Al terminar la Segunda Guerra Mundial, el Rabino Shlomo Kahaneman, director y fundador de la famosa Yeshiva de Ponovich, viajó a Roma con una especial misión: quería visitar el Arco de Tito.

El asombro de los anfitriones fue muy grande. Ellos sabían que el rabino no tenía la intención de tomarse una foto en el Arco de Tito, así como hacen los turistas. Ningún otro lugar menciono el Rab en absoluto, solo quería ir a visitar el Arco de Tito.

Para ellos era claro que el rabino le daba mucha importancia a la visita, y tenían mucha curiosidad por verlo allí y entender el significado de la extraña petición. Ese día, el clima era muy frio y tormentoso, pero el rabino no estaba decidido de cancelar la visita. Él y sus acompañantes se dirigieron hacia el Arco de Tito.

Uno de ellos era el rabino Dr. Moshe Rothschild, quien escuchó al rabino repetir varias veces la frase:

” Voy a saldar cuentas con él de una vez por todas”.

No sabían con quién quería ajustar cuentas el rabino.

Quienes conocían al Rab Kahaneman, sabían que se trataba de una personalidad con un corazón puro, sin embargo, esta frase no coincidía con su categoría. Parecería que esto de “cerrar cuentas” era muy importante para el Rab, y estaba decidido a hacerlo de cualquier forma…

Cuando llegaron al Arco de Tito en Roma, el rabino le pidió al taxista que se detuviera y se bajó del taxi, seguido de sus acompañantes.

El fundador de la Yeshiva de Ponovich se paró frente al Arco de Tito, y comenzó a murmurar algunas palabras. Luego de 10 minutos, les dijo a los asistentes que ya podían marcharse. Todos habían quedado sorprendidos. Pero uno de ellos no se contuvo y se dirigió al rabino :

“Perdón rabino, pero ¿qué pasó aquí? Durante todos los días que usted estuvo aquí, se encontraba ansioso esperando esta visita. Y ahora que usted ya está aquí, en unos pocos minutos, dice que podemos irnos. ¿Tanto esperó para esto?…..¿Qué fue lo que usted dijo allí junto al antiguo Arco de Tito?”

Titus, Titus…

Entonces el Rab Kahneman alzó sus ojos en los que brillaban las lágrimas, y les dijo:

“Miren….cuando este Arco fue erigido como símbolo de la victoria de la gloriosa Roma, la condición del pueblo de Israel era trágica. El futuro parecía conducir hacia la destrucción total del pueblo judío. Los refugiados judíos que habían quedado después de la dura guerra alrededor de Jerusalén, son los que quedaron luego de una cruel y terrible matanza del ejército romano, y fueron llevados en condiciones deplorables, y vendidos como esclavos en todos los puertos del Mediterráneo. Entonces se esperaba un exilio duro y cruel, sin luz al final del túnel, a merced de gobernantes déspotas y tiranos, quienes les impusieron penas insoportables y duras, con el objetivo de humillarlos y oprimirlos.

Algunos de los cautivos incluso tenían la tarea de luchar como gladiadores contra los animales depredadores, al sonido de los aplausos de la multitud para convertirse en sus presas. ¡Quien hubiese imaginado la magnitud de la destrucción!

Mientras Tito en Roma era llevado en andas por la multitud, a la cabeza de una procesión de la victoria coronada de gloria y honor. Incluso se le construyó un Arco en su honor, por su gloria.

Quien vivió en ese momento, ciertamente vio a Tito como el vencedor, y a los judíos como vencidos.

Entonces, cuando me paré al pie del Arco, pregunté:

Titus, Titus, ¿dónde estás tu hoy?  Yo estoy aquí…..

Han pasado cerca de dos mil años, y una vez más estamos haciendo un balance.

¿Dónde están los judíos y dónde estás tú, Tito?

Hace dos mil años quisiste exterminar y desaparecer al pueblo de Israel sin dejar huella, ni nombre, ni recuerdo.

Mira Tito…..¿quién te conoce hoy? Quien camine por aquí entre las calles de Roma y les pregunte a los niños, ¿quién era Titus?, ni siquiera sabrían repetir tu nombre correctamente… Después de todo…..no queda nada de ti.

¿O acaso existen personas en este mundo que se consideran sucesores de tu legado?…

¿Y quién es Tito?

¿Quién sabe y quién lo vio?

¿Quiénes son sus descendientes?

¿Cuál es su fe?

¿Existe alguna conexión entre Tito y la Roma de hoy?

¿Hablan la misma lengua?

¿Profesan la misma Fe?

¿Existe una cultura en común?

¡La respuesta a todas estas preguntas es negativa!

No hay ninguna conexión….”Entonces…. ¿quién fue el verdadero ganador?”

En la guerra prevaleció Roma, pero en la batalla de la supervivencia y la eternidad, la victoria fue nuestra.

Esos judíos cautivos y derrotados aún están vivos, y sus descendientes continúan con todo su legado, respetando el Shabat, colocándose los Tefilín y rezando por la reconstrucción de Yerushalaim”.

Un huérfano no tiene padres. Una generación huérfana no tiene hijos.

“En cuanto a mí, yo vengo ahora de Bnei Brak en la Tierra de Israel. La tierra que ustedes querían destruir y que, en este mismo momento, más de quinientos jóvenes están sentados estudiando la Torá que ustedes mismos estaban tan ansiosos de hacérnosla olvidar. ¡Y esto es solo en mi Yeshivá……aparte de los cientos de Yeshivot e instituciones de Torá en todo el mundo, donde hay más de miles y miles de estudiantes de Torá!”

Pero el Rab de Ponovich aún no había terminado sus palabras, mientras varios jóvenes gentiles y turistas se reunieron a su alrededor, pero él Rab no tuvo miedo, y continuó hablando en la plaza junto al Arco de Tito.

“En verdad Tito, tú has saqueado y deshonrado el Templo Sagrado de una manera terrible, pero yo te sugiero que vengas ahora al Kotel Hamaarabi, a lo que queda de nuestro templo, y veas cómo los judíos se paran allí día y noche y lloran por la destrucción, y esperan y desean la construcción del templo Sagrado. Y quiero que veas con tus propios ojos como ellos estudian y memorizan el diseño del Bet Hamikdash y todo su trabajo (Avoda), y esa es la señal y el milagro más sorprendentes de que nuestro templo se construirá pronto.

A través de las generaciones, no solo tú quisiste exterminarnos.

Sin embargo, todos ellos siguieron tus pasos, Tito.

“¡Así ustedes también…todos serán pisoteados bajo las ruedas de la historia, y el mundo los ignorara, pero nosotros continuaremos y glorificaremos el mundo de nuestro Creador hasta el final de todas las generaciones!” “¡Mientras tú has sido olvidado para siempre, y has perdido tu nombre, el pueblo judío volvió a florecer!”

Dijo luego el Rab Shlomo Kahneman: Yo sabía que solo aquí, estando parado junto al Arco orgullosamente imponente, podía sentirlo con todo mi corazón, mucho más que en mis pensamientos y en mis oraciones durante todo el año y en cualquier otro lugar. Aquí, parado frente al Arco de Tito, vi que el pueblo de Israel es eterno y que existe para siempre, y entonces le dije gracias al Creador del mundo que cumplió su promesa a su pueblo a pesar de las crisis y de las olas del embravecido mar de la vida.

”VAANI ZOT BERITI, OTAM AMAR HASHEM, RUJI ASHER ALEJA UDBARAI ASHER SAMTI BEFIJA”.

“LO YAMUSHU MIPIJA UMIPI ZARAJA UMIPI ZERA ZARAJA AMAR HASHEM MEATA VEAD OLAM”.

 Y este es mi pacto dijo DI-s: Mi espíritu que está sobre ti y las palabras que he puesto en tu boca, no serán quitadas de tu boca y de la boca de tus descendientes y de la boca de los descendientes de tus descendientes desde ahora y para siempre”!.

 Esa fue una ocasión muy conmovedora, que ilustró la eternidad del pueblo judío frente a la desintegración de todas las demás ideas y naciones que se han levantado y caído a lo largo de todas las generaciones. Esas palabras expresadas por el Rabi Shlomo Kahneman rente al Arco de Tito, deben quedar grabadas en nuestras mentes y en nuestros corazones, cada vez que nos encontremos con personas que tratan de hacernos olvidar la Torá y las Mitzvot.

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