Enlace Judío – A principios del mes de septiembre, nuestra directora May Samra, fue invitada por el Foro de Inversionistas Internacionales para cubrir dicho evento que se celebró en el puerto de Dakhla, en la costa atlántica del Sahara marroquí. En Tánger conversó en exclusiva con Aarón Abizker, vicepresidente de la comunidad judía de Tánger.

Nacido en Casablanca, Aarón Abizker emigró a Israel con sus padres a la edad de 15 años, donde completó el bachillerato y posteriormente estudió contaduría.

Como representante de una empresa pública de hotelería en Israel, fue enviado a Marruecos para abrir el Hotel Malabata en Tánger. Desde entonces radica en la ciudad.

Con el tiempo se integró a la comunidad judía local como voluntario para la preservación de los cementerios. Esto ha permitido que israelíes de origen marroquí que visitan el país encuentren las tumbas de sus seres queridos.

Destaca que su objetivo es mostrar la presencia y el legado de los judíos en Marruecos. “Aquí están enterradas varias generaciones de judíos”.

“Me preocupé de cuidar y preservar los cementerios para que cuando vengas a buscar a tu abuela puedas encontrarla, recalca y afirma que “cuando un judío marroquí llega a los cementerios, las tumbas le hablan”.

Señala que para él es importante visitar las tumbas de sus abuelos en Casablanca una vez cada dos meses. “Yo los visito, mis hijos no lo harán. Así es la vida, ¿tú visitaste la tumba de tus abuelos? pregunta retóricamente.

Abizker se especializó en bienes raíces y es así como ayudó a recuperar las propiedades de miembros de la comunidad.

El gobierno marroquí preserva las propiedades de sus ciudadanos y especialmente la de los judíos. Si un judío comprueba que tiene propiedades en el país puede venir y recuperarlas. Sus propiedades están muy bien protegidas, incluso mejor que en Israel”, asegura.

No estamos en Siria, Egipto, Argelia o Túnez. Estamos en Marruecos. Este es un país totalmente diferente a los países árabes“, agrega.

El judaísmo en Tánger

En Tánger, la comunidad judía alberga menos de 50 personas, en su mayoría mujeres. Abizker comenta que durante la pandemia de COVID-19 fallecieron 10 ancianos en el asilo financiado por la comunidad. Actualmente quedan muy pocos.

Tres sinagogas fueron transformadas en museos sobre el legado de los judíos del norte de Marruecos. La comunidad cuenta con una sinagoga activa para judíos e israelíes que visitan la ciudad.

“Aquí había 22 sinagogas. Todas se convirtieron en tiendas de ropa. Las que pudimos salvar fueron convertidas en museos para preservarlas”, explica.

Recientemente, Abizker ayudó a reconstruir la sinagoga de Asilah, que incluye una mikve, así como el cementerio cercano.

Entre otras cosas, abrió un club para los miembros de la comunidad con un restaurante para 100 personas, donde se vende comida Kosher a domicilio y en los días festivos distribuye alimentos gratuitos. En Rosh Hashaná por ejemplo, se celebró una cena para la pequeña colectividad.

La comunidad judía de Marruecos desaparecerá, al igual que todas las comunidades fuera de Israel

A pregunta expresa sobre el futuro de la colectividad, Abizker comenta que “desaparecerá al igual que todas las comunidades fuera de Israel” y su labor es “dejar huellas de la comunidad”.

“Como todo en la vida, la gente desaparece y con ellos todo lo demás”, subraya.

Afirma que “cuando no hay problemas en Israel y no mueren palestinos, aquí no hay problema”.

Agrega que por lo general las relaciones de la colectividad judía con los árabes marroquíes son excelentes. “Los árabes marroquíes son totalmente diferentes a los árabes que conocemos en Israel. Es un pueblo completamente distinto con raíces judías”, afirma.

Estos vínculos, dice, han impulsado los lazos diplomáticos entre Israel y Marruecos, incluido el creciente turismo de israelíes a Tánger, anteriormente considerada como una ciudad de rabinos como Mordejai Bengio, llamado Mardo Chee Bengio. Habib Toledano, Yitzhak Ben Walid, quien sirvió como el rabino de Tetuán durante 40 años a finales del siglo XIX.

Sin embargo, insiste en que a pesar de las buenas relaciones, no recomienda a judíos salir a la calle con kipá y el Maguén David para no “molestar a otros”.

Abizker destaca el vínculo de la comunidad judía de Tánger con España, por lo que sus miembros hablan castellano y francés. Señala que muchos emigraron a Venezuela, Argentina, Canadá, Francia y Estados Unidos.

“Algunos regresan únicamente como turistas para recordar dónde vivieron. Miran alrededor, toman fotos y se van. Lo mismo hice yo en Casablanca. Fui a ver dónde nací, dónde crecí y me despedí, sin asustar a la gente para que no piensen que vinimos a quitarles sus propiedades”, explica.

La normalización de relaciones con Israel ha beneficiado a las comunidades judías de Marruecos

Los judíos llegaron a Marruecos hace 2,500 años, después de la destrucción del Segundo Templo en Jerusalén. La mayor parte de los beréberes se convirtieron al judaísmo hasta la llegada de los árabes de Bagdad que conquistaron el territorio, señala.

Comenta que próximamente se celebrará en Tánger un congreso de profesores de todo el mundo sobre los judíos del norte de Marruecos, con el objetivo de escribir un libro acerca de sus investigaciones.

La normalización de relaciones con Israel ha beneficiado a las comunidades judías de Marruecos empezando con los vuelos directos entre ambos países, dice. Además, se espera un gran impulso en el comercio con la llegada de empresarios israelíes. Actualmente muchos empresarios de alta tecnología visitan el país.

En este contexto, Abizker insta a empresarios israelíes a aprovechar las oportunidades económicas de Marruecos e invertir en bienes raíces.

“Tenemos excelentes médicos y hospitales. Tenemos todo, pero se necesita dinero. Aquel que tiene dinero lo tiene todo. Aquí hay mejores oportunidades que en muchos lugares, incluyendo Israel, con precios mucho más accesibles”, concluye.

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