de apartheid de Amnistía en las redes sociales, la venta de productos y el cambio de nombre de las calles podría considerarse una mera campaña para llamar la atención, pero se trata de un esfuerzo más amplio por generalizar el vilipendio de Israel.

Si usted visita el sitio web de Amnistía Internacional, es de esperar que encuentre muchos informes e información sobre cuestiones de derechos humanos en todo el mundo, incluyendo análisis sobre la guerra en Ucrania, la situación de los uigures en China y la situación de los sirios en medio de la guerra civil.

Sin embargo, lo que no es de esperar son las camisetas de Amnistía que califican falsa y maliciosamente a Israel de estado de apartheid. Sin embargo, eso es exactamente lo que puede esperar en las próximas semanas de la rama británica de Amnistía, cuyo director de campañas trinó recientemente sobre la venta de nuevas camisetas y mercancía “para apoyar la campaña global #EndIsraeliApartheid”.

Este truco de Amnistía quizás no debería tomarnos por sorpresa. Desde febrero, la otrora venerada organización de derechos humanos ha emprendido una campaña para demonizar y deslegitimar la existencia de Israel como estado judío.

Su informe “El apartheid de Israel contra los palestinos” sostenía que la creación de Israel era ilegítima, inmoral e irreversiblemente defectuosa, y que los llamados crímenes de apartheid del estado judío se remontan al pecado de su creación en 1948.

El informe de Amnistía emplea un lenguaje falso e incendiario para atacar a Israel —llegando a calificarlo de estado de apartheid y acusarlo de limpieza étnica y de cometer crímenes de guerra— y hace un llamado al derecho al retorno de todos los refugiados palestinos, lo que significaría, en efecto, el fin de la existencia de Israel como estado judío.

Recurso de relaciones públicas

A ese informe siguió un truco de relaciones públicas en el que Amnistía Británica “rebautizó” la calle londinense en la que se encuentra la embajada israelí como “Avenida del Apartheid” con el eslogan “No se admiten palestinos”.

Y la semana pasada, coincidiendo con la visita del presidente estadounidense Joe Biden a Israel, Amnistía trinó “El apartheid es privación. El apartheid es segregación. El apartheid es fragmentación. El apartheid es desahucio. El apartheid de Israel sobre los palestinos es un crimen contra la humanidad”.

La venta de mercancía del apartheid, el cambio de nombre de las calles y las publicaciones en las redes sociales de Amnistía podrían ser fácilmente desestimados como una tonta campaña para llamar la atención si no fuera porque en realidad se trata de un esfuerzo más amplio y concertado de las ONG y los activistas antiisraelíes para generalizar el vilipendio de Israel, mediante la normalización de etiquetas como apartheid, limpieza étnica, genocidio y otras.

Difusión de la campaña

Esta campaña se está extendiendo por todo Estados Unidos, penetrando en entornos universitarios como la City University of New York (CUNY), donde un grupo de estudiantes y personal firmó un compromiso para establecer programas para “desaprender el sionismo”, al tiempo que afirman que Israel es un “régimen colonial de asentamiento” que practica la “limpieza étnica” y el “genocidio” contra los palestinos, y “financia grupos de milicianos nazis”.

También se ha infiltrado en algunos de los mayores grupos confesionales cristianos de Estados Unidos, incluida la Iglesia Presbiteriana (PCUSA), cuya Asamblea General aprobó una resolución calificando a Israel de estado de apartheid y comparando el trato dado por Israel a los palestinos con el Holocausto.

Y se ha abierto camino en el Congreso, donde un pequeño pero ruidoso grupo de demócratas vilipendia repetidamente a Israel, incluso refiriéndose a él como un estado de apartheid.

Afortunadamente, hay figuras importantes que se oponen a estas voces antiisraelíes —sobre todo Biden, que declaró inequívocamente: “Creo que se equivocan. Creo que están cometiendo un error. Israel es una democracia. Israel es nuestro aliado. Israel es un amigo… y no me disculpo”.

La pura verdad es que estas campañas de vilipendio contra Israel están, por supuesto, desconectadas de la realidad que se vive en Israel. Israel está lejos de ser perfecto. Su gobierno y sociedad tienen su cuota de desafíos, incluyendo problemas de discriminación muy parecidos a los que existen en Estados Unidos y otras democracias del mundo. Pero el hecho es que Israel no es un estado de apartheid.

Una obvia contraposición a la acusación de apartheid fue el increíblemente diverso gobierno de coalición israelí que, a pesar de su reciente colapso, superó los plazos previstos por todos los expertos. Estaba conformado por judíos, musulmanes, árabes y drusos, e incluía partidos políticos pacifistas y pro-asentamiento y todo lo que hay entre ellos: israelíes de todas las tendencias.

Imaginen a la congresista Alexandria Ocasio-Cortez y a la senadora Kirsten Gillibrand formando parte del mismo gobierno que los senadores Marco Rubio y Lindsey Graham. Eso es el equivalente de lo que ocurrió en Israel.

No importa. En lo que respecta a Amnistía, el grupo de CUNY, el PCUSA y los demás partidarios del apartheid, Israel es excepcionalmente malvado. Lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Cuál es el verdadero objetivo de quienes aplican etiquetas demonizadoras como apartheid y otras? ¿Buscan un terreno común, un compromiso y trabajar para lograr la paz? ¿O tienen en mente un objetivo final más nefasto, uno que imagina el Medio Oriente sin un estado judío?

No puedo hablar de lo que hay en sus corazones pues solo puedo deducirlo de sus acciones. Lamentablemente, parece que sus sitios web, compromisos, resoluciones, trinos y declaraciones apuntan a lo segundo.

Y en la ADL tenemos un término para eso: Antisemitismo.

Shaya Lerner es Director de Asuntos de Israel de la Liga Antidifamación (@ADL_es).


 

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