Enlace Judío- Se sabe desde hace tiempo que como ciudadanos israelíes debemos lidiar con no pocas amenazas externas que ponen en filoso peligro la existencia física del país.

Escenario que en estos días conoce un cambio radical. Desde aquí y como ciudadanos deberemos lidiar con un inesperado y oscuro peligro interno.

Aludo a la reciente inserción de personajes celosamente religiosos y nacionalistas como previsibles y dominantes brazos del futuro gobierno jefaturado por Benjamín Netanyahu, constelación que tuerce la celebrada narrativa sionista al tiempo que reconstituye los marcos sociales y las normas que presidieron- en siglos pasados- a apretados guettos en Europa oriental.

Se trata de un inquietante escenario que hoy tiene expresión no sólo en la negra y convencional vestimenta de no pocos miembros de la Knesset. Obliga además a cuidar la severa distancia entre los sexos amén de rigurosas mudanzas en el lenguaje y en las físicas apariciones en el marco parlamentario.

Y apunto aquí sólo una de las implicaciones de la estructura gubernamental que Israel y el mundo conocerán en los próximos días.

Otras ya fueron señaladas con acierto en recientes páginas del New York Times que suscitan en estos días amplios e inquietantes ecos no sólo en Israel.

Este periódico acierta en poner énfasis en los planteamientos de Itamar Ben Gvir y de Bezalel Smotrich quienes a viva voz y sin restricción alguna aspiran a anexar territorios en Judea y Samaria. Y le inquieta la homofobia de un Avi Maoz quien exige la cancelación del tradicional desfile de aquellos que declaran públicamente su preferencia sexual.

En este contexto cabe preguntar si y hasta dónde estos nuevos personajes tolerarán la presencia de un probable miembro en el gabinete – Ami Ojana – quien hasta aquí ha ejercido sin dificultades su elección personal.

Interrogantes que, a mi parecer, suscitarán interés entre los lectores de la biografía de Netanyahu

 

Saben éstos que sus abuelos y padres llegaron en tiempos idos a la devota ciudad de Safed con el propósito de recuperar en la entonces Palestina la devoción a Jehová y a Sus mandatos.

Sin embargo, en el andar del tiempo prefirieron despertar a Bibi en la efervescente y liberal Tel Aviv. Y más tarde, ya formado por ideas liberales él cursará estudios universitarios en una abierta ciudad universitaria y conocerá tres matrimonios, incluso con una mujer quien por su original identidad apenas merecería hoy respeto entre sus nuevos aliados.

En estas circunstancias, Netanyahu y la historia política e ideológica de nuestro país conoce un dramático quiebre.

Inquietante escenario que obliga a preguntar si ministros del nuevo gobierno podrán dialogar con la figura presidencial residente en Washington cuando ésta, en días recientes, se felicitó personal y políticamente por la libre elección sexual.

Creo que para sobrevivir en estas inquietantes circunstancias Netanyahu deberá maniobrar con doblez y astucia.

Si fracasa se deshilará no sólo su itinerario personal y político. También el devenir de nuestro país.

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