Enlace Judío – Cerca de 170 líderes judíos hicieron un llamamiento para un “debate crítico y necesario” sobre las políticas del gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu, al tiempo que condenaron el uso del antisemitismo como arma política, informó Haaretz.

La declaración conjunta, firmada por exdirectores de cuatro importantes seminarios rabínicos, tres embajadores retirados y exdirigentes de federaciones judías, United Jewish Appeal, AIPAC y funcionarios de la administración Obama, entre otros, menciona la última escalada de violencia que asola la región, así como las consideraciones políticas sobre el terreno en Estados Unidos.

“No nos tomamos a la ligera la responsabilidad de hacer esta declaración en un momento de escalada de violencia”, escribió Alan Solow, expresidente de la Conferencia de las Principales Organizaciones Judías de EE.UU. y uno de los organizadores de la iniciativa.

“Las críticas a Israel se intensificarán a medida que se desarrollan las políticas de este nuevo gobierno. Los defensores de esas políticas utilizarán falsas acusaciones de antisemitismo para empañar las críticas a Israel y crear divisiones políticas en Washington y dentro de la comunidad judía. Esto solo perjudicará a Israel al sofocar el inevitable debate sobre las cuestiones críticas que enfrenta Israel“, añadió.

“A medida que el 118º Congreso comienza su trabajo, creemos que es importante manifestar nuestras preocupaciones, que son ampliamente compartidas por los partidarios de Israel aquí y en todo el mundo y por un número significativo de israelíes, con respecto a políticas propuestas por los miembros del nuevo gobierno de Israel”, dice la carta.

Los firmantes señalan que este momento crucial en ambos países sirve de oportunidad para mantener y defender la relación bipartidista, y subrayan que “las críticas emanan de amor por Israel y de un apoyo firme a su seguridad y bienestar”.

Destacan la reforma judicial, los planes de modificar la Ley del Retorno y cambiar el statu quo de las conversiones judías, así como llamamientos para ilegalizar el rezo no ortodoxo en el Kotel. También señala que las medidas geopolíticas podrían avivar aún más las tensiones y causar daños, como la alteración del statu quo en el Monte del Templo, la legitimación retroactiva de los puestos de asentamiento y la ampliación de la soberanía israelí en Judea y Samaria (Cisjordania).

Argumentan que “la crítica a la política israelí no es antisemitismo y expresa una preocupación real de que la dirección del nuevo gobierno refleje tendencias antidemocráticas que vemos surgir en otros lugares, en otros países y aquí en Estados Unidos, en lugar de reforzar los valores democráticos compartidos que son fundamentales para la relación entre Estados Unidos e Israel“.

Reconocen “la presencia del antisemitismo en los debates en torno a Israel relacionados con negar al pueblo judío el derecho a la autodeterminación, señalar a Israel, utilizar a Israel o al sionismo como sustitutos o responsabilizar colectivamente a los judíos, o traficar con tropos de doble lealtad entre los judíos estadounidenses”.

“Sin embargo, las acusaciones de antisemitismo no deben utilizarse de forma abusiva o indebida. De hecho, es profundamente irresponsable confundir las acusaciones de antisemitismo con las críticas a las políticas israelíes, especialmente cuando el antisemitismo está aumentando en nuestro país y en otras partes del mundo”, enfatizan.

Señalan además que promover la igualdad de derechos y la justicia para todos no es antisemita ni antiisraelí, como tampoco lo es exigir a Israel el cumplimiento de las normas que guían el compromiso de Estados Unidos con los derechos humanos.

“Convertir las disputas políticas sobre las políticas del gobierno israelí en un argumento sobre el antisemitismo interfiere en el debate crítico y necesario sobre estas políticas. También dificulta la lucha contra el antisemitismo al desviar la atención de los auténticos casos de intolerancia y odio contra los judíos”, subrayan.

“La conclusión es la siguiente: No hay contradicción entre combatir el antisemitismo y criticar las políticas profundamente preocupantes del nuevo gobierno israelí. Quienes emplean las acusaciones de antisemitismo como arma política envenenan el debate y debilitan nuestra capacidad para luchar contra el verdadero antisemitismo y defender eficazmente una relación sólida entre Estados Unidos e Israel“.

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