Silvio Berlusconi, fallecido este 12 de junio a los 86 años, fue un político que en su agenda siempre estuvo la defensa de Israel, pero que mantuvo una polémica postura ante el neofascismo italiano.

Un apasionado defensor de Israel

Berlusconi fue durante mucho tiempo fue admirado por el campo pro-Israel en Italia. Un aliado cercano de George W. Bush y su guerra contra el terrorismo, bajo su liderazgo, Italia se unió a las guerras en Afganistán, Irak y Libia.

A menudo elogió al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu por “su defensa de la seguridad de Israel contra el terrorismo y los peligros del extremismo islámico”, de acuerdo con Haaretz.

Cuando visitó Israel en 2010, Berlusconi dijo que soñaba con “tener a Israel en la Unión Europea”.

Llevar a Israel a la UE ha sido durante mucho tiempo una fantasía común en la política italiana, especialmente en los círculos que ven de manera abstracta al Estado judío como un bastión occidental contra el Islam.

Tras la muerte de Berlusconi, Netanyahu lamentó su muerte y lo llamó un “gran amigo de Israel“.

“Me entristeció mucho la muerte de Silvio Berlusconi, el ex primer ministro de Italia. Mis más sinceras condolencias para su familia y el pueblo italiano. Silvio fue un gran amigo de Israel y estuvo a nuestro lado siempre. Descansa en paz mi amigo”.

Benjamín Netanyahu y Silvio Berlusconi en Jerusalén en el año 2010.

… y de Mussolini

Antes de Berlusconi, los nostálgicos del régimen de Mussolini estaban fuera del escenario principal de la política.

El Movimiento Social Italiano, cofundado por Giorgio Almirante, exeditor de la revista Defensa de la Raza que sirvió como medio para la propaganda antisemita bajo el gobierno de Mussolini, era mal visto desde la izquierda y la derecha.

Pero Berlusconi convenció a algunos de los líderes del movimiento para suavizar su imagen, cambiar el nombre del partido a Alianza Nacional y luego los invitó a unirse a su gobierno.

Esto culminó con la visita del líder de Alianza Nacional, Gianfranco Fini, a Israel en 2003, donde condenó el fascismo como un “mal absoluto”.

Pero eso no duró mucho: en 2012, la Alianza Nacional se transformó en los más extremistas Hermanos de Italia, el partido que hoy tiene las riendas del poder en el país, y posteriormente dejó de rechazar abiertamente el fascismo.

Giorgia Meloni, primera ministra de Italia y líder de Hermanos de Italia

La propia relación de Berlusconi con el pasado fascista de Italia también fue controversial.

En una entrevista de 2003 con el semanario británico The Spectator, Berlusconi afirmó que “Mussolini nunca mató a nadie”, sugiriendo que los 7,000 judíos italianos que fueron asesinados en el Holocausto no contaban o no debían ser considerados responsabilidad del régimen fascista.

Hablando en ese momento, el entonces jefe de la comunidad judía de Italia, Amos Luzzatto, dijo que “no estaba sorprendido” por el comentario, “simplemente entristecido”.

Berlusconi reiteró esa declaración en 2013 cuando habló en el Museo del Holocausto de Milán, de entre todos los lugares, durante una ceremonia de conmemoración de las víctimas: “Las Leyes Raciales [que despojaron a los judíos de sus derechos civiles en 1938] fueron el peor pecado de un líder que, en otros aspectos, logró muchas cosas positivas”, declaró.

En ambas ocasiones, las palabras de Berlusconi reflejaron una opinión, común entre los derechistas italianos, de que la persecución de los judíos fue el único error de un régimen por lo demás bueno, y que Mussolini no fue directamente responsable del Holocausto.

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