El título no hace referencia a un juego de azar, sino a una realidad espiritual, emocional y nacional del encuentro anual de la Marcha de la Bandera en Jerusalén.

Cada año con más fervor, y este año tal vez con algo menos de calma, se celebra el Día de Jerusalén con diferentes eventos. Uno de los eventos que más destaca es la llamada Marcha de la Bandera.

A pocos días de establecerse una tregua entre el terrorismo de Gaza e Israel lo que no se puede esperar es una celebración silenciosa de banderas caídas. En otras palabras, que no esperen una manifestación de júbilo sin poder levantar la voz y con las consiguientes expresiones de alegría. La bandera de Israel se verá en todo Israel como no podía ser de otra manera.

Las banderas ondearán y las voces de reivindicación de la soberanía nacional de Israel sobre su territorio, incluida su Capital Indivisible Jerusalén, se dejará oír por todo el mundo, aunque de igual manera las voces de siempre repetirán los mantras a la calma y la moderación.

Todo el mundo quiere calma y moderación, pero ¿Por qué la calma y la moderación se le exige a Israel y no se les demanda a los terroristas? Amigos míos, no se le puede pedir peras al olmo. Nadie debería hacerse a la idea de que los enemigos de Israel vayan a cambiar y si en algún momento hablaran amigablemente no se les debe creer como así dicta el proverbio.

En este entorno lo que más sorprende no es la actitud de los enemigos de Israel, sino las presiones inconcebibles de los que se dicen amigos de los judíos. Los Estados Unidos destacan por su amistad con Israel, pero eso siempre que el gobierno sea más o menos afín a las tesis de Israel.

El actual gobierno norteamericano multiplica los llamados para que Israel mantenga la calma y la moderación como ya expusimos, pero obvia los continuos ataques terroristas contra la población civil que vive y muere bajo los misiles lanzados por los vecinos de Gaza y alrededores.

El desfile de la Bandera es una reivindicación ética, moral y espiritual de la soberanía de Israel sobre todo su territorio excepto sobre el más importante y significativo para los judíos que es el Monte del Templo.

¿No sabías que el Monte del Templo es una especie de territorio autónomo gobernado por los jordanos? Pues si amigos, la Bandera de Israel no podrá ondear en el Monte del Templo, de momento, pero si ondean de poco en poco las banderas de los diferentes grupos terroristas y sus cómplices oficiosos la llamada Autoridad Nacional Palestina.

La falta de autoridad del gobierno sobre todo el territorio de Israel impondrá que la Marcha de la Bandera no pueda procesionar por el Monte del Templo. Las muchas presiones, amenazas y llamamientos a la guerra impúdica, nada de santa, aconsejan no pasar por tan emblemático lugar en el centro del corazón del Pueblo Judío.

La reunificación de Jerusalén durante la Guerra de los Seis Días de 1967 marcó un antes y un después en la vida de los judíos, pero bajo los acuerdos con Jordania la celebración se tiñó de nostalgia por lo que pudo ser, no fue y no es en la actualidad.

La reunificación de Jerusalén no estará completa hasta que la bandera de Israel ondee en el Monte del Templo bajo la total soberanía del único Estado Judío del mundo.

La Capital de Israel Jerusalén siempre ha sido y será una piedra pesada para todos los pueblos que pretendan cargarla, entiéndase tener autoridad sobre ella, tal como dijo el profeta Zacarías.

Todos los pueblos que han querido jugar a piedra, papel o tijera con Jerusalén se han herido, cortado y al final hecho trizas. Qué se lo digan a los griegos y romanos o más recientemente al Imperio Británico.

Por esta y otras muchas razones los Estados Unidos como supuesto nuevo poder hegemónico mundial, si es que desea mantenerlo, debería aprender de la historia. Muy especialmente de esa historia que está escrita por el Cielo. Hazlo saber.

 


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