Un llamado público de judíos preocupados.

Como judías y judíos viviendo en distintos países de América Latina, y fuertemente comprometidos con el destino del Estado de Israel, vemos con gran preocupación la amenaza que se cierne sobre Israel como democracia si se implementan los cambios radicales propuestos por el nuevo gobierno en su proyecto de reforma judicial.

Tales cambios parecieran promovidos según el manual de la Doctrina del Shock que bien conocimos en Latinoamérica: aprovechar una circunstancia de crisis para aplicar golpes lesivos a la estructura legal destinada a proteger los derechos humanos y de las minorías. Todo bajo la falsa pretensión de estar promoviendo la “verdadera democracia”, mientras se impulsan políticas con francos tintes racistas y fascistas, con la clara intención, además, de perpetuar la ocupación y reforzar la coerción religiosa en la vida pública nacional.

Nos preocupa también, desde luego, el declarado desconocimiento que la coalición gobernante ha hecho de las corrientes liberales del judaísmo -conservadoras, reformistas y laicas- que son mayoría en la judería mundial, lo mismo que la posibilidad de anular la representación de los ciudadanos árabes (20% de la población israelí) en el Parlamento, bajo acusaciones de traición. Reprobamos, asimismo, los mensajes que presagian políticas contrarias a la igualdad de género y a la aceptación de la legitimidad de la diversidad sexual. Más aún, tememos las consecuencias de que el nuevo gobierno se empeñe a perpetuar y profundizar la ocupación de Cisjordania y Jerusalén oriental, así como las condiciones de la Franja de Gaza.

Es cierto que el gobierno de coalición es producto de elecciones democráticas, pero –como ha ocurrido en otros tiempos y países- una vez en funciones intenta cambiar las reglas del juego con la intención de perpetuarse en el poder. En caso de conseguirlo, se estarán violando los principios democráticos establecidos en la Declaración de Independencia de Israel que, dice que  se promoverá el desarrollo del país para el beneficio de todos sus habitantes… Israel estará basado en los principios de libertad, justicia y paz, a la luz de las enseñanzas de los profetas de Israel; asegurará la completa igualdad de derechos políticos y sociales a todos sus habitantes sin diferencia de credo, raza o sexo; garantizará libertad de culto, conciencia, idioma, educación y cultura”.

En pocas palabras, si la reforma judicial llega a imponerse, Israel se convertirá en un Estado con el que difícilmente nos podremos identificar, mucho menos defender; a la par de que se cerrarán los prospectos de una paz justa y digna con el pueblo palestino.

Nosotros estamos preocupados, pero muchos otros, menos allegados a la vida judía, simplemente se verán alejados. Muchos darán la espalda a un Israel que no los representa como judíos, a cuyos lineamientos políticos se oponen y el cual, en la práctica, facilitará la acción de antisemitas de todo tipo a los que será más difícil enfrentar y combatir.

Es por todo esto que, como judíos comprometidos con los valores democráticos, apoyamos la ola de protestas que recorre las calles israelíes en defensa de la democracia a fin de mantener el apego de Israel a los principios inscritos en su Declaración de Independencia.

Reiteramos como judías y judíos: no podremos apoyar a un Israel que no sea democrático.

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