Enlace Judío – Cuando llegué a la escuela jerosolimitana donde debía emitir mi voto me abrumaron no pocas reflexiones.

Percibí de inmediato que el carácter dramático y decisivo del quinto y último certamen electoral era allí una compartida convicción con independencia de las preferencias personales.

La posibilidad de bien gozar un espléndido día de sol y de ceder a las atractivas ofertas de los centros comerciales parecía tener allí – y para no pocos – secundaria importancia. Habría llegado el momento de decidir hacia dónde y con qué liderazgo Israel continuará su existencia en una de las regiones más conflictivas del mundo.

En las últimas horas los resultados empiezan a insinuarse. Indican el probable retorno de Bibi al poder y el abrumador ascenso de un neokahanismo que alterará tanto la equilibrada convivencia en el país como los promisorios nexos con sus vecinos. Y a ellos se suma la convicción de que, si él adopta este rumbo, nuevos y difíciles retos abrumarán la imagen de Israel en el concierto internacional.

Inquietante y sustantivo viraje que también importa a las diásporas judías como resultado de la anunciada remodelación de actitudes y nexos con la amplia minoría árabe en nuestro país amén de un dramático cambio en las posturas de Israel respecto a lo que acontece en Moscú y Ucrania.

Para mudar radicalmente esta perspectiva juzgo que Netanyahu debería adoptar un rumbo absolutamente diferente al difundido en su campaña electoral.

En lugar de la prometida coalición con partidos que promueven un discriminante fundamentalismo nacional-religioso, Bibi debe ahora dar pasos en favor de un entendimiento con Lapid y Benny Gantz que fueron hasta aquí sus firmes rivales y robustecer simultáneamente el equilibrio en la política exterior del país.

Si así procede modelará una alentadora y justa realidad amén de una imagen positiva tanto de Israel en el entorno internacional como en su itinerario biográfico.

De aquí que en estas horas, con inquietud y en estas circunstancias, no dejo de interrogarme ¿revelará Netanyahu en los próximos días una responsable conducta o será rehén de líderes y agrupaciones que hoy exigen dar violenta y discriminada atención a las amplias minorías étnicas y religiosas en el país?

Y en otro contexto: ¿asumirá por fin una justa actitud respecto a la contienda ruso-ucraniana?

Preguntas hoy ineludibles.

 


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