Enlace Judío México e Israel – En 1634 Francia se vio sacudida por el caso de unas monjas que decían estar poseídas por el demonio. Se celebró un juicio. El párroco de la ciudad de Loudun fue acusado de brujería, condenado y quemado vivo en la hoguera. Sobre esta historia Penderecki escribió una de las óperas más emocionantes del siglo XX, “Los demonios de Loudun”.

En 1626 se fundó en la ciudad de Loudun, 300 kilómetros al suroeste de París, un convento de monjas ursulinas. Eran 17 religiosas, muy jóvenes, que llegaban para reforzar la presencia del catolicismo en una población donde los protestantes hugonotes eran mayoría. Una de ellas era Jeanne de Belcier, Juana de los Ángeles.

A los 20 años ingresó en las ursulinas de Poitiers, y desde su traslado a Loudun reveló, como nos relata María Pilar Queralt, un carácter intrigante y ambicioso que la llevó a ser elegida superiora del convento con sólo 27 años.

En Loudun, el destino de Juana de los Ángeles se cruzó con el de Urbain Grandier, cura de la principal parroquia de la ciudad.

Grandier era elegante, culto, atractivo y dotado de una capacidad oratoria poco común. Adquirió pronto una gran popularidad, especialmente entre el sexo femenino. Sus sermones dejaban extasiadas a las damas de la ciudad, que competían por atraerlo a sus reuniones sociales o tenerlo como confesor. Grandier no se sentía comprometido por el voto de castidad. La joven, Madeleine de Brou, se convirtió en su amante, y Grandier la convenció incluso para que se «casara» con él, en una ceremonia clandestina en la que hizo a la vez el papel de sacerdote y de novio.

Sedujo también a la hija del fiscal local, Felipa Trincant. Cuando la dejó embarazada, el padre arregló un matrimonio de conveniencia, pero juró vengarse del párroco. Él y otros personajes de la ciudad le acusaron ante la justicia episcopal por su conducta inmoral. Grandier fue arrestado y juzgado, pero contaba con apoyos influyentes y, tras ser absuelto, volvió triunfalmente a Loudun.

En el convento de ursulinas, Juana se obsesionó también con Grandier. Para atraerlo le propuso que se convirtiera en su confesor, pero el párroco rechazó la oferta. En su lugar llegó como confesor el canónigo Mignon, precisamente uno de los mayores enemigos de Grandier. Su llegada coincidió con una serie de extraños sucesos en el monasterio. Por la noche, las monjas creían ver fantasmas que entraban por las ventanas o a través de las paredes, y escuchaban ruido de cadenas.

Algunas vieron una bola negra que cruzaba el refectorio y un extraño hombre de espaldas. Cada vez más trastornadas, las religiosas eran presa de temblores y rechazaban comulgar.

Mignon se dio cuenta de que aquel caso típico de miedo e histeria podía utilizarse para sus designios. Trajo a un cura que certificó que las monjas estaban poseídas por el diablo, por lo que había que practicarles un exorcismo. Esta es la ceremonia prevista por la Iglesia católica para expulsar al demonio de una persona mediante diversos conjuros y ritos. Se celebraron varias sesiones al efecto, al principio en privado y luego ante un público ansioso de sensaciones nuevas.

En la capilla del convento, las monjas eran colocadas en camas y, tras los primeros requerimientos del sacerdote, entraban en trance y hacían que el demonio hablara por ellas.

En una de las sesiones Juana reveló que fue Grandier quien había embrujado a las religiosas enviándoles un ramo de rosas en el que se contenía su «pacto» con el diablo. Los enemigos de Grandier ya tenían lo que buscaban: una acusación de hechicería que podía llevarlo directamente a la hoguera.

Lo consiguieron. Grandier fue juzgado y quemado en la hoguera.

En 1969 Penderecki escribió en alemán por encargo de la ópera de Hamburgo “The devils of Loudun”. Revisó la ópera en 1975. Estamos ante una de las mejores partituras del siglo XX. Con esta ópera y con la “Pasión según San Lucas”, Penderecki nos obsequió dos obras maestras pero a la vez tremendamente complejas. Penderecki falleció en 2020 y es curioso que sus obras del siglo XXI sean más conservadoras y tradicionales que las del siglo XX.

La ópera impacta fuertemente al oyente. Su dificultad y temática antirreligiosa han motivado que se represente muy poco y no está disponible siquiera en CD. Si puede adquirirse en DVD en una grabación cinematográfica tras el estreno hamburgués. Se trata de la primera versión.

La ópera es atonal siguiendo el dodecafonismo de Schoenberg pero utilizado de forma flexible. Lo psicológico juega un papel esencial en la línea del Wozzeck de Berg. El compositor, que redacto también el texto, se centra en la injusticia que representa la condena de Grandier. En realidad Grandier es condenado porque sus valores morales son totalmente contrarios a los de la sociedad. El sexo, sus relaciones con mujeres, son el motivo real de la condena.

Por ello Penderecki destaca todo lo relativo al juicio y nos presenta a Grandier como un individualista libertario frente a una sociedad injusta e intolerante.

En la imagen de portada, una reciente producción de “Los Demonios de Loudun” en la ópera de Munich.

El link de hoy es la versión completa cinematográfica de la ópera:

El autor es Presidente de la Asociación Europea de Abogados


 

Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío. Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío