Investigadores de Cedars-Sinai detallan las diferencias genéticas en el procesamiento celular de la vitamina D entre hombres afroamericanos y americanos de origen europeo.

La deficiencia de vitamina D podría ser la razón por la que los hombres afroamericanos experimentan un cáncer de próstata más agresivo a una edad más temprana en comparación con los hombres americanos de origen europeo, sugiere una nueva investigación de Cedars-Sinai Cáncer. El estudio multiinstitucional, publicado en Cancer Research Communications, una revista de la Asociación Estadounidense para la Investigación del Cáncer (AACR), podría allanar el camino para revisar las pautas nutricionales.

Si bien investigaciones anteriores han estudiado la vitamina D en el contexto de las disparidades en la salud, este es el primer estudio que analiza sus funciones en todo el genoma en hombres afroamericanos frente a americanos de origen europeo.

“Los hombres afroamericanos son más propensos que los estadounidenses de origen europeo a desarrollar cáncer de próstata, y tienen el doble de probabilidades de morir a causa de la enfermedad”, afirmó Moray Campbell, PhD, científico investigador de Cedars-Sinai Cáncer y autor principal del estudio. “Estudios a gran escala han demostrado que las diferencias en el acceso a la atención médica no explican completamente esta disparidad de salud, y nuestro estudio identifica factores biológicos que podrían explicarlo”.

La vitamina D ayuda al cuerpo a absorber el calcio, que es esencial para la salud de los huesos, pero también ayuda a estimular la maduración de las células, comentó Campbell. A diferencia de las células normales, las células cancerosas no maduran ni mueren. Continúan dividiéndose, creando más y más células anormales.

“Sin niveles suficientes de vitamina D para que maduren, las células de un tumor continúan multiplicándose sin control”, dijo Campbell.

Campbell y otros investigadores encontraron que el receptor de vitamina D, una proteína que ayuda al cuerpo a usar la vitamina D, parece haberse adaptado de manera diferente en las personas de ascendencia africana.

“Los antepasados de los hombres afroamericanos y euroamericanos se adaptaron a los climas de donde eran originarios”, comentó Campbell. “Los hombres africanos retienen niveles más altos de melanina en la piel para protegerse contra el fuerte sol, lo que también ayuda al cuerpo a producir vitamina D. Debido a esto, sus descendientes en EE.UU., que reciben menos horas al año de sol brillante que los países africanos, son a menudo deficientes en vitamina D”.

Cuando los investigadores examinaron las células de cáncer de próstata de pacientes de ascendencia africana y europea, desarrolladas en el laboratorio de Clayton Yates, PhD, en la Escuela de Medicina Johns Hopkins, notaron diferencias entre cómo reaccionaban estos grupos de células a la exposición a la vitamina D.

“Su respuesta a la vitamina D fue muy, muy diferente, incluidos los genes que controlaban el receptor de vitamina D y la magnitud de ese control”, dijo Campbell. “En los hombres afroamericanos, esta respuesta diferenciada los hizo más vulnerables al cáncer de próstata”.

Campbell señaló que una mayor investigación en este sentido podría conducir a una revisión de las pautas nutricionales para la ingesta de vitamina D, tanto para la salud de los huesos como de la próstata, según la ascendencia genética. Dijo que se necesita más trabajo para determinar el nivel de vitamina D que sería benéfico para cada grupo y para examinar cómo funciona el receptor de vitamina D con otras proteínas asociadas con el cáncer de próstata.

Cedars-Sinai Cancer brinda atención a una de las poblaciones más diversas de EE.UU., y este estudio es un ejemplo de las muchas iniciativas en curso para descubrir las causas fundamentales de las disparidades de salud”, mencionó el Dr. Dan Theodorescu, PhD, director de Cedars -Sinai Cáncer y Presidente Distinguido de PHASE ONE. “También muestra cómo la colaboración multiinstitucional puede maximizar el potencial de nuestro trabajo y por qué le damos tanta importancia a nuestro equipo de Difusión y Participación Comunitaria (Community Outreach and Engagement COE por sus siglas en inglés) para involucrar a diversas poblaciones en la investigación del cáncer”.

Además de Yates, los socios clave en el estudio incluyeron a Solomon Rotimi, PhD, de la Universidad Covenant en Nigeria; Adam Murphy, MD, de Northwestern Medicine en Chicago; Melissa Davis, PhD, y Rick Kittles, PhD, de la Escuela de Medicina Morehouse en Atlanta; y Chanita Hughes-Halbert, PhD, de la Universidad del Sur de California.

Campbell y sus colegas planean seguir investigando un grupo de microARN (pequeñas moléculas que ayudan a regular la expresión génica) en regiones del genoma reguladas por el receptor de vitamina D. Encontraron una relación entre estos microARN y el cáncer de próstata que eventualmente podría usarse para desarrollar análisis de sangre que ofrezcan una imagen más completa de la salud de la próstata. El equipo también planea estudiar la vitamina D y su relación con las disparidades de salud en otros cánceres dependientes de hormonas, como el cáncer de mama.

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