Enlace Judío – El Likud presentó este domingo una iniciativa de ley que, de ser aprobada, limitaría significativamente los motivos de destitución de un primer ministro en funciones, informó The Times of Israel.

La iniciativa llega después de que el partido reaccionó con indignación ante la Corte Suprema de Justicia por admitir un recurso que busca la destitución de Benjamín Netanyahu, y luego de los reportes que indicaron que la Fiscal General también habría considerado este paso.

La iniciativa busca enmendar la Ley Básica: El Gobierno, para que solo el primer ministro o el gabinete, con una mayoría del 75%, puede declarar a un primer ministro no apto para el cargo, y solo por razones relacionadas con su salud física o mental.

“En raras circunstancias en las que se hace una declaración en contra de la voluntad del primer ministro, el presidente de la Knéset llevará la decisión al parlamento, que puede aprobar la destitución con una mayoría de 90 diputados de la Knéset”, dice la iniciativa.

A principios de este mes, el Movimiento por un Gobierno de Calidad en Israel solicitó a la Corte Suprema que dijera que Netanyahu debe ser destituido, citando los esfuerzos de su gobierno para una amplia reforma judicial y argumentando que el mandatario está violando un acuerdo de conflicto de intereses que le impide involucrarse en asuntos que podría afectar su juicio en curso por cargos de presunta corrupción.

Según ese acuerdo de 2020, Netanyahu no puede estar involucrado en ningún asunto que afecte a los testigos u otros acusados en su juicio por corrupción en curso, o en la legislación que afectaría los procedimientos legales en su contra.

La iniciativa, patrocinada por el diputado Ofir Katz, del Likud, enfatiza la gravedad de destituir a un líder elegido públicamente.

“No se puede permitir en un Estado democrático que una opinión legal que no tiene fundamento en la ley conduzca a un golpe de Estado efectivo”, dijo Katz. “Un movimiento dramático como destituir por la fuerza a un primer ministro en funciones debe ser determinado solo por los representantes del pueblo, sin la participación de un organismo no elegido”.

Desde el gobierno han expresado en dos ocasiones su indignación y advertencias de lo que ven como un intento de Golpe de estado: primero después de los reportes de que la Fiscal General analizaba la destitución, y luego nuevamente después de que la Corte Suprema le pidiera al gobierno que respondiera a la petición.

Otra diputada del Likud, Tally Gotliv, apuntó directamente a Baharav-Miara y la acusó de impedir que Netanyahu cumpliera con sus deberes a través de “amenazas abiertas y encubiertas”.

“Se deben tomar medidas urgentes para avanzar en esta iniciativa en aras de un gobierno estable de derecha”, insistió.

En respuesta a la propuesta, el líder del partido Hamajané Hamamlajtí, Benny Gantz, acusó a la coalición de usar la iniciativa como una distracción de la creciente crisis por los planes del gobierno para su reforma judicial.

“En lugar de sentarse y hablar, Netanyahu y su gente continúan colocando bombas en las carreteras contra la democracia en Israel. Los intentos de él y su coalición de agitar y encender una conversación sobre una descalificación que ni siquiera está sobre la mesa en este momento refuerza su objetivo de evitar el diálogo”, dijo Gantz.

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