Enlace Judío – Una de las grandezas que tienen culturas tan antiguas como la judía es la variedad de recursos que han generado a lo largo de la historia para explicar la realidad. El judaísmo se caracteriza por tener una enorme amplitud de pensamiento frente a sus posturas filosóficas e ideológicas. Desde el Talmud hasta la Cabalá en la historia judía han surgido miles de textos que exploran las ideas judías desde ángulos distintos y que adquieren significado conforme la gente las entiende y adopta.

Uno de los elementos culturales sumamente importantes que surgieron con el tiempo son los midrashim, relatos de la tradición oral que explican pasajes bíblicos. Algunos son tan antiguos como el Talmud, incluso anteriores, mientras que otros son de la Edad Media o el Renacimiento. Se encuentran en distintas compilaciones y su utilidad es variada: los fines didácticos se entremezclan con la simbología alegórica y la exploración filosófica. De tal manera que el mismo midrash puede a la vez crear una metáfora, dar un aprendizaje moral, explicar un pasaje bíblico y exponer un tema filosófico de importancia.

Esto hace que sean mucho más complejos de lo que una primera instancia parecen. Los temas que abordan y las formas que usan son variados. Los siguientes midrashim fueron tomados del Sefer Ha-Agadá y hablan del mundo siendo creado. Fueron escogidos porque en cierta forma alaban la majestuosidad de D-os y enuncian la belleza y la profundidad del mundo que nos rodea. Además de trabajar un concepto filosófico de profundidad.


Midrashim sobre la Creación del mundo


La luz primordial y los sabios

En la Torá en el libro de Génesis (Bereshit) se narra la Creación del mundo, en él se habla de una luz que D-os separa. Esta es la luz primordial, según varias fuentes talmúdicas el significado de la luz no sólo es físico sino que es una metáfora del conocimiento, la sabiduría y la espiritualidad. La luz primordial es esa fuerza que le permite al sabio entender, conocer a D-os y establecer una relación. Hay varios midrashim que hablan de ella: dicen que con ella se ve de un punto del Universo al otro o que es la prenda de D-os que enaltece frente al mundo su majestuosidad. El siguiente midrash habla de la separación de la luz y pregunta para quién fue guardada; responde que para los sabios.

Es muy interesante porque al mostrarla a través del tiempo la luz se convierte en la metáfora de una fuerza eterna que guía al hombre en su caminar histórico. Al estar guardada en el Edén hace una analogía entre el placer espiritual y dicha luz. También es bello que la ponga como oculta, que sea el hombre que tiene aprender a buscarla.

“Y D-os vio la luz, que era [para el] bien, y D-os la apartó” (Gén. 1:4). R. Eleazar dijo: Con la luz que el Sagrado creó el primer día, se podía ver de un extremo del mundo al otro. Pero tan pronto como el Sagrado observó a la generación del diluvio y a la generación de la dispersión de la humanidad, y vio que su conducta iba a ser depravada, procedió a ocultarles Su luz. ¿Y para quién la ocultó? Para los justos en el tiempo venidero, como un rey que tiene un buen tesoro. Y lo reserva para su hijo. ¿Y dónde escondió la luz? En el Jardín del Edén. [1]


La Tierra y el Cielo

Varios midrashim hablan sobre la creación de la Tierra y el Cielo, y argumentan sobre los significados y la importancia de cada uno de ellos. Hablan sobre el primer estado de confusión y obscuridad en el que la Tierra se encontraba o sobre como fue maldecida tras el evento de la fruta con Adán y Eva. Se pinta en cierta manera al Cielo dentro de un estado de perfección y a la Tierra como un elemento que tiende hacia la superación, que anhela imitar o buscar al Cielo.

Parte de la belleza del siguiente midrash es que reconoce a ambos elementos como iguales en términos de la creación y en términos de importancia, en cierto sentido como complementarias. Al darle el mismo lugar a la Tierra que al Cielo el midrash le da la misma importancia a la materia que a la espiritualidad y habla de una sintonía entre ambas.

R. Eleazar hijo de R. Simeón observó: ¿Por qué las Escrituras ponen a veces a la tierra antes que al cielo, y otras veces al cielo antes que a la tierra? Para enseñar que los dos tienen el mismo valor. (2)


La perfección de las criaturas

midrashim árbolesUna de las premisas judías que más peso tienen es que todo lo creado tiene un sentido dentro de cómo funciona el mundo, nada existe por casualidad, todo tiene un sentido. Esto se lleva a un nivel muy interesante cuando se habla de la vida, desde tiempos talmúdicos los textos judíos reconocen a la vida como algo que es muy difícil de mantener y que requiere de muchos elementos y precisión para su existencia. En muchos sentidos la vida es una de las muestras que algunos creyentes toman como prueba de la existencia de una divinidad. Los midrashim como el siguiente dicen que todas las criaturas sostienen a la vida y que no hay criatura que sea totalmente inútil, pues formas de vida menos complejas sostienen a formas más complejas.

“Y todo el ejército de ellos” (Gén. 2:1). Incluso aquellas criaturas que podrían considerarse superfluas en el mundo, como las moscas, las pulgas o los mosquitos, también forman parte de la totalidad de la creación. El Sagrado realiza Su propósito a través de todas las criaturas, incluso a través de una rana o una pulga. (3)


La belleza del mundo creado

Cuando se habla de la Creación, también se habla del rol que juega el hombre en ella. Pues se le pinta como la única criatura con cuerpo capaz de entender la belleza del mundo, la complejidad del mismo, y por ende el único capaz de establecer una relación con la deidad. Por eso en los textos judíos a veces se habla del hombre como cocreador o se dice que el mundo entero fue creado para él. El siguiente midrash resalta la labor del hombre como cuidador y testigo del mundo.

Cuando el Sagrado creó al primer hombre, lo tomó y lo condujo alrededor de todos los árboles del Jardín del Edén, y le dijo: Contempla Mis obras, cuál hermosas, cuál espléndidas son. Todo lo que he creado, lo he creado por ti. Cuida de no corromperte y destruir así Mi mundo. Porque una vez que te corrompas, no habrá nadie después de ti que lo repare. (4)


Midrashim en inglés

1) “And God saw the light, that it was [for the] good, and God set it aside” (Gen. 1:4). R. Eleazar said: By the light that the Holy One created on the first day, one could see from one end of the world to the other. But as soon as the Holy One observed the generation of the flood and the generation of the dispersion of mankind, and saw that their conduct was to be depraved, He proceeded to secrete His light from them. And for whom did He secrete it? For the righteous in the time-to-come, just like a king who has a goodly treasure. And sets it aside for his son. And where did He hide the light? In the Garden of Eden.

2) R. Eleazar son of R. Simeon observed: Why does Scripture at times put earth before heaven, and at other times heaven before earth? To teach that the two are of equal value.

3) “And all the host of them” (Gen. 2:1). Even those creatures that you may look upon as superfluous in the world, such as flies, fleas, or gnats – they too are part of the entirety of creation. The Holy One effects His purpose through all creatures, even through a frog or a flea.

4) When the Holy One created the first man, He took him and led him around all the trees of the Garden of Eden, and said to him: Behold My works, how beautiful, how splendid they are. All that I have created, I created for your sake. Take care that you do not become corrupt and thus destroy My world. For once you become corrupt, there is no one after you to repair it.

Fuente: Sefer Ha-Agadah