Enlace Judío – Casi todo lo que se aprende de organizaciones sociales durante el Holocausto es desalentador, pues se pone frente a nosotros de forma muy cruda la realidad de la crueldad humana y la falta de habilidad en el individuo para frenarla. Casi siempre escuchamos sobre las instituciones que fallaron y en lugar de resistir fueron usadas para perpetrar la brutalidad, sobre la indiferencia, sobre la envidia y la traición. Al final todos ellos son ejemplos de cómo los individuos ceden frente a un sistema totalitario, aceptan sus mentiras y caen en la atrocidad. Muestran la casi imposibilidad del hombre a resistir su eterno social y la unión comunitaria como nociva y destructiva.

Sin embargo, si bien la totalidad del Holocausto narra la tragedia y el horror llegó a haber casos aislados de organización social que dio una respuesta a lo que en ese momento parecía imposible: la empatía y solidaridad. Aunque son casos aislados y cada uno funcionó bajo su propio contexto social y político hubo actos de resistencia y compasión incluso en medio del horror, que son símbolos de esperanza para todo aquel que aún cree en la bondad intrínseca del hombre. Tal es el caso del sindicato noruego durante la época de la ocupación nazi. Si bien no es una historia de extremo heroísmo, como a veces las encontramos, donde un sin fin de vidas fueron salvadas, sí representa la muestra de una historia donde una comunidad decidió unirse y hacerle frente al totalitarismo.

En unos días se conmemora Yom HaShoá en Israel es un día que se dedica al recuerdo histórico del Holocausto; en este día se procura aprender del hecho histórico y dar honor a la memoria de quienes lo vivieron. También se aprovecha el día para recordar a aquellos individuos que mostraron otra cara frente a la adversidad, en este caso es bueno recordar la historia de los maestros noruegos como una historia de resistencia.

Resistencia al nazismo por parte de los maestros en Noruega

En 1940 las tropas nazis invadieron Noruega y ocuparon el país, el rey y el gobierno se refugiaron en Londrés y tomó el poder Vidkun Quisling – un títere de los nazis. En las escuelas los maestros y alumnos optaron por usar clips de papel en sus prendas como símbolo de rechazo al gobierno colaboracionista. En 1942 Quisling quiso forzar a los maestros a unirse al sindicato dirigido por líderes nazis y quiso forzarlos a promulgar propaganda nazi en los salones. Más del 90 por ciento renunció y se negaron a unirse. Así mismo los padres retiraron a sus hijos de las escuelas.

Eso empujo a que las represiones incrementaran en violencia. Los maestros empezaron a ser perseguidos y llevados a campos de trabajo, donde se les obligaba a realizar trabajos forzados en la nieve, se les privaba de alimentación y se les torturaba. Aún así, la resistencia fue exitosa después de unos meses el gobierno se vio obligado a liberar a los prisioneros y reabrir las escuelas.

El gobierno también encontró gran resistencia dentro de las preparatorias y universidades por parte del alumnado, quienes se negaron a participar en los grupos juveniles del nazismo. Algunos de estos mismos grupos de resistencia ayudaron a escapara a judíos a Suecia.

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