Enlace Judío – Es la pregunta que escucho en todos los medios. Después de la peregrinación a Roma y las ruidosas manifestaciones que conocieron allí en su contra suponía que la pareja Netanyahu renunciará por algún tiempo a dedicar los fines de semana a redescubrir algunas capitales europeas.

Los dilemas que hoy abruman a la sociedad israelí exigen su constante presencia, o al menos así pienso tal vez por mi celebrada ingenuidad.

Estoy en verdad extraviado. Apenas entiendo los cambios radicales que hoy conoce el país, y en particular el empeño dirigido a multiplicar la presencia judía en tierras conquistadas hace ya varias décadas.

Y la necesidad de alentar pláticas con líderes en Roma, Berlín y Londres que apenas entienden lo que ocurre en esta parcela del mundo.

¿Es una necesidad inaplazable a pesar de que en estos tiempos no faltan canales y pantallas que facilitan un contacto casi personal?

¿Por qué y para qué volar entonces? ¿Acaso mi país goza de una feliz situación económica y militar que facilita un cómodo salto a los cielos, amén de la reserva de amplias habitaciones en hoteles de alto prestigio?

¿Y por qué Bibi debe volar junto con Sara? ¿No cabe alterar el compromiso que, según sus biógrafos, asumió Bibi cuando hace años conoció la posibilidad de un tercer divorcio?

¿No es pertinente postergar estas giras cuando se perfilan hechos como la perspectiva de una Tercera Intifada al abrir el mes de Ramadán, la probable fuga de talentos que estimularon los avances del país en materia de computación, el descenso relativo del shekel respecto a las monedas europeas, la amplia inconformidad de aviadores y altos oficiales del ejército, la semanal expresión de protestas masivas, los avances irrefrenables con rumbo hacia un régimen similar al polaco y al húngaro, las severas medidas policiales alentadas por Ben Gvir, y otros asuntos que escapan mi limitada imaginación?

Espero la lúcida luz del lector.

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