Dunia, 10308

“Este es el ojo del tiempo, su lagrima es vapor,
y se funde en la pestaña.
Hace calor en el mundo y los muertos brotan y florecen”

Paul Celan.

Una niña en Auschwitz borda una manta con tulipanes rojos.
Es ahora el tiempo de las flores,
le sobra la belleza de mujer,
asciende sutil,
danza entre las sombras
y los escombros de las barracas.

El búfalo se precipita sobre ella.
Viene masticando demonios.
Trajo las agujas y el tinte.
Para tatuarle el antebrazo.

Hermosa Dunia,
cae la manta, se confunden los tulipanes
prisionera de Auschwitz número: 10.308.
Dunia Wasserstrom

Sangra, la niña sangra.
Color tulipán, rojo tulipán.
Bajo la noche maligna
del fervor y sus desastres.
La bestia refriega la tintura sobre su piel,
Y una sonrisa macabra pinta la luna.
Silencio.
Se queman las manos en veneno.
Lo humano jura querer irse,
en un tiempo huracanado.
Anida la búsqueda del sin nombre,
no lograrán hacerla invisible.

Y antes de ella…
10307 niñas.
¿Se peinaron los sueños,
acariciaron sus tobillos,
besaron en la boca?
¿Bebieron las cenizas?
¿Tuvieron miedo al cristal?
¿Caminaron insomnes hacia la muerte?

Y entonces en lo profundo de los muros,
un número ocupa la vida.
Un látigo se desenamora de una espalda desnuda.
Un búfalo hastiado de sí mismo traga una bala en la oscuridad.

Y una niña en Polonia
baila envuelta en una manta
bordada con tulipanes rojos.
Frente a mí.
Mientras descanso mi brazo,
que estrena un rojizo y doliente 10309.
Y siento el dolor.
Y veo la verdad.
Fabiana Posse prisionera de Auschwitz número: 10309.


 

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