Enlace Judío – Janucá empieza a celebrarse el domingo que entra al atardecer. Ésta es una de las festividades más practicadas por los judíos de todo el mundo. Consiste en prender un candelabro de ocho brazos a lo largo de ocho noches durante las cuales se aumenta su luz. Guarda un significado especial para las familias, pues el momento de encender las velas o el aceite suele ser un momento de paz y cariño que nos recuerda la importancia del amor compartido. Sobra decir que la luz de las velas y la practica de la festividad tiene un sin fin de matices y significados a continuación halaremos sobre los aspectos más importantes que esta festividad conllevan.

Eventos históricos y mitzvot principales de Janucá

Una de las cosas más bellas del judaísmo es la cantidad de capas de significado que cada acción tiene. En cada mitzvá (mandato o acción) está presente la relación individual de la persona con D-os, el significado místico del mandato, la simbología filosófica que representa y el hecho histórico que lo acompaña. En las festividades especialmente recordamos un evento histórico, sin embargo, todo el sentido no es únicamente el evento sino el encuentro que el individuo tiene en él, qué representa en el presente ese evento, como ese evento influye actualmente en el mundo y qué aspectos del evento son importantes remarcar. Eso lo sabemos a raíz de las acciones que realizamos. Hay dos mitzvot (mandatos) principales de Janucá, que están ligados a dos eventos distintos en ellas se encuentra el centro de la festividad y lo que representa. Son el encendido de la Menorá y el párrafo que agregamos en las bendiciones de la comida y los rezos, la primera nos recuerda el milagro del aceite y la segunda el éxito en la guerra de los macabeos.

La guerra de los macabeos y el párrafo de Al HaNisim

El contexto de la guerra

Toda la festividad de Janucá ocurre en el contexto de la Guerra de los Macabeos. En épocas que Judea estaba bajo dominio griego hubo un líder militar seléucida, Antíoco IV (215 a.e.c. – 163 a.e.c.), que decidió invadir la región e imponer la cultura griega por medio de la fuerza militar. Por lo cual se apropió del Templo y prohibió la práctica del judaísmo, como el estudio de Torá, la circuncisión y la santificación del, so pena de muerte. Un grupo de sacerdotes, los macabeos, se negaron a practicar idolatría, se levantaron en armas y llevaron a cabo una revuelta por 25 años, al final de la cual fueron exitosos. Por lo cual la cultura judía y su práctica pudo seguir existiendo. Esto lo recordamos en nuestras plegarias y escritos.

Al Hanisim

Algo que es bien interesante de como se aborda el suceso la práctica y filosofía judía es que a diferencia de otras culturas no nos centramos en la fuerza militar de la guerra ni en su éxito mismo, sino en efecto la debilidad misma y en el haber defendido lo que creíamos. El párrafo de Al Hanisim es:

“Y por los milagros y por la redención y por los actos poderosos y por la salvación y por las guerras que hiciste por nuestros antepasados en aquellos días en este tiempo. En Janucá, en los días de Mattityahu, hijo de Yojanán, el Sumo Sacerdote asmoneo, y sus hijos, cuando el reino griego se levantó contra Tu nación Israel para hacerlos olvidar de Ti la Torá y apartarlos de las leyes de Tu voluntad, y Tú, en Tu gran misericordia, los defendiste en su momento de angustia. Peleaste sus batallas, juzgaste su juicio, [y] vengaste su venganza. Entregaste al fuerte en la mano de los débiles, y a los muchos en la mano de los pocos. El impuro en la mano del puro, y el impío en la mano del justo, y los pecadores en la mano de los involucrados con Tu Torá. Y para ti, hiciste un nombre grande y santo en tu mundo, y por tu nación Israel has hecho una gran salvación y redención hasta el día de hoy. Y después de esto Tus hijos vinieron al Lugar Santísimo de Tu Casa y limpiaste Tu morada, y santificaste Tu santuario, y encendiste velas en los patios de tu santuario, y estableció estos ocho días de Janucá para dar gracias y alabar tu gran nombre.”

Celebramos que los pocos ganaron a los muchos, que los débiles a los fuertes y los rectos a los impuros. Los macabeos tenían una enorme desventaja sobre los seléucidas militarmente hablando, se levantaron en armas creyendo que iban a encontrar la muerte. El milagro no sólo es que hayan tenido éxito sino que sus motivos no eran llevados por la fuerza sino por la ética, por las creencias. Por el actuar correctamente.

Aceite y Menorá

El segundo suceso es al que más énfasis se le hace en la festividad, es el que todo niño escucha la primera vez que prende su Menorá y el más conocido. Es el evento del aceite que duro ocho noches cuando se pensaba que duraría sólo una.

Una vez que los macabeos pudieron recuperar el Templo de manos de los seléucidas necesitaban purificar el recinto para poder realizar los sacrificios y las prácticas necesarias. Encontraron un frasco de aceite que todavía guardaba el sello del Sumo Sacerdote con el cual podían prender la Menorá y santificar el recinto. El milagro es que el frasco duró ocho días en vez de sólo uno, haciéndose notoria la Presencia Divina.

El encendido de la Menorá que hacemos hoy nos recuerda no sólo ese momento, sino también la Presencia de D-os en nuestros días, la forma en que podemos verlo en nuestra vida. Tiene un significado muy profundo porque es un detalle y remarca la importancia de la cotidianidad de los detalles, de los símbolos, del presente.

Símbolos y contrastes

El simbolismo de la Menorá y de la luz se extiende a áreas más grandes que los eventos históricos mencionados, involucra el Tanaj (la Biblia judía), la Cabalá, el Talmud y un sin fin de posturas. Cuando se habla de Janucá es común que se hable de ciertos significados contrastantes. A continuación exploraremos sólo algunos de ellos.

La luz y la oscuridad

La Menorá la prendemos de noche, en el mes más oscuro del año. El simple acto crea un contraste entre la luz que encendemos, que crece cada noche y la oscuridad que la rodea. Esa luz y esa oscuridad toman numerosos significados en el contexto de Janucá, pues son una luz y una oscuridad interna. La luz representa la espiritualidad, el conocimiento y la claridad. Son 36 velas las que se prenden en los textos judíos se habla que es la luz de los 36 sabios que mantienen el mundo y la luz primigenia que D-os reservó para los justos. Mientras que la oscuridad representa en sí el Exilio y la oscuridad de la que el libro del Génesis (Bereshit) habla al mencionar la Creación.

Yavan y Tzión

Yavan en el Tanaj es Grecia y eso incluye también a la Grecia seléucida que invadió a Judea. Tzión es Israel, algo que es muy curioso es que en hebreo ambas naciones tienen las mismas letras a excepción de la tzadik: Yavan es (yud, vav, nun) Tzión (tzadik, yud, vav, nun). En el contexto de Janucá se contrastan ambas naciones pues representan el epítome de la intelectualidad pero desde ángulos distintos. Yavan representa la oscuridad por su énfasis en la fuerza y por su deseo de dominio; es la cultura del arte, la belleza, la filosofía, pero su carencia moral al conquistar Judea la lleva a un vacío, la lleva a una intelectualidad que carece de espiritualidad. Tzión es Yavan con la tzadik; es decir con la luz de los sabios, con el deseo de dar al mundo en vez de conquistarlo, con el énfasis en una espiritualidad. Es una intelectualidad que enriquece a la persona.

Otros personajes

El significado de Janucá, la pugna entre la oscuridad y la luz, Yavan y Tzión se encuentra presente también en eventos del Tanaj y personajes del mismo. Aparte de los macabeos hay individuos que son importantes para entender a Janucá. Por ejemplo la pugna entre Yosef y Yehuda es central y la parasha de ambos es la que se lee en la semana de Janucá, al igual que el conflicto entre Zimri y Pinjás. La historia de Yehudit ocurre en tiempos de la invasión seléucida, si uno quiere entender a profundidad la festividad debe de tener ello en cuenta.

El número ocho

La Cabalá habla mucho del simbolismo del número ocho presente en Janucá, pues son ocho noches las que se prende la Menorá. El ocho representa trascendencia y espiritualidad, aquello que está más allá de este mundo. Representa los milagros, Janucá también es una oportunidad para explorar cómo ve el judaísmo a los milagros.

Otras prácticas

Aparte de prender la Menorá y recitar el párrafo de Al Hanisim en nuestras plegarias hay costumbres que se hacen en Janucá. Por ejemplo se juega con una perinola que se llama dreidel en idish o sevivon en hebreo, que nos recuerda el milagro. Se reparte moneditas de chocolate al cual llamamos guelt de Janucá, se comen lácteos y cosas fritas. Cada una de estas costumbres tienen una forma de recordarnos eventos de ese momento histórico o elementos de la festividad.